A propósito de la Plaza Francia de Altamira

Grandes, medianas y enanitas tomas

Visita el sitio web del internacionalista y profesor universitario Reinaldo Bolívar en: http://www.geocities.com/reinaldobolivar, donde puedes encontrar todos sus artículos de opinión.

Mi tío Atanasio, es uno de esos hombres de pueblo que llamamos, con admiración (o ¿sana envidia?), los que hemos estudiado alguna profesión “autodidacta”. A este tío le encanta la historia. En estos días presencié una de sus mejores actuaciones como orador (oírlo contar sus anécdotas es un verdadero espectáculo). Todo ocurrió a propósito de que en casa de un familiar alguien pasaba los canales televisivos y le dijo al tio Tano, como para provocarlo: “Qué le parece la toma de la Plaza Francia, mi tío”.

— ¿Toma? Será tranca, ellos mismo se encerraron ahí. Porque que yo sepa esa plaza es de ellos. Del Alcalde de Chacao, me refiero. Toma las de antes. Toma es cuando hay riesgo, cuando alguien te repele, cuando se pasa trabajo. Eso de Altamira lo que es una verbena.

Y entonces, el provocador, le dijo “no me venga con filosofía tío Tano. Toma es toma”. Y allí fue cuando Atanasio se vino con una historia de tomas, que aunque no tuvo desperdicio, les trasmito lo que recuerdo del asunto que viene al dedillo por el asunto ese de los “exmilitares altamiranos” cómodamente en rebeldía. Si bien consulte algunas fechas con una enciclopedia, debo reconocer que mi tío no se peló en casi nada.

Tomas las que se hacen por verdaderos ideales, por los más pobres. Así arrancó el viejo tío. Toma la de la Bastilla, que por cierto si fue en Francia. Aunque dicen que los guardias eran mochos y suizos, pero para disparar lo que hace falta es un dedo. La Bastilla era una cárcel de lujo. Un súper Junquito, como la Ahumada de Carlos Andrés Pérez en Oripoto. Era tan chévere que los presos se levaban a su familia a vivir con ellos y el gobernador se iba a comer con los presidiarios, que eran como 7. Por eso es que el pueblo, en lugar de tomar el palacio de gobierno de Luis XVI, se hizo con la Bastilla. Eso fue el 14 de julio de 1789. Los franceses dicen que allí empezó la revolución. 40 paisanos cayeron y sólo uno de los mochos. Esa fue un alzamiento más que contra el rey, contra la oligarquía francesa.

Toma candela la del Palacio de Justicia de Colombia, en noviembre de 1985, donde el gobierno de Betancur (no el de aquí, que también le metía al sadismo con su “dispare primero y averigüe después”) sino el de allá, que le metió tanques y bazucas a 35 guerrilleros, se llevó por el medio a 11 magistrados (que casualidad 11) y a 200 civiles. Los guerrilleros estaban pidiendo la reactivación de las negociaciones de paz y Betancur no le dio ni paz a sus restos.

Y antes de eso, por lados de Medio Oriente, sitio que no le gusta mucho a los gringos, en Irán, unos estudiantes le tomaron la Embajada y le secuestraron a toditos los funcionarios. Fue en 1979, les mandaron hasta helicópteros y los estudiantes nainai. Pedían que los estadounidenses liberaran las cuentas iraníes en el exterior. Con decirle que a los americanos se les cayó un pájaro de esos Y al final, tuvieron que liberar las cuentas porque los párvulos estaban resteados y los rehenes pidieron cacao. Allí no valió televisión alguna. Hoy a los yanquis les da vergüenza hablar de aquello.

A los que si le salió mal el asunto fue a los Tupac Amaru de Perú. Ellos tomaron la embajada japonesa en Lima para pedir la liberación de los presos políticos del fujimorismo. Su consigna era “Dios y Patria o Muerte, todo es lícito menos dejar perecer a la patria”. Pero resulta que cuando eso el chino tenía mucha popularidad porque a cuenta de que había acabado con el terrorismo era el consentido de la prensa nacional y mundial. Así que a los peruanitos nadie les paró y no salieron en ninguna televisión, salvo para decir que eran unos satanes. El Fuji los dejó allí de diciembre de 1996 a abril de 1997 con 200 rehenes, y cuando se confiaron, se los echo al pico a plomazo limpio. Todos los muchachos muertos y un solo rehén fallecido. Los secuestradores prefirieron morir a usar a civiles como escudo. El chino salió cubierto de gloria, por la misma prensa y los organismos internacionales que 3 años después lo sacarían del poder acusándolo de criminal.

