De acuerdo con el informe, las autoridades en Alemania no solo actúan contra la incitación al odio, sino también frente a comentarios que puedan ser percibidos como ofensivos, incluso si no implican una amenaza explícita. Matthäus Fink, experto en la materia, destacó que muchos ciudadanos se sorprenden al enterarse de que una publicación aparentemente inocente en internet puede derivar en procedimientos legales, allanamientos en sus hogares y sanciones económicas significativas.
El debate se ha intensificado con las declaraciones de personalidades como el vicepresidente estadounidense JD Vance, quien ha alertado sobre los riesgos que supone criminalizar la expresión, por muy ofensiva que esta sea, argumentando que esto podría afectar las relaciones entre Europa y Estados Unidos. Esta perspectiva, respaldada por defensores de la privacidad, subraya el peligro de que los gobiernos asuman el rol de decidir qué puede o no decirse, lo que, en última instancia, podría socavar los principios fundamentales de la libertad individual.
