La adaptación al medio

La adaptación al medio. He aquí una frase que se oye a las veces en labios de los que sostienen que las cosas van mucho mejor de lo que creemos y que la doctrina socialista es un conjunto de ensueños y locuras. Con eso de adaptación al medio, es decir, acomodarse a las circunstancias, quiere demostrarse la superioridad intrínseca de la burguesía sobre los socialistas. Es cierto que hay que acomodarse a las circunstancias, que hay que adaptarse al medio, so pena de sucumbir, y sirva esto de paso de contestación a los pendejos que nos echan en cara a los socialistas el aprovecharse de instituciones y procedimientos burgueses. Es cierto que hay que acomodarse a las circunstancias, pero estas varían, el medio varía y se modifica y puede una acomodación llegar a ser una verdadera desacomodación para la burguesia. Además, como estamos viendo, en que la lucha ideológica se acerca a su momento culminante, una pequeña fracción de ésta clase burguesa reniega de ella y se adhiere a la clase revolucionaria, a la clase que lleva en sí el porvenir.

Los oposicionistas que se las echan de algo, enterados de lo que es eso que llaman socialismo, no repiten ya la estupidez de que éste busca el reparto, a la manera que ellos entienden eso del reparto. Son ya menos que antes los que, no conocen más socialismo que lo que les informan los medios de comunicación privados y los dirigentes de la Conferencia Episcopal. Poquito a poco se van enterando, aunque mal, de las cosas, y aunque todavía no les entra en la cabeza principios de economía, corrientes hoy en la ciencia, no siguen ya tan apegados a las falacias de lo que llaman escuela “ortodoxa” económica.

Sabido es que no tienen sus cabezas para comprender que la solución por cuyo advenimiento trabaja el socialismo es la que tiene que venir por la fuerza misma del proceso económico, que ellos han fundado y defienden, y que sólo se trata de remover los obstáculos que a la marcha regular oponen ellos, los oposicionistas. Abría que despejarles la cabeza de la lumpia que en ella tienen, para meterles la idea de que el proceso económico libre de trabas nos lleva a un estado en que el capital no producirá nada a quien no lo trabaje por sí, ni le producirá más que lo que valga su trabajo; a un estado en que volverán a unirse el capital y el trabajo, disponiendo libremente el pueblo del instrumento de su labor.

Otra cosa que se les olvida con bastante frecuencia es la importancia de la asociación para la lucha, que hace que, uniéndose por sentimiento de solidaridad los débiles, puedan resistir y aun con el tiempo vencer a los fuertes.

Este pensamiento debe darnos la fuerza para remontar todos los obstáculos, soportar las más duras puebas; nos debe consolar de todas las miserias de los tiempos pasados. Hace falta que veamos claramente el fin que perseguimos; hace falta que rompamos el triple yugo que nos oprime y oscurece nuestra vista. El yugo de la fuerza brutal; el yugo del dinero sin piedad ni conciencia; el yugo de los prejuicios hereditarios. Hace falta comenzar por romper el último, que es el que se adueña de nuestro propio interior.

Así surgió esta clase media burguesa, que nos utilizó para acabar con los privilegios antiguos, y a la vez, elevar su dominación sobre el pueblo pobre y excluido, e imponer su régimen de castas en lo que estamos inmersos, sólo que hoy, cegados por igual ceguera que la que perdió a sus predecesores los antiguos mantuanos, se empeñan en conservar a todo trance sus privilegios y cierran los ojos a la luz.

Las cosas han cambiado y no poco, el pueblo va adquiriendo conciencia de su fuerza y de su derecho de la justicia de su causa, con que los fortalece el socialismo. Por otra parte, la acción personal del capitalista, útil en su tiempo para la conformación del régimen industrial, como lo han reconocido todos los socialistas de alguna ciencia desde Marx acá, esa acción es cada vez más funesta.

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Mi humilde opinión a los que están hablando de tender puentes, o “pactos” con el oposicionismo pitiyanqui.

Cuando se habla hoy de tender puentes, de fraternización entre los oposicionistas apátridas y el Gobierno Revolucionario, sinceramente creo que estaríamos meando fuera del perol. A los que hablan de tender puentes yo sólo recuerdo un Puente. Los asesinatos de Puente Llaguno

Tender puentes no se trata de concepciones políticas, sino de realidades sociales. La Revolución no es una lucha por tal o cual forma de Estado, sino un movimiento social; y, una “democracia” a lo puntofijismo es una falta de sentido. La democracia ha pasado a ser un principio del pueblo, el principio de las masas, y entre las fuerzas socialistas se pueden contar las masas democráticas. Los sueños quiméricos, de la paz eterna bajo la égida de la organización política cuarta republicana, se han vuelto tan ridículos como las frases sobre la unión del pueblo bajo la égida de la libertad, del capitalismo... Sólo el pueblo es capaz de fraternizar bajo la bandera de la democracia socialista, puesto que la burguesía tiene que defender intereses particulares, y como el interés es, para ella, el elemento determinante, no puede elevarse por encima del nacionalismo.

Salud Camaradas.

Hasta la Victoria Siempre.

Patria, Socialismo o Muerte.

¡Venceremos!

manueltaibo@cantv.net


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Manuel Taibo


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