Venezuela y EEUU conviven en medio del desastre en Lake Charles

Lake Charles (EEUU).- Estados Unidos y Venezuela mantienen tensas relaciones diplomáticas desde hace al menos cuatro años. Pero eso no se nota en Lake Charles, a sólo 300 kilómetros de la devastada Nueva Orleans.

En esa ciudad funciona uno de los principales refugios para desplazados por el huracán Katrina en el estado de Luisiana. En el centro cívico local, más de 3.000 personas se reparten entre colchones, sillas y mesas, en el gimnasio y a lo largo de todo el edificio, convertido en un gigantesco hotel de pésima calidad.

Alrededor de un termo con café, sentados sobre los catres y mantas arrugadas, dos mexicanos y dos guatemaltecos conversan animadamente, mientras dos niños juegan al Playstation a su lado.

Se sorprenden ante la presencia de alguien que les habla en español, aunque no es la primera vez que alguien se dirige a ellos en su propio idioma dentro de ese recinto.

''Hace unos días vino una venezolana. Nos dijo: 'pídanme cualquier cosa que necesiten. Lo que sea'', cuenta Ana Falcón. Se trataba de una voluntaria de Citgo, la filial estadounidense de Pdvsa.

A través de esa red de voluntarios y de la ayuda económica canalizada a través de la Cruz Roja, Citgo -y por su intermedio, el gobierno venezolano- está colaborando con unas 45.000 personas desplazadas, entre Texas y Luisiana.

''Hay una brigada de voluntarios, integrada por amigos y familiares de los empleados de la compañía'', explica Lourdes Madriz, cónsul venezolana en Lake Charles.

''Se tienen en estos momentos 250 voluntarios a las órdenes de Citgo, atendiendo a 2.500 (personas) en Lake Charles'' y a miles más en localidades de Texas, dijo hace algunos días el director de Protección Civil venezolano, Antonio Rivero.

Ese grupo de venezolanos se mezcla entre las decenas de personas que, sin recibir nada a cambio, trabajan en el refugio e intentan colaborar en lo que pueden con la Cruz Roja.

Ellos cocinan, limpian, ordenan, sirven, preparan juegos, organizan bingos, coordinan actividades deportivas. Hacen de todo un poco ''para que la vida de los refugiados sea menos infeliz'', dice Marja Brenna, directora del centro de refugio a cargo de la Cruz Roja.

Pero en el caso de Citgo, además ''están dando trabajos temporarios. Los llevan a trabajar de mañana, les dan de comer y los traen de vuelta al final del día'', explica Brenna.

La refinería de Citgo en Lake Charles es la sexta más grande de Estados Unidos. La planta procesa casi 400.000 barriles de petróleo por día y su presencia domina toda la ciudad. Sus enormes torres distribuidas en unas 800 hectáreas, y una llama permanente pueden verse desde todos los puntos de Lake Charles.

En esta localidad de unos 70.000 habitantes, el sustento de más de 1.600 familias depende de esa empresa venezolana, la principal del lugar, que además participa en todo tipo de actividades comunitarias, según lo difunde en su página oficial de internet, reseñó AFP.

Pero a Ana y a su marido Jesús, eso poco les importa. A la voluntaria venezolana que les ofreció ayuda le dijeron ''gracias, pero no gracias. Estamos bien''. Al presidente de Citgo, Félix Rodríguez, no le pudieron decir nada. Aseguran que sólo lo vieron pasar rápidamente y que no se tomó ni un minuto para hablar con los hispanoparlantes del lugar.

Rodríguez visitó el refugio junto al reverendo negro Jesse Jackson el 1 de setiembre. Ana y Jesús afirman que quieren regresar cuanto antes a su casa en Nueva Orleans, para intentar volver a empezar. Para vivir allí, dicen, sólo tendrán que reparar el techo.

Citgo vende unos 13.600 millones de galones (3,78 litros) de gasolina al año en Estados Unidos, a través de una red de casi 14.000 gasolineras. También es propietaria de 55 terminales para el almacenamiento y distribución de crudo en Estados Unidos.

Venezuela, cuarto proveedor de petróleo de Estados Unidos con 1,5 millón de barriles diarios, mantiene tensas relaciones con ese país, desde que el presidente Hugo Chávez acusa a Washington de los hechos de abril de 2002 y de preparar un supuesto plan para asesinarlo.

Washington, por su parte, acusa a Chávez de ser una fuerza negativa en la región por, entre otras cosas, acercarse al régimen cubano de Fidel Castro.



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