La Habana, marzo 3 - A pesar de las repetidas denuncias de Cuba acerca de la responsabilidad de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) estadounidense en la explosión, el 4 de marzo de 1960, del barco francés La Coubre en el puerto de La Habana, el gobierno de Estados Unidos, cincuenta años después, sigue secuestrando los documentos de sus archivos.
El hecho ha sido confirmado el viernes último, cuando en respuesta a una solicitud de información, funcionarios de los Archivos Nacionales de Seguridad, un proyecto no gubernamental de investigación académica de la Universidad George Washington, confirmaron que no disponen de documento alguno sobre el tema procedente de los órganos norteamericanos de inteligencia.
Los únicos documentos disponibles, a los cuales se puede acceder a través del banco de datos Digital National Security Archive (DNSA) y destinados a los estudiantes y al personal de la mencionada universidad, son "dos breves referencias cronológicas" y un documento que también es una cronología "con más información" que las dos anteriores, admitieron.
No existen referencias a La Coubre en el conjunto de las colecciones no publicadas de la institución, precisaron sus conservadores.
De tal manera que se confirma cómo el país, cuyo aparato de propaganda genera constantemente ráfagas de calumnias contra Cuba, no llegó a entregar en medio siglo un solo documento, aunque fuera distorsionado, sobre una tragedia que costó la vida a cerca de un centenar de seres humanos, hace exactamente 50 años este próximo 4 de marzo.
EXPLOSIÓN EN MEDIO DE UNA CAMPAÑA CIA DE TERRORISMO
Para entender bien la tragedia de La Coubre en toda su dimensión, hay que situarse en el contexto de 1960, apenas 15 meses después del triunfo de la Revolución cubana.
La explosión del vapor francés en el puerto de La Habana, en los momentos en que se descargaban municiones, se ubica ya en el medio de una sistemática campaña terrorista contra Cuba cuando ocurren atentados con una cadencia verdaderamente infernal.
La cronología de los incidentes violentos lo demuestra con claridad: desde "la muerte de un trabajador por un incendio en Matanzas, provocado por el bombardeo de sustancias incendiarias", a principios de enero, hasta el 31 de diciembre con "el sabotaje incendiario de grandes proporciones en la tienda La Época, en La Habana", son decenas y decenas los actos terroristas reportados, todos relacionados de una forma u otra con la CIA
Hace apenas dos años y medio, en julio del 2007, en el programa radiofónico de Miami "La Noche se Mueve", el jefe terrorista Antonio Veciana —quien reconoce haber trabajado durante décadas con la CIA— contó con todos los detalles cómo "petacas incendiarias" llegaban entonces a La Habana a través de la CIA. Precisaba que venían en varios modelos, cada uno con un código de color, que indicaba el plazo en el cual debía explotar.
Increíblemente, el propio Luis Posada Carriles, contra el cual los fiscales norteamericanos "anti-terroristas" del Departamento de Justicia pretenden no tener más que escasas pruebas, lo confirmó también, de puño y letra, en las confesiones que redactó en los años 80.
Dijo textualmente el que torturó en Caracas durante una década por cuenta de la CIA y ordenó la destrucción de un avión civil cubano, entre otras infamias: "La Agencia Central de Inteligencia (CIA), enviaba explosivos (C3), lapiceros de tiempo, mecha, cordón detonante, detonadores y todo lo necesario para actos de sabotaje.
Y precisaba el que ahora se pasea en Miami con la bendición del FBI y participó personalmente en tales crímenes:
"Yo formaba parte de esos grupos. José Puente Blanco, ex-presidente de la Federación Estudiantil Universitaria, y su hermano Roberto, comandaban un Movimiento. Fui a Estados Unidos y allí conocí a Alfredo Cepero, que pertenecía a la misma organización; con él trazamos planes para introducir material bélico en Cuba y entregárselo a nuestros amigos en La Habana".
Por poco cuenta que supo, necesariamente, del crimen de La Coubre con el cual lo vincula su complicidad con la agencia.
En realidad, aún hoy, son decenas los testigos de aquellos tiempos, cuando la CIA desencadenaba su sanguinaria ofensiva anticubana: el propio agente Carlos Alberto Montaner, actualmente prima donna del coro de la propaganda norteamericana contra la Isla, fue entonces capturado con ambas manos en la masa, mientras se dedicaba a poner bombas en tiendas y cines de la capital.
