Cuan rápido pasó el tiempo que en charla amistosa sincera y amena como debe ser entre amigos y camaradas revolucionarios pasé con el buen amigo Federico, aquella mañana sentados en la mesita del hotel donde se hospedara en Caracas hoy bolivariana y “socialista”.
Nuestro intercambio de impresiones fue sin duda demasiado corto, y agarrado casi por los pelos para los acontecimientos tan variados que presenta el menú político venezolano y geopolítico en estos momentos, es difícil el poder elegir y hablar en tan corto lapso de tiempo un único tema para que surja el diálogo fructífero, el intercambio de ideas, de opiniones, de críticas sobre lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto y demás circunstancias que transita hoy por hoy, y trasmite a todos los confines del globo este proceso bolivariano y “socialista del siglo XXI”.
A trancas y barrancas pude llegar al hotel ese día, no podía dejar marcharse a mi amigo, el camarada y compatriota Federico, sin escuchar sus impresiones de este nuevo viaje por tierras de Bolívar –no es el primero-, pues con este, ya son varios- y precisamente en momentos tan decisivos que vive esta revolución, aunque por lo exigente de su agenda –la de Federico- y apremiado de su poco tiempo disponible debido a sus compromisos, y añadido todo esto a los pocos días de su instancia en nuestra capital bolivariana y a los numerosos compromisos ya contraídos antes de su arribo a pedido de amigos bolivarianos venezolanos que lo apreciamos, pues Federico ha sabido ganarse y cosechar este aprecio el Don de la amistad, con sus escritos que tocan los diferentes tópicos de este álgido proceso, siempre con sus opiniones valientes, sinceras, orientadoras y llenas de su vastísimas experiencias ya vividas y acumuladas por su persona en diferentes circunstancias y momentos históricos que le ha tocado vivir, a cada cual más enriquecedor, como lo fue por ejemplo su estadía en Moscú, como estudiante de la Universidad de la Amistad de los Pueblos, hasta lograr su grado en la especialidad de Ingeniero. Él nos ha aportado, opiniones, consejos y críticas constructivas, cuando es un deber revolucionario el hacerlas, hechos estos a los que nos tiene acostumbrados nuestro común y conocido amigo Federico Picado en las diferentes páginas de la Web bolivarianas como “Movimiento 13 de Abril” la de Aporrea entre otras. Además de sus escritos en la prensa costarricense y de otros países.
Se puede decir que Federico es uno de esos seres raros de encontrar, capaz de defender sus opiniones y posiciones en defensa de nuestro proceso a capa y espada, cuando la razón lo asiste. Así, mismo sabe ser fuerte y preciso en sus consejos y en sus dudas cuando algo no marcha en su opinión por el camino correcto y acertado, tanto en lo que se refiere a nuestro proceso, como a las circunstancias políticas de su propia nación Costa Rica, Cuba, Nicaragua o la revolución globalmente entendida de un nuevo mundo, más justo, más humano y radicalmente distinto a las relaciones egoístas del capitalismo.
Martín Guedes, nuestro común amigo, profesor y compatriota valiente, tuvo la acertada idea de invitarlo a su ya conocido y polémico programa, que se transmite los jueves muy temprano por la mañana por Radio Nacional de Venezuela llamado: El Socialismo de las Cosas más Sencillas, donde el tiempo siempre represivo, se nos hizo poco para escuchar las opiniones e inquietudes de este tico internacionalista que lleva este proceso metido en lo más hondo de su alma –diría yo, que lo conozco un poco, en el propio tuétano de sus huesos-.
Me prometió escribirnos a su regreso a tierra tica, escribir sobre sus impresiones de este viaje, Federico, es un viajero incansable, y entusiasta ante las adversidades de la vida, con su lanza en la mano –su pluma- es todo un inquieto y eterno caminante que por tierras de América defiende este proceso bolivariano que lleva metido en su alma y guarda en su corazón.
Aunque no pude acompañarle como otras veces a su eterno saludo al padre de la patria en la Plaza Bolívar. –Cosa que lamento-.
Puedo recomendarle a ustedes amigos lectores, que lean todos, la famosa novela del costarricense Carlos Luis Fallas Mamita Yunai. Obra famosa, de gran colorido narrativo e histórico de la realidad sufrida por los pueblos de Centro América entre ellos Costa Rica, bajo la explotación de la bota yanqui y de la compañía bananera United Fruit Company. Encontraran muchas cosas muy similares a las que en Venezuela sucedieron en otras épocas ya pasadas, pero que no se deben olvidar nunca para evitar que regresen nuevamente. -Como algunos tratan de hacer-. La obra del tico Calufa, como se le conoce cariñosamente a Carlos Luís, está salpicada de un humor muy fino, y de la graciosa y particular manera de expresarse habla modismos y costumbres propias del campesino humilde y sufrido del pueblo costarricense. –Gracias Federico, por este apreciado obsequio- -La estoy disfrutando y devorando como si fuese un caimito, de esos que crecen en los fértiles campos turrialbeños.
Les puedo contar, que el compatriota Federico, siguió al pie de la letra el buen consejo dado por este amigo, de probar la famosa arepa reina pepeada, acompañada de un batido de papaya como la llaman en su tierra tica, a lechosa le decimos nosotros, le gusto mucho y me dijo: “esa arepa era todo un almuerzo”. Puedo contarles, que aunque no comió sapoara, como dice una típica canción guayanesa, si deja su corazón y sus sentimientos eternamente unidos con Venezuela Bolivariana y su pueblo.
¡Hasta la Victoria Siempre!
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