“¿Cuántos bultos de leche y harina de Mercal quieres?”, preguntan “bachaqueros” allá

Táchira: Rumbo a Cúcuta, Alimentos venezolanos pasan la frontera como alma en pena

Credito: Oswaldo José López

20 de Octubre.- "Cuando se habla de contrabando de extracción en los municipios Bolívar y Pedro María Ureña del estado Táchira –dos localidades donde, al parecer, esta práctica se institucionalizó  como forma de sustento– la realidad supera la ficción.

Similar al traslado de provisiones que realizan las hormigas de un lugar a otro, miles de personas provenientes de San José  de Cúcuta, al Oriente de Colombia, cruzan la frontera con Venezuela bajo la premisa de adquirir productos a un precio muy por debajo al ofrecido en el vecino país. De allí que esta práctica sea conocida popularmente como el “bachaqueo”.

Nadie sabe con exactitud la cantidad de mortales que se dedican a este oficio. Algunas cifras de organismos oficiales aseguran que ya superan los 20 mil (de ambas nacionalidades) que aplican el contrabando a pie o en vehículos de carga.

Una de las modalidades impulsadas es mediante la adquisición de pocos rubros para simular el consumo propio y no el afán de lucro. Sin embargo, alrededor de tres mil “bachaqueros”, realizan varias caminatas durante el día que, al final, se traducen en decenas de toneladas de diferentes productos, que se esfuman en 24 horas.

Medidas y acciones

“El problema es con la gente que va para Colombia a llevar productos, que si a la mamá, al papá, a la madrina, a la abuela. Vamos a permitir que se lleven solamente lo establecido por SADA (Superintendencia Nacional de Silos Almacenes y Depósitos Agrícolas): dos unidades por cada rubro, el resto será decomisado y quedará a la orden nuestra”, indicó recientemente el gobernador de la entidad, José Gregorio Vielma Mora, quien ha prometido disminuir estas prácticas que, a su juicio, atentan contra el poder adquisitivo de los tachirenses.   

El mandatario regional explicó que la mercancía decomisada se distribuye en ancianatos, hospitales, jardines de infancia, además de las jornadas de ventas programadas con el valor real del rubro.

Vielma Mora considera que una alternativa para atacar este flagelo –que según él ocurre por la disparidad cambiaria– se basa en la creación de tiendas tipo “Duty Free” en  la frontera,  donde  vendan alimentos a precios por encima del valor que tienen en Venezuela,  pero más económicos que el valor que tienen en Colombia, tal como ocurre con las estaciones de servicio, que venden el galón de combustible a precios internacionales, pero menores al costo de las bombas colombianas.

Dijo, además, que solicitará a la Asamblea Nacional una reforma a la Ley Sobre el Delito de Contrabando, en función de sancionar con mayor rigor la extracción ilegal de productos básicos, combustible y material estratégico hacia el vecino país.

“Deben darles el mismo tratamiento a quienes delinquen con el contrabando de extracción que a aquellos que trafican drogas”, sostuvo la primera autoridad del Táchira, resaltando que los automóviles (gandolas, camiones o motos) que sean utilizados para esta función deberán ser puestos a la orden del Ministerio Público.

¿Dónde estás, que no te veo?

Uno de los rubros de mayor consumo en Venezuela es la harina de maíz precocida, independientemente de todas sus marcas y presentaciones. Paradójicamente, en Táchira, resulta un tanto difícil conseguir el ingrediente principal de la arepa, pese a que cientos de anaqueles cucuteños están abarrotados de ellos, a un precio que oscila entre 2 mil y 2 mil 500 pesos, lo que supone, al cambio, entre 50 y 60 bolívares en cualquier centro de acopio de la ciudad.

“¿Cuántos paquetes quieres, parce?”, interrogó uno de los comerciantes en el mercado popular de Cenabastos, al momento en que el equipo reporteril de Ciudad VLC preguntó por harina y leche en polvo.

“Se la podemos vender por bultos también”, insistió el comerciante neogranadino, mientras presumía de la cantidad de comida venezolana con la que cuenta.

“Lo que nos molesta es que en Colombia se consigue todo lo que se llevan de aquí (Ureña) y a nosotros se nos hace difícil encontrar la leche, por ejemplo, para nuestros niños”, manifiesta un tanto indignada María Rosa Pérez, habitante de la zona, quien considera que buena parte de la economía en Cúcuta se mantiene gracias a la comercialización ilegal de estas mercancías.

¡Pida, que sí hay!

Los alimentos subsidiados que ofrece la red Mercal y, en el caso de los regulados, Pdval, casi por efecto de magia aparecen en bodegas colombianas, bajo la mirada permisiva de la Casa de Nariño mientras escasea en algunos puntos de la entidad andina.

Para alegría de unos y molestia de otros, la leche de Corporación de Abastecimientos y Servicios Agrícolas (Casa) se vende como pan recién salido del horno. Incluso, marcas como “Bolívar Vuelve”, que difícilmente se consiguen en Táchira, aparecen en el departamento Norte de Santander.

De esta realidad no escapan los jugos, leche condensada, salsa de tomate y hasta la mermelada de Lácteos Los Andes.

Margarina “La Estancia”, elaborada por Industrias Diana, al parecer, es la que más gusta en suelo neogranadino.

El aceite de la estatal Indugram, en presentación de 18 litros, soya o palma, cuesta entre 45 y 50 mil pesos colombianos y en las cantidades que el comprador desee.

De acuerdo a fuentes oficiales, a las que tuvo acceso Ciudad VLC, el “bachaqueo” en los límites de ambas naciones es controlado y supervisado por los paramilitares.

Nada entra ni sale sin la anuencia de estas organizaciones criminales, que se articulan con algunos funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana para permitir la extracción no sólo de alimentos, sino de todo lo que tenga el sello “Made in Venezuela”.



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