31/03/13.- ¿Podrían haberse imaginado los arquitectos e ingenieros que bajo el mando de Cipriano Castro construyeron en 1906 el otrora museo histórico militar del 23 de Enero, que éste pasaría a ser el Cuartel de La Montaña, donde reposarían los restos del Presidente más querido y carismático que haya tenido nación alguna? ¿Imagináronse que sería la vitrina de contacto del Líder con su pueblo?
La Gaceta Oficial N° 31641 de 1978 lo decreta monumento histórico de la nación, pero desde el 15 de marzo de 2013, el pueblo y su convicción lo decretó morada transitoria, “mientras lo llevamos al Panteón”, del Comandante Hugo Chávez.
Es una convicción, es una pasión, es casi religioso lo expresado y demostrado por los más de millones que peregrinaron por Fuerte Tiuna, y por los otros tantos de miles más que hoy, en Metrobús, en por puesto, en colita, en mototaxi o a pie, expresan su devoción por permanecer aunque sea pocos minutos en contacto con su único Líder.
“¿Quién le quita eso al pueblo?”, se pregunta el cabo primero de la Milicia Guillermo Rojas Osorio, uno de los encargados de orientar al público que de manera espontánea y masiva acude de martes a domingo, de 9 am a 4 pm a las visitas guiadas. “La gente viene a afianzar el compromiso con la Patria. Dios nos puso una prueba para ver si podemos seguir la obra de Chávez, y estamos seguros de que ya este pueblo está claro. Somos libres y antiimperialistas. Él nos trazó cinco ejes en el programa del país que seguiremos construyendo”.
Interminables ríos humanos multicolores, con predominio del rojo –por razones obvias–, muy largos, y de todo el país, fluyen con seguridad plena y celeridad gracias a la logística de la milicia, supervisada por la Guardia de Honor Presidencial. Atención especial para adultos mayores, niños y personas con discapacidad.
Montan guardia con 3 efectivos para cada grupo de unas 20 personas. Así se inicia el recorrido por las “estaciones internas”, donde el plano central es el mausoleo que se asienta sobre la Flor de los Cuatro Elementos: agua, tierra, aire y fuego, del arquitecto Fruto Vivas, y que representa el florecer de la nueva Patria, lo infinito de la vida del Comandante Eterno.
Totalmente gratuito es todo el ejercicio, desde el Metrobús hasta el paseo interno. “Es un momento de aprendizaje familiar. Vale la pena” dice el sargento primero Martínez Mayorca, uno de los más atentos guías “contadores de la historia” con la que amablemente se recrea el momento, donde se mezcla pueblo común con Fuerza Armada, y, en un ritual espontáneo, surgen interrogantes sin respuesta, lágrimas escurridizas, impotencia, desasosiego, pero de repente una gran paz invade el todo. La primera estación del recorrido muestra 32 banderas de los países que Bolívar quiso integrar; tarea que continuó Chávez y que “ahora le toca a Maduro”, según los visitantes. En la segunda estación se erige el Cañón de La Montaña, que suena y sonará todos los días a las 4:25 de la tarde, en memoria de la hora del fallecimiento de Chávez. Luego viene la Llama Encendida Perenne en honor al 4 de Febrero. La cuarta estación se refiere al famoso Por Ahora, que “se transformó en hasta siempre” y le sigue el mausoleo donde está el Comandante, flanqueado por Bolívar, sus cuatro húsares, Ezequiel Zamora y Simón Rodríguez. El recorrido sigue entre muestras fotográficas de la vida familiar, deportiva, militar y dicharachera del Chávez de a pie que se inmortalizó por su obra para el pueblo y que espera que vayan a verlo.