Se dice de un alucinado aventurero genovés, que como todo hombre que se precie, era amante de las mujeres, de las artes y de la buena vida. Quien comprometido con una conspiración tal vez cósmica o universal, se dio las mañas para conseguir los recursos que finalmente lo llevaron a ejecutar la más grande hazaña de la historia.
Se llamaba Cristóforo y su apellido era Colombo, del latín; “Columba, columbae”: la paloma. Entre nosotros Cristóbal Colón: la paloma que vuela sobre la mar océano y es inocente instrumento de la providencia, de la fortuna o de quien sea, para que se produjera el fenomenal encuentro entre dos mundos. El comienzo de una nueva historia.
En “El arpa y la sombra” el escritor cubano Alejo Carpentier, narra el ficticio proceso desarrollado por el Vaticano a la proposición de canonizar a Colón para erigirlo en el santo de América, en vista de la ausencia de un santo patrono para tan vasto y cristianizado territorio. Obviando como solía ser costumbre, cuando había razones políticas de peso, los alegatos esgrimidos por el abogado del diablo. Pero estos últimos finalmente fueron tan contundentes, que se quedó en definitiva Nuestramérica sin su santo patrono particular.
Sin pretender darle los visos de santidad que le atribuye la imaginación carpenteriana, creo que es justicia reconocer a Cristóbal Colón como uno de los más grandes hombres de la historia universal. De hecho me atrevo a afirmar que igual sentimiento tuvieron el Generalísimo Francisco de Miranda y el Libertador Simón Bolívar, cuando bautizaron como “Colombeia” y “Colombia” respectivamente, a sus más soñados proyectos para la construcción de nuestras naciones libres y soberanas. Por algo nuestros avezados y fraternos vecinos se quedaron con el nombre.
No puede achacarse la culpa de la infinidad de horrores que desde aquella fecha padece el continente americano al arrojado navegante. Él mismo fue desde las primeras de cambio víctima de la ingratitud y atropello de los usurpadores de América. Hay una verdad histórica y es que desde de la llegada de Colón un nuevo mundo nace en toda la redondez del planeta tierra, creándose así las condiciones para los caminos de liberación de los pueblos.
Descubrimiento, encuentro de dos mundos, día de la resistencia indígena o como se le quiera llamar, es ineludible que el 12 de octubre lo recordemos, lo consideremos, que lo tomemos en cuenta. Y esa fecha tiene un protagonista, un conductor principal: Cristóbal Colón, el Almirante de la mar océano.
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