LOS HECHOS EXIGÍAN UNA INVESTIGACIÓN
El más grande atentado terrorista de su época, la explosión de La Coubre, ocasionó además de un centenar de muertos, más de 200 heridos y numerosos desaparecidos. El costo de los daños materiales fue luego estimado en unos 17 millones de dólares.
De los hechos que rodean esta agresión salvaje contra la Revolución, el Dr. José Luis Méndez Méndez, reconocido especialista en el tema del terrorismo contra Cuba, hizo un análisis detallado en octubre del 2002, dentro del contexto de una conferencia internacional.
Señalaba entonces, cómo era evidente que en Estados Unidos "se tiene que haber investigado de oficio" este crimen. "No es posible haber ignorado las circunstancias en que se vieron involucrados varios norteamericanos", afirmaba.
Enumeraba, entre otros muchos elementos sospechosos:
-Un solitario pasajero de ese vapor, Donald Lee Chapman, se dirigía a Nebraska, aunque desembarcaría en Miami a miles de millas de su destino, mientras que otro, Jack Lee Evans, salió precipitadamente de Cuba el 5 de marzo para declarar en Miami haber conocido a los autores del sabotaje, lo cual resultó ser una medida para obstruir las indagaciones iniciales. "¿Estaban estos estadounidenses, solamente, en el lugar y momento equivocados?", preguntaba el experto.
-Dos congresistas del estado de Nebraska intercedieron a favor de Donald Lee Chapman, enviaron documentos petitorios y exigieron al Departamento de Estado presionar a Cuba para su liberación.
- El coronel de la CIA J. C. King había tenido contactos en Miami con Rolando Masferrer Rojas, criminal de la tiranía de Fulgencio Batista, quien había dirigido en Cuba grupos paramilitares.
-Masferrer se había entrevistado en esa ciudad con el norteamericano Richard E. Brooks, quien dijo conocer acerca de la llegada de barcos a Cuba con armas y los puertos por donde desembarcarían ¿Qué relación existió entre J.C. King, Masferrer, Brooks y La Coubre?
-La estación de la CIA en La Habana tenía priorizada la obtención de información sobre la llegada de armas. No fue casual que varios estadounidenses, entre ellos Chapman, fueran detenidos cuando tomaban fotos en el lugar de la explosión el mismo día del hecho. La embajada de Estados Unidos intercedió por ellos.
LOS COMPAÑEROS FRANCESES SE RECUERDAN
La tragedia de la Coubre también tiene otra característica que obligaba a las autoridades norteamericanas a investigar con seriedad las repercusiones del crimen cometido por su agencia terrorista: seis marinos franceses, trabajadores del transportador marítimo francés, perecieron en la gigantesca explosión.
El primer teniente François Artola, el timonel Jean Buron y los marineros Lucien Aloi, André Picard, Jean Gendron y Alain Moura murieron en el buque destruido.
Coincidencia histórica de estos tristes acontecimientos: sucedieron en el momento en que los escritores Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir visitaban Cuba por invitación de Fidel y del Che. Estos dos autores emblemáticos de la literatura francesa contemporánea participaron, en la Plaza de la Revolucíon, en la despedida de las víctimas.
Este jueves 4 de marzo del 2010, a las 3 de la tarde, mientras en La Habana el pueblo cubano marcará una vez más el aniversario de este crimen que tantas vidas costó, decenas de franceses rendirán un homenaje a sus compatriotas asesinados.
Por primera vez en muchos años, en la ciudad francesa de Nantes, los compañeros marinos y trabajadores del puerto depositarán flores en el histórico Monumento a los Marinos Desaparecidos, con la participación de varios sindicatos de la CGT solidarios con Cuba, además de otros integrantes del conjunto de las asociaciones de solidaridad y de los diplomáticos que representan a Cuba en Francia.
Allá, como en Cuba, resonará la pregunta esencial acerca del crimen de La Coubre que formulara el líder de la Revolución cubana en sus Reflexiones del 7 de julio del 2007:
"¿Por qué, en nombre de la libertad de información, no se desclasifica un solo documento que nos diga cómo la CIA hace ya casi medio siglo hizo estallar el vapor La Coubre?"