Pocos periodistas en Venezuela han logrado más prestigio y
tantos éxitos en el desempeño de este oficio. En el caso de Eleazar
Díaz Rangel, actual director de Últimas Noticias, se trata de un
activista de izquierda que con gran ecuanimidad y derroche de
inteligencia ha ejercido el periodismo sin mengua de sus preferencias
ideológicas. Además ha contribuido para que los revolucionarios más
lúcidos, las plumas con mayor piquete, se incorporen a los medios
privados, cuyo tiraje y circulación nunca han igualado los panfletos
partidistas de tendencia socialista.
Para ello Díaz Rangel no ha requerido ser un “ñángara” de
closet o izquierdista críptico, listo para embaucar a los editores
(suponiendo que éstos se chuparan el dedo). Muy por el contrario, su
posición es conocida desde la propia UCV, donde ejerció la docencia en
la Escuela de Periodismo. Lo que sucede es que es un analista sereno,
capaz de conservar la sangre fría cuando a su alrededor cunden la
histeria o el sectarismo que con frecuencia se manifiestan ante
desbordes mediáticos y/o partidistas.
Es decir, EDR, aparte de reportero o columnista, es un gerente
periodístico que sabe timonear un gran diario, lo cual no es algo que
logra hacer cualquiera.
Por desgracia en la izquierda existe un sector que ni lava ni
presta la batea y quisiera hacer fracasar a todos los demás para
quedarse con la vocería mediática.
He notado con asombro que, desde hace tiempo, le tienen la
vista puesta a Eleazar Díaz Rangel, a quien critican por cualquier
fruslería y a veces sin razón alguna. Parece molestarles que sea
director de Últimas Noticias y haya logrado que este diario trate al
gobierno con imparcialidad, lo cual los talibanes de ambos extremos
ven como una afrenta intolerable.
Si de algo carece este proceso es de una eficiente política
comunicacional, lo que le ha valido confrontaciones innecesarias y el
desgaste acelerado de su imagen. Por momentos luce demasiado
inflexible y, después, cuando le toca actuar, se pasa de blandengue.
Por mi parte estimo que Díaz Rangel merece un trato más
considerado y razonable, no de los talibanes, sino de la cúpula del
PSUV y de su líder máximo.
augusther@cantv.net