Hace ya muchos meses, creo que, cerca de un año, propuse al Ejecutivo Nacional por estas columnas de APORREA, pues soi un escritor vetado por muchos medios de comunicación, escuálidos o no, la Misión Urdaneta. Primero por una necesidad que me llevó, en el seno de la Asamblea Nacional Constituyente, a trabajar en las Comisiones de Administración de Justicia i en la del Poder Moral, a pesar de ser no solamente médico, sino Doctor en Ciencias Médicas, pero por ser también graduado en Filosofía i además historiador que me he ocupado del Poder Moral bolivariano en la Academia de Historia del Zulia, tuve estas escogencias de comisiones. I en lo relativo a la Administración de Justicia, ya lo dije, incursiono en la Filosofía, en ella, en las ramas de la Filosofía de la Historia i de la Ciencia i del Lenguaje; de modo que, en la Comisión presidida por el Dr. Elio Gómez Grillo, este brillante profesional del Derecho me distinguía i muchos pensaban que yo era abogado. Fui quizá, quien más requisitos propuso, para que alguna persona pudiera llegar a ser magistrado del Tribunal Supremo de Justicia, con suficientes méritos i preparación científica, entre otras cosas, el haber estudiado Filosofía. El doctor Gómez Grillo me abrumaba, cuando al tocar algún punto filosófico buscaba mi opinión consultándome con la palabra maestro.
I ¿Por qué esa preocupación de mi parte por la Administración de Justicia i la depuración del Poder Judicial? se preguntarán algunos; a ello responderé que, casi toda mi vida dentro de un convencimiento existencial por la responsabilidad, la rectitud ciudadana i la ética (tengo una obra titulada Ajedrez de Mundo (novela-ensayo), cuyo subtítulo es “aventuras de una ética sin nombre” porque no llegué a la osadía de apellidarla) como pueden comprobar por mi trayectoria intelectual i ciudadana, recogida por otros, en el Diccionario General del Zulia, de los autores Luis Guillermo Hernández i Jesús Ángel Parra; el Diccionario Bibliográfico de la Academia de la Historia del Zulia, de Tito Balza Santaella, i otras obras de biografías i bibliografías zulianas, de autores como Fernando Bermúdez Arias, Germán Cardozo i otros, diciendo esto porque, si bien los zulianos o los “provincianos” de todo el país, conocemos a los personajes de la intelectualidad capitalina (los auténticos i los falsificados), allá se desconoce casi todos los representantes de la cultura inmaterial del país; responderé también porque llevando una vida con ideales morales i éticos, he sido atropellado muchas veces por los abogados que han actuado dentro del Poder Judicial, sobre todo en calidad de jueces. En varias ocasiones, fui atropellado por el Tribunal Disciplinario del Colegio de Médicos con asesoramiento de profesionales del Derecho, aunque siempre los derroté; en una ocasión, por denunciar en escrito de prensa, un veredicto errado en cosas de arte, se me acusó de “falta a la ética profesional”. Igualmente en la Universidad, cuando por denunciar injusticias, incompetencias o inmoralidades, de algunos profesores, se me dictaron arbitrarios autos de detención que, afortunadamente mis abogados superaron, menos uno en el cual, un juez “presionado” me llevó a la Cárcel de Sabaneta, por la mala interpretación de una palabra (inescrupuloso) en el prólogo de un libro, defendiendo la memoria i obra de mi padre, acusándome de difamación e injuria; i, aunque pudiendo hospitalizarme por padecer una lesión cardiaca (que al final tuve que operarme i colocárseme una válvula mitral hace más de trece años) no rehuí “por motivos de salud o depresiones fingidas”, a la agresión, i acepté ir a ese penal, donde desde aquellos tiempos me percaté (lo escribí i coreó esa frase un periodista de apellido Sotillo, ya fallecido) que en la cárcel solo están los pobres; jamás, antes ni ahora, una persona con privilegios sociales, ha ido a la cárcel. I siempre será peor porque, como en el caso del dictador golpista Carmona Estanga, se otorga ahora que se han “humanizado” las leyes, al domicilio por cárcel, para que pueda escaparse fácilmente i asilarse en algún país, para seguir conspirando i haciéndole daño a la patria.
Sufrí atropellos de los jueces, igualmente en mis dos divorcios, (ocasionados por mis consortes i no por mí) tanto en la sentencia amañada por los abogados contrarios (aquí existen también las “tribus judiciales) como en las trácalas, mentiras i complicidades que establecen, en la partición de bienes. Las dos veces he sido prácticamente atracado, pero con total “legalidad”. Recuerdo al juez del primer divorcio i su disparatada sentencia; había sido compañero de mi hermano Alfredo en el bachillerato i me llevaba un año, escuchando varias veces los reclamos del viejo Dr. Raúl Cuenca (Director del Instituto Maracaibo) cuando lo reprendía por bruto, mal estudiante i por escaparse a La Ciega a jugar béisbol. Recién graduado, por adeco solamente, lo hicieron juez i de eso vivió toda la vida sin ejercer ni estudiar, pero le tenía pavor a la tribu La Roche que le imponía las sentencias.
