¿Cuál crisis?

   En los últimos tiempos mucho estamos leyendo, oyendo y viendo en los medios informativos acerca de la crisis económica internacional. Muchos son los eruditos en economía y finanzas que con su verbo técnico aparecen en estos medios, o en centros universitarios y otros escenarios, dando explicaciones respecto a la crisis de la  economía global, discurso en el que explican lo que ocurrió, lo que está ocurriendo y ocurrirá en ese ámbito que, pese a que nos afecta a todos, aparentemente sólo unos pocos dominan por sus expertos saberes.

 A esta élite tecnocrática bien le cabe lo que señala la sabiduría popular: No explique porque enreda compadre…, pues en la mayoría de los casos el discurso sólo es entendido y creído por ellos mismos. Es más, de tanto justificar lo injustificable, terminan concluyendo como el filósofo de Rubio (CAP): “ni una cosa ni la otra, sino todo lo contrario…”, tal como le ocurrió a unos economistas venezolanos en un programa televisivo que, tratando de atacar el intervencionismo del régimen, olvidaron que el sistema financiero mundial está siendo intervenido por los respectivos gobiernos de USA-Europa-Japón, entre otros, en clara demostración de la incapacidad del mercado para autorregularse y equilibrar a la economía sin la ayuda del Estado.

 En anteriores reflexiones dijimos que tal preocupación la manifiestan desde ilustres profesores universitarios (de otras no menos insignes universidades claramente opositoras al gobierno), hasta colegas que se asumen rojos-rojitos por fuera, pero en cuyo pensamiento economicista subyace la lógica del capital. En consecuencia, no es cuestionable que los economistas neoliberales defiendan al capitalismo globalizado. Esa es su función. Para eso fueron formados y desarrollados como el “recurso humano”, utilizable en lógica defensa de la acumulación del capital y la explotación al trabajo; la lógica de los máximos beneficios y mínimos costes, en detrimento de las condiciones socioeconómicas de los trabajadores. Y como la susodicha crisis  está afectando a los capitalistas, la lógica es defenderles a toda costa y hasta agotar la última neurona por la cual pagan sus patronos. No olvidemos que en el juego del capitalismo, todos pueden perder menos los dueños del capital, pues se trata de privatizar las ganancias y socializar las pérdidas, en la más auténtica expresión de la ley del embudo.

 Por eso lo curioso de este asunto es que quienes asumiéndose socialistas se preocupen por la caída del sistema capitalista. Esa confusión, puesta de manifiesto por algunos de nuestros colegas en medios informativos y hasta en las aulas universitarias, debe superarse a la brevedad posible. No entendemos que algunos colegas-camaradas anden “preocupados” por la quiebra del capitalismo, ese sistema oprobioso y perverso que tanto hemos combatido durante años y que al fin vemos derrumbarse.

 Recordemos que el capitalismo y el Socialismo son, por antonomasia, sistemas sociales, económicos y políticos diametralmente opuestos e incompatibles, por tanto: lo que afecta a uno favorece al otro.

 Pensamos que la crisis del capitalismo debe ser motivo de festejo, alegría y júbilo entre quienes consideramos al socialismo como la única opción de futuro y progreso para la humanidad. No debemos buscarle medicinas al monstruo enfermo, pensando en su recuperación como si esa fuese la salida adecuada y saludable para la sociedad. No podemos ni pensar en devaluar nuestra moneda, liberar precios, congelar salarios, aumentar de precio la gasolina, y eliminar el control cambiario, entre otras neoliberaleadas (por usar algún término inexistente). Si el capitalismo está muriendo… ¡¡¡ayudémoslo a morir de una vez por todas, para que pueda nacer y fortalecerse el socialismo!!!

 Entendamos que quien está en crisis no es la humanidad ni el Socialismo bolivariano que está naciendo sano, fuerte y vigoroso en América Latina, con Venezuela a la vanguardia. Que las medidas tomadas en el país no son paliativos populistas, sino la alternativa socialista para favorecer al pueblo de los efectos importados con las relaciones internacionales. Entendamos de una vez por todas que esta no es una crisis de nuestro naciente modelo económico, que al contrario: es la gran oportunidad de hacer justamente lo inverso al capitalismo: proteger al trabajo sin preeminencia del capital. Que es imposible bajo una economía socialista hacer lo que recomienda la lógica capitalista, y por ello nuestras medidas económicas deben ser diferentes, y si no están inventadas recurrir a la creatividad e innovación, como lo hizo el capitalismo para sepultar al feudalismo…

 Contrario a la lógica del capital el socialismo asume al Estado como expresión de la sociedad, la cual constituye su razón de ser y máxima preocupación. No es la propiedad privada sobre los medios de producción, ni la conveniencia individual en el intercambio, ni los intereses ilimitados disfrazados de libre iniciativa, los que darán la mayor suma de felicidad al pueblo… como tampoco es cierto que la libre empresa genera la satisfacción a las múltiples necesidades de la sociedad; ni que el mercado regula la relación entre producción (oferta) y las necesidades de consumo (demanda), sometidas ambas a un libre juego sin planificación ni control; ni que las leyes deben proteger los intereses de las minorías ricas, en detrimento de las mayorías empobrecidas por la lógica depredadora del capital…

 Por eso nos preguntamos en esta reflexión: ¿Quién es el que está en crisis? ¿A quien afecta la crisis?... O mejor dicho:    ¿Cuál Crisis?

albanozam@yahoo.com


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Albano Zambrano

Economista Agrícola. Profesor de la UPT ?Argelia Laya?

 albanozam@hotmail.com

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