La Paz, 2 de mayo. Jimmy Carter, ex presidente de Estados Unidos y premio Nobel de la Paz, censuró hoy que existan indicios de movimientos separatistas en Bolivia y anticipó que Washington no reconocerá ese tipo de acciones contra el vigente modelo democrático en el país sudamericano, en el contexto de una gira por la región.
"También he observado que hay grupos que desean tener un país dividido, y no unido. Estoy convencido de que Estados Unidos se va a oponer absolutamente a cualquier movimiento separatista", declaró el ex mandatario (1977-1981) en conferencia de prensa acompañado del presidente boliviano, Evo Morales.
El gobierno boliviano denunció el 16 de abril un plan para dividir Bolivia con "la independencia" del departamento de Santa Cruz, el más próspero por sus fértiles tierras y diversos recursos naturales como petróleo, hierro y minerales, gobernado por fuerzas de derecha que han encabezado un fuerte movimiento autonomista junto con otras tres regiones.
Tres europeos fueron abatidos entonces en Santa Cruz en un operativo antiterrorista y otros dos fueron detenidos. Los cinco son acusados de elaborar un plan para asesinar a Morales y conseguir "la independencia" de Santa Cruz, que culminó una serie de rebeliones de las regiones autonomistas contra el gobierno central.
Carter, acompañado de su esposa Roselyn y miembros de su Centro Carter, visitó hoy el Palacio Quemado para sostener una reunión privada con Morales. Ambos mantienen una relación que data de muchos años. "Nos reunimos varias veces, pero el ex presidente Carter no quería fotos de los encuentros", dijo el boliviano.
Carter prometió volver a Bolivia para los comicios generales del 6 de diciembre. "Estoy seguro de que esas elecciones van a ser la expresión más clara de la voluntad del pueblo", dijo. También aceptó la invitación de Morales para visitar la región cocalera en Cochabamba, centro de Bolivia.
"Vendré y cosecharé (hoja de) coca como lo hizo el presidente Morales al cosechar maníes en Georgia", agregó sonriente Carter.
Reponer embajadores
Morales y el premio Nobel de la Paz coincidieron, por separado, en destacar que urge que Bolivia y Estados Unidos repongan a sus embajadores en La Paz y Washington, cuyas relaciones se deterioraron por las relaciones cercanas de la embajada estadunidense con la oposición de derecha.
Fue así que Bolivia expulsó en septiembre del año pasado al embajador estadunidense Philip Goldberg por presunta injerencia en temas políticas y por respaldar acciones contra su gobierno.
Estados Unidos contestó con la expulsión del embajador boliviano Gustavo Guzmán. Pero los diferendos continuaron con la expulsión por La Paz de la DEA y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, organizaciones que operaban en la región productora de coca en el departamento de Cochabamba.
Sin embargo, Morales aseveró hoy que su gobierno no expulsó a los miembros del programa Cuerpos de Paz y expresó la posibilidad de que retornen a Bolivia en tareas de lucha contra la pobreza.
Aclaró que la salida en septiembre se produjo luego que él informó que personal de la organización de voluntarios denunció que la embajada estadunidense les pidió espiar a venezolanos y cubanos que trabajan en Bolivia en programas de salud y educación.
La visita de ex mandatario estadunidense a Bolivia concluyó con una reunión con líderes opositores en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, antes de viajar a Brasil.
Mientras, Morales designó a Roxana Ibarnegaray nueva presidenta de la Corte Nacional Electoral, horas después de la dimisión por razones familiares de su su anterior titular José Luis Exeni.