Soy de la creencia de que la condición de candidato a delegado ya era indeclinable dado que es una situación emanada de la voluntad mayoritaria de un colectivo determinado, mínimo una patrulla del PSUV.
Pero tomando en cuenta que el lapso que se dio entre la postulación y la elección definitiva por Municipio, pudo servir para que el o la compatriota reflexionara seriamente sobre diversos factores para asumir la responsabilidad. Así como también para los acomodos y reacomodos, surgidos de la dinámica de las diferentes tendencias que coexisten dentro de cualquier organización política sea revolucionaria o no. Resultarían comprensibles las declinaciones que se dieron en los días previos a la escogencia de nuestros delegados al I Congreso Extraordinario del PSUV.
Durante esos días un camarada, quien producto de su prestigio y trayectoria revolucionaria había sido escogido por algunas patrullas como candidato a delegado, declinó debido seguramente a alguna de las causas citadas y en una ocasión públicamente dijo que lo hacía porque que esa responsabilidad de delegado no sería más que un mandadero.
Y de eso se trata ni más ni menos. De mandaderos de la revolución a quienes en su primer encuentro con el Presidente Chávez este definió como vanguardia de la revolución: la vanguardia de la vanguardia. Porque del correcto cumplimiento del “mandado” dependerá que construyamos una organización verdaderamente revolucionaria. De la combatividad, inteligencia, conciencia política, lealtad, solidaridad y respeto de nuestros delegados, dependerá el carácter democrático y revolucionario del Partido Socialista Unido de Venezuela.
Un país en Congreso popular, revolucionario, a partir del sábado 21 de noviembre del 2009 hasta el 19 de abril del 2010. Embarcado en un evento que debe ser de intenso debate político e ideológico. Cinco meses de definiciones y construcción organizativa que deberán estar motorizados por la lucha de clases. Que la “Era para un corazón” que sea una bomba indetenible de la gran maquinaria revolucionaria.
Mandadero es un término humilde como humilde deben ser los componentes de la vanguardia. El revolucionario no es más que un humilde servidor con la magnífica y hermosísima tarea de llevar y traer las informaciones, las tesis, las definiciones, discutirlas con sus colectivos, recoger sus opiniones, sus decisiones y llevarlas y defenderlas en donde se tomarán las decisiones definitivas. Obreros que se irán calificando en la gran construcción popular del socialismo y en cuyo trabajo, honestidad y lealtad revolucionarias están todas nuestras esperanzas.
Y que el próximo 19 de abril junto a la celebración del Bicentenario del grito de la Independencia suramericana podamos decir con satisfacción. El mandado está hecho…ordene mi comandante.
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