Por favor permítanme escribir este artículo inocentón. Es un ejercicio de esperanza.
Los dirigentes de la “aposición” (sin posición), en un intento de capitalizar el sentimiento nacionalista de los venezolanos ha cambiado sus banderas negras que tanto a olor a fascismo, nazismo o falangismo tienen por el tricolor nacional.
Con la consigna “lleva tu bandera hasta que el tirano se vaya”, varios señores, damas y púberes de la “respetable” “sociedad civil” (interprete usted como quiera esas comillas) no han vacilado en comprar su banderita de 5 mil bolívares (7 mil autografiada por milicos altamiranos que en mala hora juraron respeto a los símbolos patrios, pero que ahora rayan la bandera nacional como si se tratara de una chemise de 6º grado o de 5º año de bachillerato), y la colocan en sus lujosos automóviles. Y no es que sea pecado tener un auto de lujo, lo que pasa es que en Venezuela el parque automotor es muy reducido —85% de la población viaja en transporte público—. Así que además de que los autos (carros para los venezolanos) no votan, son muy pocos, en su totalidad no llegan a los dos millones, y por supuesto muchos de ellos son propiedad de afectos a este proceso, como el mío, el de mi esposa, familiares y los de muchos amigos que conozco. Ósea que el asunto ese de los carros con banderas, luces intermitentes o cornetas podrá ser significativo en Estado Unidos pero aquí no. Por cierto que algunos de esos autos llevan la bandera de ese país en el parabrisa.
Pero volviendo al asunto de la bandera, lo que quería decir es que uno no deja de sentir cierta alegría de ver ondear nuestro símbolo patrio en los carros. Aunque sólo sea una estrategia psicológica de la “aposición” que busca decirle a los chavistas y a los indecisos: “Fíjense nosotros amamos tanto a Venezuela que usamos la bandera nacional. Por supuesto sólo hasta que se vaya el tirano” (aunque ya Carmona se fue, a menos que tengan un tiranillo bajo la manga que por supuesto se quedará como un toro “emangado” porque este pueblo sabe que está disfrutando de la mayor democracia de las últimas cinco décadas).
Hasta el escudo están usando en sus páginas web. En una ocasión tuvieron la cortesía de cantar el Gloria al Bravo Pueblo y uno de sus locutores los alabó diciendo que jamás había oído cantar un himno tan bonito. Y esto es bueno, aunque sea una estrategia.
Tal vez si continúan así, van a empezar a leer completa la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la cual no aprobaron en 1999, y pisotearon el 11A. Lo que toman de ella son menos de 5 artículos que interpretan de la manera que se les ocurra para justificar las 345 violaciones que cometen a diario con la Carta Magna. Sin embargo, guardamos la esperanza que les pase como aquel preso que para engañar a los guardias de la prisión fingía que leía la Biblia, concretamente los Evangelios. Al cabo de un tiempo, de tanto fingir, comenzó a leer, y de tanto leer para fingir, empezó a meditar, y de tanto meditar lo que leía para fingir terminó siendo un convincente y prácticamente cristiano. Al final su pena fue disminuida por buena conducta y servicio público.
Pero hay algo que me preocupó ayer cuando hablando con algunos estudiantes de la universidad que andan en esta moda de la bandera, se me ocurrió preguntarles el significado de los colores y las estrellas. De 7 jóvenes, sólo uno medio atinó una que otra cosa sobre el azul y el mar. De las estrellas no hubo ninguno que mencionará al menos la palabra provincia. Es decir, que esa bandera tricolor que hasta permiten que algún milico de eso autografié carece de simbología patria para muchos de ellos; solo la usan porque alguien les dijo por medio de costosos avisos publicitario “pónganla en su automóvil hasta que se vaya”. De seguro, cualquier niño que asiste a las Escuelas Bolivarianas nos explicará orgulloso la simbología de nuestra gloriosa bandera y hasta los cambios que ha tenido desde que la trajo Francisco de Miranda. Como mi sobrino Ramoncito que a los 6 años si uno le mostraba un billete y le pregunta ¿Ramoncito quien es éste? Respondía casi cantando:
—Simón Bolívar, el Libertador de Venezuela que desde muchacho andaba por el mundo con su caballo blanco liberando naciones.
Y cuando uno lo retaba a decir los nombres de los otros rostros de los billetes respondía sonriente
—Esos son los amigos del Libertador.
No voy a caer en la tentación de explicar aquí los símbolos patrios. Mantengo la inocencia inicial de este artículo y espero que estos venezolanos aprovechen esta oportunidad para acercarse a nuestra heroica historia patria. Qué de tanto ver ese lindo tricolor sobre su carro se les siembre en el alma la identidad nacional y se olviden del negro fascista que algunos aún visten; que de tanto manipular los artículos de la Constitución Bolivariana, con los que creen justifican lo injustificable, la lean toda y descubran la riqueza integral de país que hay en ese librito que el pueblo se dio soberanamente y se conviertan en sus prácticamente y defensores; que da tanto cantar Gloria al Bravo Pueblo se sumen con sus diferencias y estilos —como venezolanas y venezolanos— a hacer realidad ese proyecto de país dibujado en la Bolivariana y acallen al despotismo que grita en alguna plaza y hotel citadino.
Por supuesto, mientras eso sucede, no vayan a pensar que vamos a renunciar a usar por siempre, en todos los lugares y con todo el sentido que los hijos de la Patria Buena saben darle, nuestra Bandera y Escudo Nacional. Siempre guiados por nuestro glorioso Himno el de la “La ley respetando la virtud y honor”.
NOTA: Viste tu casa de navidad. Que los venezolanos somos alegres y optimistas.
www.geocities.com/reinaldobolivar
2 de Noviembre de 2002