28 de marzo de 2025.- La República Bolivariana de Venezuela rechazó de manera categórica la absurda farsa que el Gobierno de Chile pretende montar ante la Corte Penal Internacional (CPI), aseguró que está basada en mentiras y falsedades, y denunció que sigue una agenda ordenada desde los EE.UU.
A través de un comunicado, la Cancillería venezolana manifestó que esta maniobra del Gobierno de Gabriel Boric se sustenta «en mentiras y falsedades que solo existen en la imaginación de quienes han decidido hacer de la política exterior un espectáculo de mala calidad» y sigue «la línea política contra Venezuela del difunto Sebastián Piñera, al mejor estilo pinochetista de creación de operaciones de falsa bandera».
De acuerdo con la Cancillería, «pretender llevar un caso aislado, alimentado de patrañas, a la CPI no solo es jurídicamente insostenible, sino que revela una supina ignorancia sobre el funcionamiento del sistema internacional y el Estatuto de Roma. La CPI no es un tribunal que ventila las fábulas fantasiosas de imberbes politiqueros, ni un escenario para montajes mediáticos».
A través del texto se aseveró que «es evidente que las autoridades chilenas no tienen la menor idea de cómo operan estos mecanismos, o peor aún, que simplemente están dispuestas a deformarlos para alinearse con intereses ajenos a la justicia«.
La Cancillería amplió que «esta posición no solo carece de fundamentos jurídicos, sino que se sostiene en un odio vicioso contra Venezuela, evidenciando la desesperación por complacer agendas que les ordenan desde los EE.UU. que buscan erosionar la soberanía de los Estados«.
Valoró que «Chile, en lugar de prestarse para maniobras vergonzosas, debería enfocarse en sus propios y graves problemas internos, incluyendo la sistemática violación de los DD.HH. del pueblo mapuche y la represión de la protesta social».
De acuerdo con el comunicado, «Venezuela es un país que puede dar lecciones sobre el respeto a los DD.HH. y la dignidad de los pueblos. No aceptaremos ataques de quienes han hecho de la violencia institucional una práctica cotidiana y ahora intentan desviar la atención de sus propias miserias con burdas maniobras políticas».