Caracas, 25 de mayo de 2012- "Fue torturado hasta la muerte y después de que pereciera en el suplicio fue arrojado por una de las ventanas de la Digepol". Las palabras del legislador del Partido Comunista de Venezuela (PCV), Gustavo Machado, ante la Cámara de Diputados echaron por tierra el esfuerzo del betancourismo y de la prensa del momento para imponer el supuesto suicidio de José Gregorio Rodríguez a la opinión pública.
Hace medio siglo, la tarde del 26 de abril de 1962, arrestaron a José Gregorio Rodríguez, de 35 años, bajo la supuesta acusación de haber participado en un asalto para capturar armas de la Marina.
El profesor de historia Wladimir Abreu coincide con los argumentos de Machado y cuenta, en un artículo publicado este mes en el portal www.aporrea.org, que Rodríguez fue torturado por antiguos funcionarios de la Seguridad Nacional de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez "reciclados" por el gobierno de Rómulo Betancourt.
"Mora Contreras y Armando Bastidas, juntos a Atahualpa Montes, salvajemente torturaran a Rodríguez hasta dejarlo en estado de coma, en los calabozos de la policía política adeco-copeyana", escribe.
La prensa de la época destacó la información oficial: José Gregorio se había lanzado del tercer piso de la sede de la Digepol con el fin de suicidarse. Esta versión es calificada como una "asquerosa mentira" por parte de Abreu, y Machado lo desmintió hace 50 años mostrando el testimonio de Atahualpa Montes de la Digepol, donde asegura que quien dirigió las torturas fue Bastidas.
"Jose Gregorio dio una patada en la cara de Bastidas y entonces éste se enfurecio y lo mató a golpes. ¿Qué se hizo para castigar al verdugo Bastidas? Se le dio un puesto en el exterior", relata el entonces parlamentario.
Jerónimo Carrera, quien ha sido militante del PCV por 66 años, describe a Rodríguez como un modesto militante del partido con labores muy importantes en aquel momento, que básicamente consistían en la distribución de la propaganda política, y se refiere a su lucha valientemente contra la dictadura perejimenizta.
"El visitaba los organismos del partido en las distintas zonas para traer propaganda, material impreso, que nos entregaba, era un camarada modesto, sencillo, un obrero. Su labor no era de gran brillo pero si de gran eficacia", expresó.
Aunque no se podía confiar en lo que declarara el régimen en ese momento, expresa Carrera, si una persona ante torturas tan barbaras prefería morir, los torturadores eran los culpables porque haberla llevado a esa situación.
"La represión bárbara de esos años se prolongó después de (Marcos) Pérez Jiménez, esa represión criminal de la dictadura recomenzó con Betancourt y sobre todo se acentuó en épocas de (Raúl) Leoni". A partir del 53, los comunistas pasamos a ser blanco de la represión".
El caso de José Gregorio no es aislado o casual. El pintor Juan Pedro Rojas fue llevado al campo de concentración de Cachipo y después de los interrogatorios amaneció ahorcado; Alí José Paredes fue acribillado en su casa y lanzado a la calle; Fabricio Ojeda fue "suicidado" en los calabozos Servicio de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (Sifa) el 21 de junio de 1966; Alberto Lovera, torturado y lanzado al mar y Víctor Soto Rojas, torturado y lanzado desde un helicóptero en 1964.