Creo que quién asume una responsabilidad está obligado moralmente a responsabilizarse por ella. Creo que el Comando Ayacucho, a todas luces, cometió una buena cantidad de errores. Creo qué, así como habría sido merecedor de todo nuestro más entusiasmado reconocimiento si se hubiesen alcanzado los objetivos buscados, con mayor razón nos debe, -a todos- un sano ejercicio de autocrítica y un ponderado análisis de los errores cometidos.
No soy yo quién puede o debe dar estas explicaciones, pero sí creo que puedo y debo hacer un ejercicio analítico que nos ponga a salvo de indebidas cacerías de brujas, detrás de las cuáles se esconden, no pocas veces, oscuros intereses, o peor aún, de sentimientos pesimistas absolutamente ajenos al espíritu revolucionario. Así que enumeraré algunos de los errores que, supongo, se cometieron en la recolección de firmas del 21 al 24 de noviembre pasados:
1. TRIUNFALISMO. En cualquier batalla, válido también para cualquier obstáculo a vencer en la vida, éste gravísimo error es causante de infinitas victorias trocadas en derrotas. Que el mismo 21 en la tarde el CA anunciara que “la avalancha de firmantes ha sido tal que prácticamente están revocados todos los diputados traidores y salta talanqueras” pudo haber tenido un efecto nocivo en el comportamiento de los compatriotas quienes asumieron que “si hay tanta luz para que necesitan mis fósforos”.
2. EL FACTOR CHÁVEZ. No se si lo que voy a decir gustará a todos, quizás no, pero le he pedido a mi pluma negarse a escribir cuando lo que le ordeno no me sale del alma. Los partidos políticos que secundan el proceso, al menos desde el punto de vista de la convocatoria a las masas, no existirían sin Chávez. Es el líder presidente el alma, el cuerpo y la razón de todas estas organizaciones. Más aún, son Chávez, por Chávez, con Chávez y en Chávez (como se dice en la liturgia cristiana respecto de Cristo), y casualmente la convocatoria a firmar no tenía ese poderoso imán en el centro. No estaba en juego, al menos en el análisis popular, el nombre, la figura o la seguridad del Comandante. Las firmas tenían un “plomo en el ala” que debió ser tomado en cuenta por los estrategas del CA.
3. DESCUIDOS. Para esos días pocos se imaginaron lo “dura” que se pondría la cosa a nivel de Comité de Control de Calidad, Comité Técnico y Comité Técnico Superior una vez que llegó hasta ellos la avalancha de triquiñuelas organizada por SUMATE. Esto que digo es tan cierto que, todos ustedes recordarán, como a los pocos días de haberse iniciado el control de las firmas de la oposición, el promedio de firmas rechazadas o colocadas en reparo no alcanzaba el promedio del 9%, y qué, fue en ese momento cuando se endureció el control y los promedios, a partir del estado Lara, (número 11 del total), se elevaron a más del 50%. Recordarán que se debió revisar de nuevo los primeros once estados para detectar todas las irregularidades. Por tanto, es evidente que no existió en el CA suficiente celo para evitar que, -como ha ocurrido- en algunos casos las planillas anuladas por inconsistencias en las actas, (errores), llegara hasta 40%. Del mismo modo también se incurrió en el error de las planillas asistidas, en este caso por descuido e impericia.
No obstante estoy persuadido por ética revolucionaria, sin la cual ni se es revolucionario ni se es nada, que alcanzaremos nuestros objetivos, a diferencia de la oposición tramposa y malamañosa, porque lo que en nuestro caso son errores perfectamente reparables dentro del marco de las normas establecidas por el CNE, en el caso de los golpistas es fraude incorregible. Por tanto, al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios. Al CA, ejercicio severo de autocrítica sin anestesia. A la revolución, coronarla con la victoria en los reparos porque los revolucionarios no hacemos trampas. Porque el pueblo revolucionario existe, porque el pueblo revolucionario está ahí y porque el pueblo revolucionario, abnegado y valiente responderá, como lo hizo el 13 de abril de 2002 y como lo ha hecho y lo hará cuantas veces sea necesario, en este caso saliendo a confirmar que sus firmas son sus firmas y como son suyas no se las quita nadie.
Así será porque así son los pueblos, hasta la victoria siempre. Patria y Vida.
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