28 julio 2013 - Millones de venezolanos patriotas, socialistas y revolucionarios tienen de nuevo otro motivo para coincidir: la conmemoración del natalicio número 59 del Líder de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez.
Tal día como hoy, en 1954, Sabaneta de Barinas vio nacer a Chávez, el hombre que puso fin al bipartidismo adeco-copeyano en 1998 al ganar la Presidencia de la República por primera vez, cargo en el que sería reelecto por el pueblo y con amplia mayoría en otras cuatro oportunidades: 2000, 2004, 2006 y 2012.
Este domingo, cuando en todo el país el Gobierno Revolucionario realizará diversos actos para rendir homenaje al Comandante Supremo, integrantes del pueblo recuerdan al Hugo Chávez que ellos conocieron luego de que liderara la rebelión cívico-militar del 4 de Febrero de 1992.
“Chávez fue un hombre humilde, un hombre que amaba a su pueblo, leal, que nos devolvió la Patria”. Con frases como la anterior y con la voz impregnada de admiración, Vilma Rausseo, vecina de Catia, describe al Hugo Chávez que ella conoció.
Rausseo, quien acudió a la sede de Ciudad CCS acompañada de su amiga Dinorah Trujillo, quien también conoció al Comandante, narró que empezó a compartir con él a finales de 1992, cuando estaba preso en la cárcel de Yare, donde fue a visitarlo, porque creía en él y en su propuesta de reconstruir la Patria.
Mientras intercambiaba una foto con Trujillo y rememoraban con camaradería momentos que vivieron con el teniente coronel en aquellos años, comentaba que para visitarlo logró que la anotaran en la lista de visitantes de Francisco Arias Cardenas, quien igualmente se encontraba detenido junto a Chávez por haber participado en la rebelión civico-militar del 4-F.
Contó que al llegar Arias Cárdenas le preguntó quién era, y ella le dijo: “Yo soy prima de la mayor Marisela Arévalo Rausseo (participante en la rebelión cívica-militar del 27 de noviembre de 1992). ‘No me diga’; y empieza de aquí a allá, ‘Hugo, Hugo’, y él decía ‘Me estoy bañando’. Lo cierto es que sale con un short y viene corriendo: ‘¿Qué pasó?’, y él (Arias) le dice: ‘Mira, que aquí está la prima de la mayor Marisela Arévalo’ y él (Chávez) me abrazó (…) y me dio la bienvenida”, expresó con voz emocionada.
“A todas estas yo estoy casi que me muero. El corazón me hacía taca taca. Yo no sabía si verlo, si abrazarlo (…) Me dijo: ‘Vamos a conversar, vamos a mi habitación’, y entramos a su celda, tenía una camita y muchos libros”, manifiesta mientras gestualmente, hace como si formara una torre de libros.
Agregó que al llegar a la celda, Chávez le preparó un café, y ahí “empezamos a hablar y a hablar, ‘¿dónde vives tú?’. Yo vivo en Catia, le contesté, ‘¿y qué haces?”. Relató que a partir de ahí comenzó a vistarlo todos los jueves hasta que él salió en libertad. Aseguró que en esa época Chávez le pidió que donde ella vivía comenzaran a crear conciencia. “Nos recalcaba: ‘Hay que reunir a la gente, concientizarla, hacer mesas de trabajo’. Unidad, eso de la unidad toda su vida Chávez lo sostuvo”.
—¿Cómo era Chávez como persona en ese tiempo?
—Era un tipo muy de nosotros, de pueblo. Muy dicharachero (…), como lo siguió siendo después. Nosotros supuestamente íbamos a levantarle la moral, resulta que era todo lo contrario. Uno salía de ahí con más ganas de seguir luchando.
EL CHÁVEZ DE LA CAMPAÑA
Rausseo refirió que tuvo la oportunidad de acompañar al Líder de la Revolución en todo el camino que recorrió desde que abandonó la carcel, el 26 de marzo de 1994, hasta que decidió participar en las elecciones presidenciales de diciembre de 1998. Puntualizó que Chávez caminaba los barrios de Caracas, interactuaba con el pueblo y le preocupaban sus problemas. “Yo tiré la toalla cuando él ganó. Estaba donde yo quería que estuviera, y me desplegué a mi trabajo”, dijo.
—¿Por qué tiró la toalla?
—Bueno, porque ya lo que yo quería ver lo estaba viendo, que él ganara unas elecciones, que él llegara a Miraflores, ya el resto le tocaba a él (…) Él nunca nos apartó.
—¿Después que Chávez ganó la presidencia, tuvo oportunidad de conversar con él nuevamente?
—Sí, aunque el susto fue muy grande, porque ya yo lo veía como el Supremo, aunque él seguía siendo el mismo, humilde. Yo pasé mucho tiempo sin verlo, y en una oportunidad vinieron unos chinos y nos invitaron a nosotros los funcionarios del Palacio Blanco a Miraflores (…) Luego de la transmisión del acto, él se bajó a saludarme y me agarró y me dijo: ‘Mujer, ¿cómo estás, dónde estás, cómo está tu hijo?’. Y yo solo pude decir hola, nada más; las piernas, el corazón, el estómago, me temblaba todo.
