El derecho humano a morir de hambre

La opinión pública nacional recibe en estos días un constante
bombardeo mediático referido al señor Franklin Brito, productor
agropecuario en huelga de hambre.      

A dichos medios les importa tres pitos la salud del señor Brito y a
la legua se nota que desean su muerte para escandalizar al máximo con
un suceso transmitido “en vivo” y en directo.

Se trata de un señor que reclama el presunto despojo de un fundo o
terreno de su propiedad por parte de las autoridades del INTI, o algo
parecido. Cuando habla del asunto se expresa con fluidez y claridad,
denotando buen juicio y raciocinio. Es más, confieso que al principio
sus argumentos me parecieron lógicos y sentí simpatía por su causa, la
cual se ha disipado a medida que Globovisión se aprovecha del Sr.
Brito para librar su campaña subversiva contra el gobierno nacional.

Uno de los tantos errores del Sr. Brito consistió en unirse a los
pseudo estudiantes liderados por el nudista Rivas, (a) “Julito Pelao”,
para llamar la atención. Esa mezcla de gimnasia con magnesia empatucó
las cosas y lo colocó en las filas de la oposición más ramplona y
desacertada.

Como era lógico, Julito Pelao terminó el show para celebrar la
navidad y el Sr. Brito se quedó solo con su sed de justicia y hambre
de verdad, muy distinta a la de los otros tercios.       

Ahora Franklin Brito insiste en reclamar la intervención de la
Comisión de Derechos Humanos de la OEA en solicitud de amparo para
continuar la huelga de hambre frente a la sede de dicho organismo en
Caracas.

Del sitio fue removido y trasladado al Hospital Militar por una
comisión policial, de donde sigue llamando a Globovisión.       

Brito exige que la OEA le garantice su derecho a morirse de hambre,
lo que las autoridades le impiden que haga en la vía pública, acostado
frente al edificio donde funciona la mencionada sede.       

Aunque sería lamentable que el Sr. Brito muriera, creo que tiene
derecho a hacerlo por vía de protesta, siempre y cuando no sea en una
acera capitalina, alterando el derecho al libre tránsito de otros
ciudadanos.

Podría hacerlo, por ejemplo, en la propia Globovisión, si no prefiere
un sitio más privado.
                                                                 

augusther@cantv.net



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Augusto Hernández


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