Da pena ajena la cómica puesta por la oposición en sus primarias, escuchando las opiniones expuestas por los votantes antirrevlucionarios demuestran los escasos criterios políticos que los mueve, su vaciedad ideológica, su falta de seriedad ante el país. Al fin al cabo no se les puede exigir mucho, sus limitaciones son extensas mas no así sus bolsillos que es lo que mas les interesa.
Los cogollos partidistas una vez más impusieron sus candidatos, apelaron a la defensa de la oligarquía y los intereses foráneos, el negocio de la política bolivariense, no de Bolívar, sino de bolívares. Eso es todo lo que ellos representan, donde no hay proyecto de país solo el que entienden y han estado acostumbrados, el país de la Cuarta Republica. Para nada están ganados a la nueva Venezuela, a la erradicación de las viejas estructuras que sostuvieron por décadas la corrupción y la venta a precio de gallina flaca de nuestras empresas básicas, solo por obtener jugosas comisiones y darse la buena vida en detrimento de las mayorías.
Escúchelos con atención, en sus discursos no existe Bolívar, la lucha independentista, la historia real de Venezuela, para nada. Ellos solo conocen el país virtual que les pintaron los medios de comunicación en los tiempos del Punto Fijismo. Para nada les interesan los pobres y las políticas sociales que han ayudando a detener la pobreza extrema y la pobreza social impuesta. No logran entender los tiempos nuevos para el país ni por un halito de vida espiritual disciernen los tiempos de Dios para el país.
Así son y así serán. Esto me recuerda aquel suceso bíblico cuando Josué tenía la tremenda responsabilidad de llevar a su pueblo a la tierra prometida, antes de iniciar ese proceso envío a 10 espías para que informaran de las fortalezas de la ciudad, de sus habitantes y mas. Al entregar el informe a Josué por parte de los espías solo 2 fueron optimistas mientras los otros ocho asustaron a la gente, fueron negativos y sobre todo dejaron de confiar en su Dios quien los impulsaba a la conquista de su tierra.
La actitud de Dios fue tan radical ante el informe negativo y esa actitud incrédula que impactaron al pueblo dividiéndolo que Dios prometió a Josue que solo el, su familia y los que creyeron entrarían a la tierra prometida. Así paso, pero Josué tuvo que ver morir toda una generación incrédula en el desierto durante 40 años que dieron vuelta a poca distancia de esa tierra en el desierto. Lea bien, Josué tuvo que esperar ver morir toda una generación solo por el hecho de no creer y oponerse a tal situación. Y por qué se preguntaran, sencillamente porque Dios necesitaba una nueva generación para una nueva nación.
Chávez es un tipo de Josué, ha entendido los tiempo de Dios para esta nación, se ha tenido que enfrentar con una generación difícil, incrédula, pesimista y muchas veces atrapada por una cultura acostumbrada a lo viejo, a lo que tanto daño le ha hecho, a darle la espalda a la Tierra Prometida, de una nación prospera, libre, desarrollada, con justicia y equidad, así lo ha expresado el presidente y lo viene trabajando duro, pero dentro y fuera del proceso revolucionario se ha encontrado con gente similar a los 8 espías que prefirieron morir sin razón alguna en el desierto que creer e integrarse al proceso de cambios.
Esperaremos acaso que muera toda una generación adeco copeyana como instinto cultural política dejándonos también atrapar con los temerosos e intimidadotes informes de la oligarquía a través de los medios de comunicación. Es temerario hacer comparaciones así, pero es que cuando uno ve y escucha a los sectores oposicionistas y a muchos dentro del proceso de cambios que se dejan seducir por los mal intencionados informes queda pensar que pasara tiempo en que todo un país logre entender que hemos dado ya alguna vueltas en el desierto y no nos hemos dado cuenta.
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