La Alcaldía Popular

El Estado reformista debe darle paso al Estado revolucionario. Premisa
fundamental para profundizar el Proceso. Las actuales estructuras del
aparato burocrático del Estado responden a los lineamientos de la
democracia representativa. Aunque constitucionales, son dispositivos que
se prestan más al usufructo del poder que a la búsqueda del bien común del pueblo. Las Alcaldías, por ejemplo, no satisfacen las expectativas del colectivo
nacional. Las consultas que se hacen en las comunidades, acerca de los
beneficios alcanzados por el pueblo con base en la gestión de la Alcaldía,
son negativas. Casi nadie apoya la administración de ningún Alcalde. El
rechazo responde a la concepción cupular, reformista y antipopular de estas
entidades públicas. Por lo tanto, en la nueva fase del Proceso iniciada a
partir del 15-A, las Alcaldías tienen que transformarse. Cambiar de
entidades cupulares a organizaciones revolucionarias. Transitar de la
reforma a la revolución. Las Alcaldías significan el componente estructural
del Estado con plena autonomía para atender a la comunidad, a las
organizaciones de base y al ciudadano. No obstante, bajo la concepción
actual, ese poder no se manifiesta en esa dirección. El poder se diluye
en otros asuntos inocuos, impropios y hasta espurios, que impiden
satisfacer las expectativas de la comunidad.



En la nueva fase del Proceso, las alcaldías tienen que ser el eje más
importante de la gestión pública para darle viabilidad a la revolución.

El poder tiene que emplearse con base en la transferencia de la toma de
decisiones al pueblo. La Alcaldía Popular tendrá entonces no a un Alcalde
dueño de los destinos de los ciudadanos miembros de una comunidad. No,
ahora el Alcalde será el vocero de esa parcela del pueblo. Vocero porque las
decisiones las toma la comunidad organizada por medio de asambleas
populares; y, bajo esta nueva modalidad, el alcalde tiene que someterse a lo
que indique el colectivo. La Alcaldía Popular requiere entonces, en primer lugar, que los aspirantes a ocupar ese cargo, (candidatos a las próximas elecciones de octubre), entiendan que el meollo del poder no radica en el aparato burocrático del Estado. La nueva dimensión del poder se ubica en las instancias expresadas en la Constitución Bolivariana. La sustancia del poder está en: (i) la contraloría social, (ii) los consejos locales de planificación pública, (iii) la asamblea de ciudadanos, (iv) los cabildos abiertos, (v) los gobiernos comunitarios. En consecuencia, la alcaldíaactual tiene que desaparecer y en su lugar darle vida a la alcaldía
popular.

Por otro lado, el cambio estructural demanda conciencia colectiva. Si el
pueblo no ejerce sus derechos, la transformación no procede. Si el pueblo no se apropia de la fuerza que le otorgan las leyes, el Alcalde seguirá por los rumbos del usufructo del poder. Cuando el pueblo consolide la sumatoria de voluntades y sienta que el verdadero poder se halla en ese nivel de la sociedad, entonces habremos alcanzado un nuevo peldaño de la revolución y la Alcaldía Popular será posible. De esa manera, podremos señalar que la Teoría se hace praxis y, así, avanzar en la dirección que nos señala la revolución, indicada día a día por el líder del Proceso.



Por todo este planteamiento, es por lo que le exigimos a los cientos de
aspirante a las alcaldías, que se detengan a meditar su verdadera intención
de ir a las elecciones. ¿Lo hacen para continuar con el modo de gestión
que hemos heredado de la IV República --cúpula que manda para beneficio
de si mismo y su grupo, relegando a un plano excluyente a la comunidad-- o aspiran a esos cargos para alcanzar el bien común de la comunidad?. Lo
primero, evidencia la postura pragmática, material y egocéntrica de la
democracia representativa. En ese caso, no tienen nada que buscar en la
revolución. Lo segundo, es la expresión primaria de la nueva fase
consustanciada con el poder popular. Si todos se convencen de estar
conectados con la onda revolucionaria, entonces están prestos para ir al
consenso. El revolucionario de conciencia tiene ahora que saber que más
importante de ser él el elegido, está la construcción del poder popular.
izarraw@cantv.net




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William E. Izarra

Oficial de las FANB, retirado como Comandante (Teniente Coronel) de la Aviación Militar. Siendo oficial activo logró realizar estudios en todos los niveles académicos del saber universitario obteniendo su título como Licenciado en Educación (UCV); Maestría en Planificación (Harvard University) y Doctorado en Ciencias del Desarrollo (Cendes, UCV). Ha sido miembro del MBR-200, MVR, PSUV, Director Nacional de Ideología del Comando Maisanta, Colectivo Democracia Directa y creador del Centro de Formación Ideológica (CFI). Ha ocupado algunos cargos dentro del Gobierno Bolivariano Revolucionario bajo el mandato de Hugo Chávez Frías, siendo unos de los más relevantes el de Vice-Ministro de Relaciones Exteriores para Asia, Oceanía y Medio Oriente. Ha escrito una serie de folletos y libros para la compresión de los valores y principios socialistas.

 izarra1947@gmail.com      @williameizarra

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