Pero sigo con los estudiantes y con los chinos de verdad. Esta vez los de la Plaza Tianamen en junio de 1989. Y mire que en China si hay un partido único y fuerte. El que se resbala se los raspan. Pero a eso no le tuvieron miedo millares de estudiantes que tomaron la Plaza Tianamen, sabiendo lo que les esperaba, para pedir a los gobernanantes más democracia. Y parecía que lo iban a lograr, porque el Presidente estaba dispuesto a oírlos hasta que se metieron los viejos conservadores de siempre, esos que no quieren comprender que su tiempo se acabó, esos tipos Miquelena, Tejera París, Escobar Salón, CAP, Teodoro, Salas Romer y otros aferrados al pasado. Bueno esos viejitos decretaron el estado de sitio y acribillaron a los estudiantes, a 155 jóvenes chinos que murieron por sus ideales en una plaza pública sin baños portátiles, sin hoteles cuatro estaciones y sin alcaldes que los proteja. Que vaina chico.

Pero no son sólo los estudiantes. Hay una toma que lleva casi 30 años. La de las Madres de la Plaza de Mayo. Esas mujeres si tienen guáramo. Reclamaban a sus hijos desaparecidos y lo hacían en plena dictadura militar. Se reunían jueves tras jueves a las 3 y 30 de la tarde, frente al Palacio de Gobierno, armadas solo con un pañal en la cabeza, 5 padre nuestro y 50 avemarías. Y las metían presa y pa lante, y las golpeaban y pa lante. Esas si son damas que saben por qué luchan. Eso es en Argentina. Nadie les paraba, la prensa las censuraba. En ningún diario escribían la palabra “desaparecido”, como aquí no escriben “golpe de estado”; porque siempre los poderosos quieren tapar el sol con un dedo. Y allí están las madres de la Plaza de Mayo, con su actividad mundial y todos los jueves marchando en esa plaza, sin necesidad de guindarse de las trenzas de un militar o hacerse las víctimas para salir en TV.

Una toma bien bonita fue la de los indígenas de Ecuador, con Lucio Gutiérrez a la cabeza en enero del 2000. Una toma pacífica y popular, con los de abajo, con los desposeídos. Un movimiento inspirado en Bolívar, Sucre y los antepasados aborígenes. Tan fuerte que el Presidente renunció y ahora parece que el indio Lucio puede ser jefe de Estado electo. A toma popular pa buena.

Pero aquí también hay estudiantes con guáramo. Como esos que le tomaron un Salón de Reuniones al Rector de la UCV. Lo que pasa es que los muchachos se engolosinaron y quedaron mucho tiempo metidos en el saloncito. La prensa los trato como a unos delincuentes y no reconocieron que ellos habían encendido nuevamente la mecha de la transformación universitaria, emulando a los estudiantes franceses y venezolanos de 1968. A esos muchachos los trataron muy mal, los expulsaron y hasta profesores de la misma universidad le dieron patadas. Que vergüenza. Pero esa semillita está ahí. Ahora dicen que el rector de la UCV contrató un montón de guardaespaldas no sea que algún tomista armado de hidalguía le lance en la conciencia un verso de Alí Primera o de Violeta Parra.

Toma brava las que realizó el pueblo de Caracas el 27 de febrero de 1989 a pesar de las balas y tanquetas que le echo encima el Carlos Andrés. Toma histórica la de Maracay y Caracas el 13 de abril para recuperar su constitución y su Presidente aun a riesgo de su vida y sin que nadie los convocara. Las tomas de verdad surgen del corazón y la conciencia popular florida de ideales justos y desposeídos de egoísmos e individualismo. Sin necesidad de cámaras de televisión ni radio ni periódicos, a puro pulmón y lágrima viva sin miedo al plomo que ya le sonaba en los oídos.

Y ahorita hay un sitio que lleva un mes. El de los policías metropolitanos que no quieren seguir siendo usados por el Alcalde Mayor y pelean por su dignidad. Ya les vaciaron su buena dócil de gas lacrimógeno en la Plaza Bolívar y se murieron todas las ardillas. Y ahí están, respaldados por su pueblo.

