Ante las elecciones a gobernaciones y alcaldías

¡ Unión y disciplina revolucionaria !

Sin ánimo de llamar a batallas en las que son otros quienes ponen el pellejo, -expresión del revolucionario y amigo argentino Néstor Gorojovsky- me siento obligado a reiterar el llamado que nos llega desde el arcano de nuestros primeros tiempos revolucionarios en la voz poderosa de El Libertador, hoy, resonando potente y clara en la de Hugo Chávez Frías: ¡UNIDAD!, ¡UNIDAD O LA ANARQUÍA OS DEVORARÁ!

La Revolución Bolivariana viene de una contundente victoria cuando derrotó al imperialismo asesino y todos sus representantes criollos en la Batalla de Santa Inés. Se corre el riesgo de suponer que la victoria en esa batalla es algo así como el triunfo en la guerra. Nada más lejos de la realidad. A la revolución le aguardan muchas más batallas con enemigos formidables, tanto a lo interno de su propia organización como en el escenario exógeno del enemigo secular.

A lo interno, falta mucho por hacer para desarrollar la participación y el protagonismo ciudadano tal como está señalado en la guía fundamental del proceso: La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Quedan muchas batallas para derrotar las prácticas cogolléricas, el amiguismo, el oportunismo y la abierta corrupción que adorna a muchos dirigentes de los partidos que respaldan el proceso. Queda por construir, desde las bases populares, la organización partidista única de la Revolución que, coordine, organice, agrupe y de cuerpo ideológico a lo que puede, -por ahora- ser mucho de sentimiento y pasión, con su carga lógica de fragilidad. Queda por entregar a las comunidades la planificación y desarrollo de sus propios proyectos, la elección de sus propios líderes, la galvanización de sus propios sueños.

Ahora bien, todo cuanto ha de acontecer bajo el sol tiene su tiempo y lugar. Hay momentos en que la tripulación del barco, por existir un lapso de cierta calma, puede y debe empeñarse en evaluar, estudiar, reparar, corregir, cambiar, organizar y hacer todo cuanto sea necesario para que el instrumental funcione a la perfección, hay otros momentos, aquellos en los cuales la mar se agita y las aguas se tornan procelosas, en que todos los tripulantes, como un solo hombre, deben estar en sus puestos, alertas, vigilantes, atentos a las órdenes del capitán de la nave, en momentos como esos los discursos críticos y las reflexiones etéreas son un crimen contra la seguridad del barco.

Es necesario reflexionar sobre este aspecto, dada la proximidad de la nueva batalla contra la incansable reacción: Las elecciones para gobernadores y alcaldes. Es conveniente valorar con precisión las causas reales de la pasada victoria en Santa Inés. En esta batalla el pueblo salió a defender sus conquistas, eso no lo duda nadie. Salió a cerrar la puerta por donde el pasado, negador y oscuro, pretendía regresar, tampoco ofrece cuestionamientos. Salió a defender su amor a una patria libre y soberana frente al imperialismo y sus sátrapas cipayos, igualmente claro, pero… ¡que no lo dude nadie! Salió, convocado por la voz poderosa del Comandante Chávez, fue su amor incondicional a este poderoso imán, la posibilidad de que se lo arrebataran la que motorizó todas las pasiones, la voluntad y las energías de este pueblo. Quiérase o no, el líder único, irreemplazable e ineludible de la Revolución Bolivariana se llama Hugo Rafael Chávez Frías. El pueblo reacciona a cada señal que él da, por imperceptible o leve que sea. Hay una comunión total del pueblo con ese hombre en el que se siente expresado, no se anda este pueblo con pamplinas, allí donde Chávez lo convoque allí va de inmediato.

En estas elecciones, -salvo en casos muy particulares- Chávez no podrá ir, alcaldía por alcaldía, asociando su poderosa fuerza de convocatoria a cada candidato. La selección de estos candidatos no ha sido todo lo participativa y protagónica que exige el proceso y que aspira el propio Comandante, otra aseveración que no requiere demostración, es axiomática. No obstante sería bueno que reflexionásemos acerca de las posibilidades reales de adelantar “reparaciones” ahora, así como sopesar lo que está en juego. Para lo primero, deberíamos recordar que faltan días para esta nueva batalla y que cada distracción nuestra será aprovechada por la contra para clavar sus picas en Flandes. Para lo segundo, bastará con recordar el papel jugado en el golpe de estado de abril, el sabotaje petrolero o las guarimbas, las gobernaciones de Miranda, Carabobo, Anzoátegui, Yaracuy o Zulia, o las alcaldías de Alfredo Peña, Capriles Radonsky o Leopoldo López, la mayoría de esas acciones terroristas habrían sido imposibles sin la criminal participación de ellas. Eso es lo que está en juego.

¿Qué hacer? Hoy y ahora, sin dilaciones o dudas: Atender con diligencia, disciplina y amor revolucionario, las instrucciones que manen del puesto de mando de la Revolución. Postergar cualquier crítica o interés personal y grupal para momento más oportuno. Unirse detrás de cada candidato señalado por el timonel. Añadiría, echar, una vez más, la responsabilidad de la conducción a puerto seguro de la nave revolucionaria sobre los hombros del Comandante Chávez. Si nos atomizamos, dividimos o vacilamos, estaremos causando un daño severo al proyecto que amamos y en el que reposan todas nuestras esperanzas. Cada cosa tiene su tiempo y lugar, esta “cosa” exige unión absoluta, nada más, pero nada menos.


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J. Martín Guédez


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