El oposicionismo echo el resto.
Con el cuento de que no harían grandes concentraciones, concientes de su poca capacidad de convocatoria dejaron todo lo mejor de si para el final. La línea fue una sola: haremos lo que diga Enrique Mendoza. Y Mendoza hizo lo que le digo Villalobos, el asesor salvadoreño, el que le hizo creer el cuento del voto oculto. Villalobos le digo:
--Escojan un lugar fácil de llenar, en la zona en la cual son ustedes más fuertes, que despierte buenos recuerdos entre la gente y que no tengan que caminar mucho. Traigan gente de todas partes; obliguen a las empresas de Fedecamaras a dar la tarde libre y supervisen que vayan todos esos empleados; vistan de civil a los policías y funcionarios de uniformes que no estén cumpliendo función; alquilen autobuses y luego digan que no lo hicieron. Un solo orador, una tarima con cantantes. Marchen bien esparciditos, despacito sin prisa para que parezca que están pasando por horas y horas. Arranque de varios lugares donde tengan gente. Nada de estar arrancando de zonas populares. Y de temprano declara y declara que no saben que hacer con tanta gente. Lo demás se lo dejamos a las cámaras de televisión y a CNN.
--Coño y para que toda esa vaina—pregunta Enrique.
--Para sacar el voto oculto del último rincón o hacer que algún chavista ligh se desmoralice. Por qué carajo crees que te dije que amenazarás con dar resultados antes a las dos de la tarde. Marchen hacia el sitio ese donde hicieron la bailoterapia. Eso queda en tu Estado y está bajo la jurisdicción del chamo ese de Chacao, el de los ojos puyuos.
--Pero yo creo que si queremos conquistar el poder tenemos que marchar hacia la Avenida Bolívar, a Miraflores. En ese distribuidor no hay ningún símbolo de poder. Los chavistas no chalequean siempre que hacemos algo allí. Mejor nos vamos para la Avenida Libertador.
--Hazme caso, lo importante son los medios. Y sobre la Avenida Bolívar de Caracas, ni lo sueñes. Como dicen ustedes los venezolanos “Hay que echarle bolas para llenarla”.
Pues el Mendozita hizo caso. El mismo se puso de orador a pesar de la arrechera de sus ex amigos del grupo del 5 G. Del discurso, cero comentario, allí no lo asesoraron fue una verdadera miasma. La gente huyo despavorida, sólo globovisión (canal que está de 5º en sintonía medio lo soportó).
Desde temprano comenzaron con los intentos de concentración. En las empresas privadas, las mismas que se pararon en diciembre 2002, en las alcaldías y gobernaciones oposicionistas, en particular las cercanas a Caracas, la orden fue tajante o van o se van.
Nadie entendía la ruta. Lo más rebeldes murmuraban
-Por qué marchar hasta un distribuidor que además está tan rayado.
-Te acuerdas que allí fue que nos dejo Carlos Fernández pasando frío mientras él ronchaba en Aruba.
-A mí ese distribuido me recuerda los fracasos de la Plaza Altamira, las guarimbas y que nos quitaron a PDVSA Chuao.
--Y viste qué ningún canal no está transmitiendo.
--Qué bolas. Cisneros se vendió y Granier está cagao con el Seniat.
Pero nada. Orden es orden. Y como pudieron, después de arrear y arrear, a las dos y media, arrancaron. Aunque dijeron que a las tres estarían en el distribuidor.
Hicieron su mejor esfuerzo. Se organizaron en avanzadas, a unos 500 los vistieron de amarillo (el color que primero justicia le robo a URD), a 150 de naranja y un grupito como de 50 iban de diablos rojo con una sabana del mismo color. Una que otra bandera verde pasó por allí. Muy pocos quisieron llevar el logo tricolor que les prestó la gente de las “Autodefensas Colombiana” quienes por cierto, en su página web mantienen una foto del distribuidor de Altamira lleno de escuálidos.
A todo los que llegaron le dieron instrucciones precisas
-Caminen lento y graneadito, como si fueran a un velorio. Recuerden que la televisión estará grabando desde lejos.
Y así marcharon. Sin rumbo fijo. Marcharon al contrario del poder, alejándose de él. Tal vez en una premonición de los que les pasará. Dejaron atrás a Miraflores.