DINORAH TRUJILLO TAMBIÉN LO CONOCIÓ
“Mi historia sobre cómo conocí a Chávez no es nada interesante”, expresó con humildad Dinorah Trujillo al comenzar la entrevista, para acto seguido detallar que “una compañera que tenía, que era profesora de la universidad, me llevó a una vigilia, que se hacía para pedir
la libertad de los participantes del 4-F. Fue allí donde conocí a Vilma y cuando empecé a ir a Yare”.
Confesó que la primera vez que se dirigió a la cárcel, al llegar le dijo a los militares que participaron en el 4-F y que estaban presos: “Yo vengo para acá, para que ustedes me digan quiénes son, porque yo no los conozco (…) Entonces todo el mundo me miró y empezaron a hablar, luego me invitaron a que fuera a visitar a Chávez. Cuando yo entré a saludarlo, él me recibió con estas palabras: ‘¿Tú eres la que no sabes quiénes somos nosotros?’. Ese chisme sí corrió rápido, exclamé”, rememoró mientras reía.
Destacó que después de eso continuó visitándolo y le llevaba comida que recogía entre conocidos, así como unos escritos que el Líder de la Revolución hacía para que se publicaran “y luego uno le llevaba el libro con sus ideas ya impresas”, cuenta al tiempo que muestra un texto de esa época titulado El Comandante Chávez a la nación, mensaje bolivariano. Ediciones MBR-200.
Relató que cuando ellos salieron de prisión, necesitaban un apartamento para reunirse “y yo puse a la orden el apartamento mío (…) Estaba en La Trinidad, en la carretera hacia El Hatillo”. Aseguró que nunca supo quiénes se reunían ahí, porque se iba a las seis de la mañana a trabajar y regresaba en la noche. Asimismo acotó que antes de irse le dejaba la llave a una persona que se la entregaba a ellos.
Al igual que Vilma, indicó que acompañó y apoyó a Chávez después de que salió de la cárcel y en la primera campaña electoral de 1998. Evocó que la última vez que lo vio directamente y que pudo hablar con él “fue en casa de Vilma. Yo le expresé: Chávez déjame que me voy a tomar una fotografía contigo, porque esta va a ser la última vez que yo voy a estar tan cerca de ti. Y él me contestó: ‘A nosotros no nos van a separar’. Afirmó que Chávez nunca la apartó, sino que fue ella la que decidió retirarse porque consideró que ya había cumplido su objetivo al apoyarlo para que llegara a la Presidencia.
Dinorah, quien tiene decenas de fotos en donde aparece Chávez compartiendo con el pueblo, visitando barrios en Caracas, recalcó que de esa época no olvida que cuando el Comandante “te saludaba y te veía, tú sentías que te conocía de toda la vida (…) Chávez siempre fue humilde”, concluye.
ERA MUY HUMANO, ORGANIZADO
“Yo puedo recordar de Chávez que era una persona que cuando hablaba contigo, te miraba fijamente a los ojos, como escrutando tus pensamientos, oyéndote integralmente. Te puedo decir que Chávez era una persona muy sensible, muy humana, preocupado por los problemas de los militantes. Era muy organizado, intensamente trabajador, incansable”.
Así rememora el profesor Víctor Belis a Hugo Chávez, a quien tuvo la oportunidad de conocer en un acto que hizo el Comandante junto a sus seguidores de la época en Catia. “Hicimos un acto en la vereda 2 de El Cuartel, cerca de un lugar que se llamaba Centro de Formación de Catia, hicimos una asamblea con dirigentes comunitarios, esa fue la primerita vez que nos conocimos”, expone con nostalgia.
—¿Qué le inspiró Chávez en esa oportunidad?
Mucho respeto, admiración por los planteamientos que ya conocíamos (…) Inmediatamente se dio esa identificación con él, esa empatía y comenzamos a participar en el MBR-200.
Añadió que en 1992 era concejal suplente en el municipio Libertador en Caracas, “y ahí estuvimos desarrollando actividades por la libertad de los presos políticos, entre ellos, el Comandante Chávez”. Narró que cuando el Líder estaba preso en Yare, efectuó un intentó para visitarlo, pero no pudo entrar.
Belis, quien luego acompañaría a Chávez en sus recorridos por los barrios de Caracas, para detectar los problemas que aquejaban al pueblo en esa época, y continuaría trabajando junto a él hasta que ganó las elecciones de 1998, aseveró que cuando el Comandante se internaba en las zonas populares, “era como mágico” ver cómo se formaban numerosos grupos de personas para escuchar sus propuestas.
Contó que en una oportunidad le tocó organizar una asamblea en Vargas donde estaría Chávez, y dijo que antes de que el Líder llegará solo había 15 personas, pero que cuando este llegó, “la gente comenzó a salir. Venían con sus bolsas de mercados y se quedaron ahí esperando que él terminara su intervención”.
