Llama la atención compañero que habiendo tenido altas responsabilidades en la Universidad Bolivariana de Venezuela y conociéndote por ser una persona analítica y crítica ahora vengas a desconocer aspectos básicos de la lucha revolucionaria. Desde hace más de dos siglos la lucha revolucionaria de los pueblos siempre se ha desarrollado de manera desigual frente al enemigo. El Presidente Zelaya no tenía otra salida que agotar la posibilidad de llegar a su país de la manera como intentó hacerlo y el pueblo de abarrotar las calles y demostrar su rotundo rechazo al gobierno fascista instalado por la fuerza en ese país. No se si sabes que ante el terrorismo de estado lo más peligroso es quedarse en casa porque como lo denunció la Canciller Rodas, ese es el lugar más peligroso para quedarse en la patria de Morazán en estos momentos. Ella fue víctima del secuestro precisamente dentro de su misma vivienda.
Lamentablemente tus conclusiones echan agua al molino del fascismo hondureño quienes precisamente arremetieron a la marcha apostada en el aeropuerto para responsabilizar a Zelaya de esas muertes. Cómo vas a proponer que componentes de ejércitos de varios países fueran a enfrentarse al ejército golpista si el gobierno fascista está constantemente denunciando ante la comunidad internacional y ante el pueblo hondureño justamente la posibilidad de una agresión de Venezuela, Cuba y Nicaragua a través de la frontera con la patria de Sandino, para argumentar ante los organismos internacionales que lo condenan, una intervención extranjera, y así tener una bandera que una a la nación frente a esa supuesta agresión.
Desde que existe el concepto de estado nación y quizás desde mucho antes, los pueblos son sujetos históricos, responsables de asumir las riendas de su propio destino. Cuando estuvimos por ejemplo frente al Palacio Blanco cerca del Puente Llaguno defendiendo al Presidente Chávez el 11 de abril mientras la marcha de la oposición pretendía llegar a Miraflores de manera sorpresiva, todos sabíamos que arriesgábamos la vida pues quien encabezaba esa marcha era la policía metropolitana disparando a diestra y siniestra. Si a eso agregamos que la concentración se mantuvo a pesar de la acción de los francotiradores, podemos decir que quienes estábamos allí asumíamos la responsabilidad del riesgo que estábamos viviendo y no podíamos responsabilizar al Presidente Chávez que nos había convocado.
Igual le ocurre al pueblo hondureño quien de manera heroica está luchando por conservar las conquistas logradas con el gobierno de Manuel Zelaya al exigir su retorno y se reencuentra consigo mismo cada vez que plena las calles a sabiendas de que expone sus vidas. Esos dos hermanos hondureños, así como el periodista, valientes compatriotas asesinados a mansalva por una fuerza especial del ejército apostada en el aeropuerto por orden del gobierno de facto de ese país, son mártires que pertenecen al único sujeto histórico capaz de adelantar las transformaciones sociales y darse su propio destino: el pueblo. Hubiera podido ser cualquiera de quienes se encontraban allí, incluido algunos de los periodistas que estaban a su lado.
Quizás sea reveladora la imagen emblemática del hermano hondureño que todo ensangrentado en su cabeza y en su rostro luego de una salvaje represión contestó a los periodistas que preguntaban qué le había ocurrido y obtuvieron como sola respuesta: “Yo represento al pueblo”. Nos recordó otra imagen emblemática que recorrió al mundo. Aquella niña vietnamita que desnudita y con sus manos abiertas corría gritando despavorida para despertar la conciencia universal sobre la barbarie de que somos capaces los humanos.
Sathya954@yahoo.com