Por eso es que te dijo que eso de la Plaza Francia es lo que llaman los pavos una encerrona y los historiadores un conato circense de contrarrevolución. Esos ex militares, porque según lo que entiendo de las leyes, ellos se están haciendo lo que llamaban los adecos y copeyanos una “autoexclusión”, y esa gente que los sigue no tiene idea de los que es luchar por un ideal. Ni lo van a aprender. Eso de la Plaza Altamira es sencillamente un paseíto sin emoción. Allí hay mucho interesado pescando en río revuelto. Mucho viejo explotador y muchos explotados desclasados arribista que olvida su origen, su pueblo, su barrio, su campo (bueno siempre hay gente humilde y trabajadora que queda prendada por la publicidad fascista); gente que aún no ha descubierto que es su oportunidad de librarse del yugo mental que le impusieron los amos del valle, de desembarazarse del bozal de arepa. Al único que le tomaron la plaza fue al Alcalde de Chacao, pero tampoco, porque él se las entregó con todas las comodidades. Los incómodos son los vecinos que aún tienen pena a rebelarse en público. Como decimos los dominoceros, esa toma no divierte. Los policías de caqui lo que hacen es hablar con las muchachas y buscar infiltrados (quien ha visto eso), los militares se van a dormir al hotel del frente o a sus casas y regresan por la noche a leer los mismo que leyeron antenoche y anoche y la otra noche; los politiquillos de siempre y los de la CAMARA FEDECTV con el casete de paro indefinido, elecciones ya, renuncia. Según ellos y sus canales en esa Plaza hay millones de personas. Pero en realidad eso parece un cine al aire abierto donde la gente reserva su horario y solo hay funciones a partir de la 6 de la tarde. Esos no aguantan una bombita de gas, ni siquiera un peo líquido de lo que venden en la casa mágica. Y lo peor de todo, allí falta la materia prima que da sentido a los movimientos populares: el ideal por la justicia, la paz y la equidad. Los que conquistan el poder a través del odio, del rencor y del racismo para ponerlo a su servicio está condenados a perderlo más temprano que tarde, porque todo poder emana de las mayoría populares, y esas están muy lejos de la Plaza Francia de Altamira. Estos señores y señoras se metieron en esa jaula, se cerraron por dentro y ahora no saben como salirse.

Esos son los cuentos de mi tío Tano. Sabrosos y sabios. Y si de valor hablamos, luego de rememorar las epopeyas de estudiantes, campesinos y amas de casa, la verdad que los señores generales, vicealmirantes y demás oficiales que le quitaron la plaza a Leopoldo, están demostrando muy poco valor, ínfimo si consideramos que están preparados para la guerra y la estrategia. Pero estos se escudan detrás de civiles que conciente e inconscientemente han caído en la disociación psicológica y están a la casa desesperada de un líder que les ayude a saciar su deseo de salir de un hombre porque así se los sembró en sus conciencias la propaganda del gran capital. Son militares tan faltos de coraje que no han comenzado a rebelarse cuando ya anuncian que tienen unos abogados para que demuestren que no están haciendo nada malo.

Los que han hecho la historia no conocieron la palabra miedo. En esta contra mediática uniformada y unida por reconcomios, no hay perspectivas, no hay programas, no hay filosofía, no hay espontaneidad, no hay pueblo pidiendo reivindicaciones sino elites evitando que aquellas perjudiquen sus intereses y sus posibilidades de enriquecerse más y más mientras los pobres se empobrecen más (de esto se olvidó la jerarquía católica venezolana)…Solo consignas vacías, cornetazos, luces intermitentes que producen vomito a los niños y cacerolas —un símbolo robado al pueblo. Venezuela se merece una verdadera oposición constructiva y constitucionalista de verdad verdad y no de un grupo de radicales e incoherentes que únicamente tiene como arma la tensión y el estrés continuo que perjudica hasta a sus propios seguidores.

NOTA MENSAJE DE MI TIO ATANASIO al Presidente Chávez:

Señor Presidente, ya es hora de que deje de pararle tanto a esa gente malcriada que lo adversa. Son como niños caprichosos que mientras más le dan más lloran. Castíguelos con el látigo de la indiferencia, no le de más tribuna en sus discursos ni en su Alo Presidente. Ya vera como se quedan tranquilo. No mencione más a los adecos y copeyanos ni a los medios de comunicación, deje que se cocinen en su propia salsa. Si lo hace, la mayoría del país tampoco estará pendiente de esos show y la Nación seguirá su curso de trabajo y paz. Feliz Navidad y dígale chao pescao a esos señores. Hágame caso.


Esta nota ha sido leída aproximadamente 4918 veces.



Reinaldo Bolívar

Investigador, fundador del Centro de Saberes Africanos, vicecanciller para África

 reibol@gmail.com      @BolivarReinaldo

Visite el perfil de Reinaldo Bolívar para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:


Notas relacionadas