Lenguaje y Defensa: Justificación Popular

Insisto


Recuerdo haber salido en defensa de José Roberto Duque cuando se vio obligado a revelar su pseudónimo como Matías Jáuregui en el diario Temas, a propósito de unas fantasías erótico – políticas que sobrevolaban los pechos de Carla Angola y que enfrentaron a la gazmoñería de un articulista que salió en defensa de tan hermosos y adulterados elementos que adornan el cuerpo de la periodista.

También recuerdo que mi defensa fue soez e irreverente; y trajeron a colación ciertas prácticas comunes de la provincia, inimaginables para describirlas, pero tácitamente insertas en la memoria de muchos que nos convertimos en hombres en solares, campos y llanuras del oriente, occidente, norte y sur de esta tierra que también ha parido a ociosos ingenuos, hoy ilustres enterradores de la memoria popular.

Y lo hice porque, a pesar del lenguaje duro e implacable de Matías Jáuregui, aprendí a reconocer la verdad, igual de dura e implacable, detrás de la expresión escatológica que manaba de sus opiniones. Una verdad tan grande como un templo, que se convertía en látigo de los conceptos hipócritas y fustigaba las actuaciones inmorales de aquellos que reclamaban una decencia que no practicaban.

Nestor Francia, Eileen Padrón (quien más sufre nuestras infracciones) y yo, hemos topado nuevamente con la gazmoñería que no acepta el “delito” de echar al aire una “mentaíta de madre”… y no los culpo porque se supone que somos los constructores de una televisión más respetable, mientras desde la acera de en frente nos lanzan más de un tomate podrido… y no saben ustedes cuan difícil es respetar las normas que deseamos otros respeten, pero que no acaban de respetar porque les importa un coño seguir violando la ley para provocar una intervención y justificar que, ¡al fin!, tenemos un dictador que se atrevió a cerrarles la “libertad de expresión” y, ¡acabáramos!, se la metan y logren encontrar un nuevo conducto que comunique el culo con el cerebro… ¡A ver si así entienden!...

Pero, este es otro tema que podría desarrollar y hoy no espero que lo entiendan los de la acera contraria. Digamos que me preocupan más los que estamos en este lado y tenemos la inclinación suicida de ser más papistas que el Papa; desarrollamos una doble moral con la que corregimos con dureza nuestras expresiones y olvidamos que hay elementos silenciosos que son en extremo más groseros que una simple grosería verbal.

Cantaba Alí en tiempos de la IV República, en respuesta a los que se horrorizaban por las expresiones populares, aquello de “No hay peor grosería que esta sociedad…” y no se equivocaba el cantor del pueblo bolivariano. Detrás de las expresiones calibradas y decentes del capitalista o del político experto en engaños retóricos, se ocultaba (aún la ocultan quienes pretenden regresar al poder) la más soez de las groserías: La explotación del hombre por el hombre, la humillación y el descalabro del ser humano para engrosar sus cuentas en el exterior.

Por otro lado, quienes hoy juzgan el lenguaje ligero se olvidan de estos cuarenta y tantos años de televisión inductiva, mercenaria, alienante, racista, transculturizante, humillante, consumista, donde un pendejo termina con un producto en las neuronas, despreciando su color, su cuerpo, sus genes y su origen… o una pendeja imaginando que vendrá un príncipe de sangre azul a pedir su mano y resolverle todos los peos económicos en un pase de luna. Esta es una manera harto grosera de mentarle la madre al venezolano.

La lista de golpistas en este país es larga, más larga de lo que mucha gente cree… y allí están, en las Putas de los Medios, mañana, tarde y noche, conspirando, disociando, mintiendo, inventando vainas, robando armamento, recibiendo dólares de la CIA, promocionando la venta del país “cuando ese negro se vaya o lo jodan de una vez…” - Los ves modositos, educaditos, bien vestiditos y con una verborrea fantástica, diplomática, elíptica, con la lengua eléctrica y desparramando números, estadísticas, sumatorias, porcentajes sin un solo adjetivo que atente contra el buen oyente… Sin embargo, ocultan la peor, lo más bajo que exhibe el ser humano. Esta si es una extraordinaria forma de mentarle la madre a cada uno de los habitantes de este país.

Llegó la hora de revisar ese tipo de doble moral que esgrimimos para autodestruirnos sin hacer otro tipo de consideraciones. Entiendo que somos puntos de referencia que debemos cuidar las normas que serán el norte de una mejor televisión. Pero, insisto que hay otros elementos mucho más grotescos, que están rodeando nuestras vidas y que son mucho más influyentes que una simple grosería.

Supongo que este tipo de pronunciamiento no tiene nada de diplomático, incluso nada de conciliador y menos ajustado a ningún manual de estilo. Pero, tenemos que ir reajustando las opiniones y descubrir donde carajo está el enemigo.

mario@aporrea.org
msilvaga@yahoo.com




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Mario Silva García

Comunicador social. Ex-miembro y caricaturista de Aporrea.org. Revolucionó el periodismo de opinión y denuncia contra la derecha con la publicación de su columna "La Hojilla" en Aporrea a partir de 2004, para luego llevarla a mayores audiencias y con nuevo empuje, a través de VTV con "La Hojilla en TV".

 mariosilvagarcia1959@gmail.com      @LaHojillaenTV

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