Finalmente, en los tiempos de la Constituyente i antes, defendí públicamente el atropello jurídico más extravagante, irracional i maligno que haya conocido en toda mi vida, contra una abogada brillante como profesional, con un cargo ganado por Concurso Internacional, con especialidades obtenidas Summa Cum Laude, con una vida i actuación ejemplar i de paso una bella mujer llena de virtudes morales i éticas, hasta admiradora del Libertador, para convertirse en la más joven muchacha recibida por la Sociedad Bolivariana de Venezuela. Denunció un fraude multimillonario hecho a la Nación en la Aduana de Maracaibo, como funcionaria de un Departamento Jurídico de Recaudación que nada tenía que ver con el proceso aduanero, sino revisión de los documentos que pasaban por otras instancias i las decisiones finales eran del gerente del Seniat. Costó cinco años de luchas, de defensa, de sentencias en su favor que momentáneamente se desconocían, de opiniones favorables de destacados juristas en la especialidad, hasta que finalmente se le hizo justicia, con honesta i decidida resolución de hombres íntegros como el Ministro de Finanzas, el Superintendente del Seniat i otros personeros, pero quedando un daño moral i económico inconmensurable para toda una familia honesta i honorable. Sin embargo, las jueces protagonistas del bochorno jurídico, del atropello i del desconocimiento de las leyes i la justicia, allí están como si no hubiesen realizado esa monstruosidad. El padre de una de ellas, destituido por corrupto destacadísimo, me escribió un largo remitido de insultos que, cuando le di respuesta no le quedaron ganas de seguir. Tanto en la ANC como personalmente a miembros del Tribunal Supremo de Justicia, les he dicho que el Poder Judicial en el Estado Zulia, es un monstruo al cual solamente le han mordido una oreja i le han pisado el rabo. Escribí alrededor de 11 ó 12 artículos de prensa i no sé cuantas cartas i declaraciones, i en la misma ANC di a conocer los hechos a hombres como Manuel Quijada i los que componían la Comisión de Reestructuración del Poder Judicial; insistí en todas las instancias posible que debíamos de sanearlo radicalmente desde la misma Constituyente, pero muchos intereses i presiones, hicieron mediocre la actuación i los resultados de esa comisión.
Las consecuencias las hemos estado viendo en estos cinco años de gobierno; la descomposición que venía desde la IV República (adeco-copeyana i cómplices), más los personajes infiltrados en el TSJ i en la AN i muchos juzgados, realizada por el Traidor Mayor Luis Miquilena mientras planificaba su traición, han constituido el Talón de Aquiles de esta revolución pacífica i deseosa de ser justiciera. Por eso aporté igualmente al Poder Moral convertido en Poder Ciudadano i, finalmente, como dije hace unos meses, propuse la MISIÓN URDANETA, convencido que la trilogía grandiosa en la Independencia, fueron Bolívar, Sucre i Urdaneta, este último llamado por el Libertador El Brillante i considerado como el más fiel soldado del ejército, donde casi siempre se ocupó de la parte logística, fue héroe de batallas o de defensas en sitios memorables como el de Valencia. Cumplió aquella orden de “defender a Valencia hasta morir” i afortunadamente no murió, para prologan su lealtad a la causa i a Bolívar, hasta ser Presidente de la Gran Colombia; con tiempo después de la epopeya, para fundar las Sociedades Bolivarianas i conservar i enaltecer la memoria de Simón Bolívar i, finalmente, junto con el gran José María Vargas, ser encargado de repatriar las cenizas del Sol Americano. Su honradez i sus virtudes, le llevaron igualmente, a darnos una lección antes de morir: como falleció en París, sin llegar a su meta final en Madrid, devolvió viáticos, pese a que expresó: “Solo dejo una viuda y 11 hijos, en la mayor pobreza”. Por eso, una misión que se dedicara al adecentamiento i elevación de Poder Judicial, combatiendo la corrupción moral i ética sobre todo, debería llevar con justicia su nombre i eso, lo sigo proponiendo al presidente Hugo Rafael Chávez Frías. Es de recordar su frase cuando se une al Libertador antes de la Campaña Admirable: ¡General, si con dos hombres basta para libertar a la patria, pronto estoy a seguirlo a usted! Ahora, desde el arcano, debe estar deseando seguir a esta revolución, que consolida los ideales de ambos, soñando una Venezuela libre, soberana i hermosa.