Las recientes medidas económicas tomadas por el Ejecutivo Nacional el 8 de Enero de 2010, han generado toda una serie de reacciones encontradas, polémicas e incluso de descontentos en toda la sociedad venezolana. Indudablemente que el aspecto del ajuste cambiario de nuestra moneda el Bolívar, respecto al Dólar influye sobremanera, pues aún nuestro país se rige por este patrón monetario internacional que es la moneda estadounidense. El nuevo precio de la moneda venezolana, se establece en dos niveles: 2,60 para el dólar oficial y 4,30 el petrolero, de acuerdo al tipo de renglón que en este caso, corresponde a los alimentos, salud y maquinarias industriales y agrícolas que contribuyan al desarrollo de la producción nacional. Los empresarios venezolanos que se dediquen a la exportación de bienes y servicios desde nuestra nación tendrán la posibilidad de adquirir los dólares suficientes para esta actividad. Se trata, según explicó el gobierno venezolano, de ir sustituyendo las importaciones, abrir los espacios para colocar los productos venezolanos en el exterior y disminuir sustantivamente la utilización del mercado negro en la obtención de divisas extranjeras.
Las compras nerviosas de línea blanca y la confusión reinante se generan por las expectativas creadas en el tratamiento de la información y además la manipulación que algunos de los medios de comunicación dirigidas a crear el caos y originar conflictos que pudieran desestabilizar al país políticamente. De todas maneras demás está decir que llama la atención como las personas en pleno mes de enero demuestran tener poder adquisitivo importante, cuando demandaron productos de pecios muy elevados y los adquirían sin ningún problema, lo que rompió el esquema ordinario de la limpieza de bolsillos a comienzos de cada año. La conducta de adquisición compulsiva de computadoras, televisores plasma, juegos electrónicos, lavadoras, etc., fue estimulada desde los conocidos canales de televisión que actúan como verdaderos partidos políticos de oposición. Los criterios que manejan la relación del aumento de precios, especulación y golpe a los pobres, son lógicos y reales pero se debe hacer un estudio de las condiciones históricas actuales, los esquemas bajo los que se decretan los ajustes cambiarios y las propuestas del estado para contrarrestar los fenómenos antes nombrados para que no incidan negativamente en el salarios de los trabajadores. Otra de las opiniones es que esto es más de la cuarta república, que no ha cambiado nada, que es otro viernes negro como el de febrero de 1983 cuando el Presidente Luís Herrera Campins, devaluó el bolívar. La situación no tiene nada que ver con la del denominado viernes negro de Luís Herrera, pues en el año de 1983, se vivía una de las recesiones económicas mas grandes de todos los tiempos y las reservas internacionales prácticamente se las regaló el gobierno copeyano a los banqueros especuladores. Pero eso se unió a un decrecimiento de la economía producto de los cuatro años seguidos del estancamiento del Producto interno Bruto (PIB). Esas características mencionadas no se parecen en nada a las condiciones de hoy y los objetivos propuestos por el gobierno del Presidente Hugo Chávez Frías. Venezuela cuenta actualmente con una de las reservas internacionales de las más grandes de Latinoamérica y con fondos especiales formados de las mismas reservas. El ajuste cambiario se realiza tomando en cuenta la preservación de la salud, la alimentación y el sector productivo de la nación. Sin embargo el hecho de importar alimentos del exterior para los venezolanos se convierte en un elemento inflacionario y eso hay que combatirlo incentivando la productividad nacional. Reactivar la economía venezolana en contra del desempleo, ampliar eficientemente a la pequeña y mediana industria. El combate al dólar paralelo o permuta es uno de los fines de todo el mecanismo de paridad monetaria para contrarrestar la práctica de la especulación y la fuga de divisas.
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