El regalo ideal
Para Vilma Rausseo, el mejor regalo que el pueblo venezolano le puede dar al Comandante Eterno, Hugo Chávez, hoy, es seguir siendo fiel a la Revolución Bolivariana.
Vilma, quien con nostalgia en la voz manifestó que para ella Chávez no ha fallecido, sino que “está de viaje aún en Cuba y que en cualquier momento vuelve”, pidió a los venezolanos regalar a Chávez “fidelidad, compromiso con sus principios, con las ideas que él nos enseñó, esos principios de honestidad, de lealtad hacia el ser humano. Chávez era una persona sumamente humilde, nosotros debemos serlo”.
Por su parte, Dinorah Trujillo, casi al borde de las lágrimas, aún no cree que el Comandante haya desaparecido físicamente el pasado 5 de marzo y opinó que el regalo ideal que merece es un gran reconocimiento por haber rescatado la Patria. “El agradecimiento por habernos abierto el camino, la claridad de lo que uno quiere que sea no solo el país, sino el mundo, hija”.
El profesor Víctor Belis indicó que el obsequio que le haría a Chávez hoy sería “un reconocimiento absoluto por sus aportes al desarrollo político y social de Venezuela, y mi sincero agradecimiento por ese aporte que él ha hecho para reconstruir la Patria”. Para Belis, quien es profesor ya jubilado, el Presidente Eterno fue “un verdadero político entregado al pueblo, a sus creencias, identificado totalmente con el pueblo, y el promotor de los grandes adelantos desde el punto de vista de la participación protagónica. Ese es el principal legado del presidente Chávez, la promoción de la participación protagónica del pueblo”.
Con sabor a pueblo
Durante los 14 años que estuvo Hugo Chávez al frente de la Presidencia de la República, el pueblo venezolano en varias ocasiones le cantó el Feliz Cumpleaños cada 28 de julio.
El primero de ellos fue en 1999 cuando miles de personas acudieron a la plaza Caracas para homenajearlo por sus 45 años.
El 28 de julio de 2011, cuando cumplió 57 años de edad, miles de venezolanos y venezolanas se concentraron en el Balcón del Pueblo, con banderas y pancartas más el mensaje “Feliz cumpleaños, Chávez, el pueblo te desea salud y éxitos en este nuevo año”, reseñó el portal web Aporrea en aquel momento.
El año pasado, Chávez con motivo de sus 58 años −entonces candidato presidencial a la reelección− realizó en Petare un mitin, donde el pueblo mirandino y de Caracas lo acompañó y le cantó feliz cumpleaños junto a Los Cadillacs.
“Recuerdo que ese día dije: a ese carajo lo conozco yo”
El diputado a la Asamblea Nacional (AN) Eduardo Piñate narró que conoció a Hugo Chávez a principios de 1989, cuando ambos estudiaban una maestría de Ciencias Políticas en la Universidad Simón Bolívar. “Vimos una materia juntos, que no recuerdo el nombre exacto, pero tenía que ver con la economía venezolana de ese período”.
El militante del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) destacó que en ese momento “a mí me llamó la atención desde el principio una cosa, y lo compartía con la que era mi esposa en aquella época, que había un militar en la maestría que a mí me parecía progresista (…) Era crítico, reflexivo, jovial, digamos que amable, educado, decente, de muy buen humor”.
Manifestó que en aquella época solo compartió con él en clases. “Era una relación de compañeros de estudio (…) Ya él tenía unas relaciones en la universidad con (Eliezer) Otaiza, con (el hoy diputado) Oswaldo Vera. Algunas veces compartimos chistes fuera del aula”.
Detalló que finalizado el semestre no volvió a tener noticias de Chávez sino hasta el 4 de Febrero de 1992, cuando lo vio por televisión dirigirse al país y lanzar el “Por Ahora”. “Recuerdo que ese día cuando lo vi en la televisión dije: ‘a ese carajo lo conozco yo’, fue el que estudió conmigo en la Simón Bolívar”.
Piñate, quien en aquel entonces era miembro de la Dirección de la Liga Socialista, recordó que comenzó a darse un debate sobre la rebelión civico-militar del 4 de Febrero. Recalcó que para esa fecha surgió un movimiento masivo de apoyo a los militares que participaron en la insurrección. “Nosotros nos incorporamos a ese torrente de masa de apoyo”.
Declaró que aunque no participó activamente en la campaña electoral de 1998, ya apoyaba las ideas de Chávez, las cuales continúa respaldando.
Trae a colación que luego al recobrar Chávez la libertad en 1994 tuvo la oportunidad de encontrarlo en una reunión que se realizó en el centro de Formación de Catia, ubicado en las veredas de la urbanización Urdaneta. “Chavez se me quedó viendo y me dijo ‘yo te conozco a ti’. A partir de ahí nos echábamos broma, incluso eso duró hasta el 2001, que cada vez que nos veíamos nos preguntábamos si habíamos terminado la tesis (…) ‘Termínala tú’. No, termínala tú. No la terminamos”.
Finalizó el diputado aseverando que el Comandante Eterno, “hizo mucho más que una tesis, que fue devolvernos la Patria”.