Para concluir estas reflexiones, unas cuentas viejas de mi amiga escuálida Jackie sobre las concentraciones oposicionistas de fines del 2002. Como dato básico le indico que el distribuidor Altamira y sus alrededores debe ser un tercio del metraje cuadrado de la Avenida Bolívar. A partir de las siguientes citas saquen sus cuentas
Cita 1: Jackie calcula la gente que estuvo en la Vigilia de Chuao en Setiembre 2002:
“Cuando llegue a casa, mi mamá estaba contenta viendo la televisión y diciendo que Ortega dijo que superó las expectativas (yo pensé ¿Será que esperaba unas 1000 personas, porque como en el trancazo solo fueron 200?) Pero entonces un canal afirmaba glorioso que más de 200 mil personas plenaron el lugar. ¿Y dónde las metieron mamá? En la base área no sería. En el CCCT no caben, en el edificio PDVSA tampoco, la autopista circulaba sin problemas, ósea que allí no había gente y en esos 300 metros con tres canales ni que estén apilados uno sobre otro. Siendo así ¿Cómo hacen con las velas, donde se las metieron?
Mi mamá que es más antichavista que yo, insistía que ahí caben más de 200 mil personas. Que leyera mañana la prensa para que me convenciera. Aunque ya El Nacional había publicado una foto vieja que me hacía deducir por donde venía la cosa. Entonces, aprovechando que por Internet circuló un método para calcular asistencia a marchas le saque estas cuentas:
La circunferencia es de 700 metros, de los cuales son aprovechables 300, bueno digamos 350. Hay tres canales y una acerita mínimas, los canales miden unos 3 metros. Pongamos 12 en total para incluir aceras y placita. Multiplicamos 350x12 y eso nos da 4200 metros cuadrados. Si consideramos que en un metro cuadrado caben 4 personas, suponiendo que están una detrás de la otra hombro con hombro como haciendo cola para comprar las entradas de un Caracas-Magallanes, eso da 16800 personas furibundas como cifra tope. Pero como los jóvenes y menos los mayores (por el sofocón) no nos paramos de esa forma, a menos que estemos en el estadio universitario, o estuviéramos empatadísimos, quiere decir que no se pudo llegar ni de vaina a esa cifra. Era más sincero Caldera cuando en sus múltiples candidaturas presidenciales, viendo la imposibilidad de alcanzar al contrario, animaba a sus seguidores con aquello de “estamos empezando a remontar la cuesta”. No se ponía a inventar números o encuestas.
Pero lo que si me dejo perpleja por el descaro y el menosprecio a una que es magíster, fueron los titulares grandilocuentes de la prensa nacional dando cuenta de una multitudinaria concentración. (Conclusiones de la Vigilia en Chuao, Septiembre de 2002)”
Cita 2: Jackie comenta la concetración de octubre 2002 en la Avenida Bolívar:
“Coño pana, a veces me da pena ajena con los líderes de la oposición y con los periodistas de los canales comerciales, incluyendo los de CNN. No se porque no se conforman con decir que la marcha fue numerosa. Yo creo que si uno dice la verdad los chavistas no nos cogen de guachafita.. ¿Quién les dijo a esos carajos que en la Bolívar caben más de 300 mil personas? Me vas a decir ociosa, pero hoy me monte en el carro y aplique las mediciones del caso. Son las siguientes, desde la Estación del Metro Parque del Este hasta el Puente la Salle hay 5 kilómetros y un promedio de 4 canales (digo promedio porque la Miranda tiene a veces 6, a veces 4 y la Libertador tiene 4 por debajo). Todos sabemos que la marcha ocupaba solo un sentido de la vía…Desde el puente la Salle, hasta la ! puntita en la cual estaba la tarima donde se cayeron a piña nuestros excelsos líderes, hay casi 3 kilómetros… Mira mi hermano, si todo ese camino fuera de un promedio de 20 metros de ancho y todos los presentes estuvieran pegaditos como sardinas en lata la cantidad de manifestantes fuese de 640 mil sudorosas personas pegadas hombro a hombro, con metedera de mano incluida.
En cuanto a la Avenida Bolívar, si una multiplica 1300 metros por 30 que es el promedio de ancho de la avenida (8 canales y 2 acerotas) y con todo el mundo pegadito como si se tratará de noviecitos o recién casados o un concierto de Chayane, allí entran 156 mil antichavistas (El engaño de las marchas, octubre 2002”).
En conclusión, de acuerdo a lo que afirmaran los mediocres, ahora el distribuidor Altamira tiene 26 Kilómetros de longitud, lo necesario para meter un millón de personas. Sus cifras son más realistas, porque Enrique Mendoza, el día de la “bailoterapia” digo que había más de dos millones de simpatizantes, ósea 52 kilómetros de carretera.
Y si lo querían era medirse ¿Por qué no se concentraron en la Bolívar? ¿No será que se acordaron de la batida que le dieron en el Jardin Botánico? Como diría mi Tio Tano: Son muchos pero no tantos.
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