No son muchas las imágenes que llegan a mi memoria de aquello aciagos días del 27 de Febrero de 1989, hace 20 años, recuerdo sí que me encontraba en el silencio tratando de llegar al 23 de Enero, donde vivía para entonces, observando por todos lados las patrullas de la policía Metropolitana, algunas unidades militares y un autobús quemado frente a la plaza O’Leary. Si me percaté de que había una protesta social y la gente estaba saqueando negocios. Me preocupé mucho porque quería llegar a casa y no había transporte alguno. Mucha gente corriendo por aquí, otros por allá. Lo cierto es que pude llegar a mi destino. Muchos rumores corrían desde entonces, se hablaban de centenares de muertos y heridos. Por la noche se iba la luz en todo el 23 de Enero y comenzaba a escucharse una racha de ráfagas de metralletas por los militares que salieron a cumplir la orden presidencial de poner orden e imponer el toque de queda al suspenderse las garantías de seguridad.
Jamás en mi vida aún haber sido militar había escuchado tanto traqueteo de metralletas, pensé que estarían matando a medio mundo en todo ese sector. Al día siguiente ante el temor de ser alcanzado por esos proyectiles me quede en Catia en el apartamento de una familia amiga. Por la noche vi por horas como pasaban la gente llevando a sus casas en los barrios todo tipo de artículos domésticos y comida. Supe de la masacre en la Cárcel Modelo por unos policías desde un helicóptero. Verdaderamente yo para entonces contaba con 24 años de edad y no era lo suficiente maduro y consciente en temas políticos. No me daba cuenta de lo que realmente estaba sucediendo, no me percate del peligro, no tenía plena conciencia de las erradas políticas del Gobierno, era en pocas palabras un ignorante en la política.
Apenas estaba medio despertando al hecho político, desde entonces di un viraje hacia la izquierda. La izquierda para mí era como el diablo porque por mi formación cristiana no católica tenía sembrada la semilla del anticomunismo, y en mi falta de conocimiento histórico e interpretación socio-político respaldaba en algo a la derecha. Recuerdo que comenzó en mí una sed por saber, por entender e interpretar o que estaba sucediendo. Para mí el 27 de febrero fue el inicio de la conciencia política, comenzó una sed enorme por lo político, quería realmente entender lo que pasaba en mí nación, de superar mis temores religiosos con respecto a la políticas izquierdistas de la que siempre consideraba de guerrilleros, entiéndase por guerrilleros, gente loca, mala o extremadamente violentas.
La Causa Radical fue muy favorecida por los sucesos del 27 de febrero al comenzar ser desplazado el bipartidismo adeco-copeyano. Me afilié a dicho partido iniciándome en una interpretación más seria de la realidad de mi país. Estoy muy agradecido de mi camarada, ya fallecido, Prof. Thelmo Henríquez, Ex-Concejal de la Parroquia San Juan en Caracas, igualmente a su esposa María Chirinos siempre consecuente con el Pueblo, quienes fueron como mis tutores en la praxis como en la teoría política fueron sacándome de la oscuridad.
Lamentablemente la Causa Radical a 20 años es una sombra del pasado por traicionar al pueblo y no haber estado a la altura de la historia y su lucha, un partido infiltrado por la Derecha que logró dividir subsistiendo hasta hoy el Partido Patria Para Todos (PPT). No sabemos a ciencia cierta cuantas victimas causó la arremetida adeco-copeyana usando las armas del ejército y policiales. No sabemos las cifras, cuántas familias asesinadas, líderes comunitarios. Lo cierto es que desde ese día se anunció el fallecimiento del modelo bipartidista, del disfrute de la oligarquía criolla, el fin de una era para dar inicio a una nueva república que se comenzaría a gestar en la persona del presidente Hugo Chávez Frías hasta hoy.
Hoy a 20 años de ese suceso las reflexiones y análisis no bastan, hay un pueblo que pide justicia, que se lleve a juicio a todos los responsables de tanta mortandad, que la impunidad no siga protegiendo a ex ministros, funcionarios militares y policiales de aquel entonces que blandió las armas contra el pueblo que se moría de hambre. Escuchaba a un entrevistado en el programa de Mingo y me daba risa de cómo se trataba de justificar aquella masacre y hacía ver que los adecos eran unos angelitos de la guarda.
La oligarquía desde el 2002 anda buscando su 27 de Febrero, acaparando los alimentos, desapareciendo productos de primera necesidad, jugando con la especulación, con la intención de socavar la paciencia de la gente y levantarlos contra Chávez, aunque es obvio que no sucederá porque hoy nuestro Pueblo ha tomado mayor conciencia, sabe interpretar los hechos, conoce las intenciones de la oligarquía, a aprendido a ser soberano. Un 27 de febrero fue la muerte y resurrección popular. La sangre derramada por nuestros compatriotas dieron la semilla para que hoy esté creciendo una hermosa revolución, tengamos a un líder único y vital como Chávez y levantando una nueva República libre y soberana.
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