Acto funebre

Globovisión no perdió su tiempo para convertir la muerte del ex presidente Rafael Caldera en un show. Le dio toda la cobertura posible, afinó la subliminal propaganda anti Chávez y trató de regenerar a los políticos moribundos en el sepelio del otrora líder copeyano. La flemática representación del poder de la IV república, trata de levantarse utilizando a los muertos. Aprovechan cualquier resquicio, y lo convierten en una acción de propaganda negra como la misma muerte.

Fue lamentable, bochornoso y patético, el desconocimiento e irrespeto a los símbolos patrios, cuando colocaron en pleno acto del sepelio una bandera de siete estrellas. Sin palabras, es suficiente el mensaje, una permanente idea antirrepublicana, contra la patria venezolana. Seguro le rinden homenaje a la otra bandera, aquella que tiene las estrellas de la potencia más poderosa del planeta. Para más detalles el opositor cardenal Urosa Sabino ofició la misa en medio de consignas contra el ¿totalitarismo? ¿Es casualidad todo esto?

Se demostró que ya esta escuálida y decadente representación de la democracia representativa, está al borde de la tumba y buscan como respirar. Se encontraron los viejos militantes de COPEI, que se quitaban entre ellos, como canibales, como bestias, las tiras de su pellejo, para mantener las cuotas de poder, así se dividieron y quedaron como enemigos permanentes.

Me llamó la atención, que se diera a conocer una cuartilla supuestamente escrita por el nonagenario Caldera quien ya había perdido facultades mentales y físicas. ¿Lo escribió el ex presidente? ¿Alguien malintencionado y premeditado elaboró este pasquín? Son desconsiderados con la memoria de su líder. Irrespetuosos y falsos. Esas líneas solo hablan de la necesidad de quitar a Chávez, acabar con el proceso revolucionario y afirmar que los venezolanos están cansados de revolución. La verdad es que esa apreciación no parece muy seria que digamos. Por ello creo que un pillo escuálido se ocupó de expresar esas infelices palabras, que no trascienden, producen pena ajena.

Se les comprende, ellos no se ubican en el momento histórico, ni creen en el pueblo, no aceptan la claridad de conciencia en una población antes excluida y sometida a la ignorancia. Bueno, ellos están en su propio mundo, en el pasado que dirigieron. Por más que pataleen y utilicen a sus muertos para hacer publicidad, ellos ya mueren con ellos, se retuercen por haber perdido el poder.

Que infelices y miserables. No les duele ni su propio compañero fallecido. Se esconden en el término “socialcristiano”. Quieren ver a nuestro país sometido. El irrespeto a nuestros símbolos patrios, es un indicativo, que deben irse de aquí. Ellos no defienden a Venezuela. Tienen espíritu de sirvientes, todo lo convierten en un acto fúnebre.


obalbasvester@gmail.com


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Orlando Balbás

Prof. en Ciencias Sociales. Magister en gerencia educativa. Jubilado del MPPE.

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