Voy a comenzar refiriéndome a un hecho sobre el cual conviene reflexionar. En un evento efectuado en Madrid el pasado 04 de Julio con el título enmascarador de un "Diálogo por la Democracia y la Libertad en Europa y América" el escritor Mario Vargas Llosa alertó sobre la existencia de una multinacional chavista en América Latina. La asistencia al acto fue escasa, ningún miembro del Gobierno español estuvo presente ni tampoco figuras de importancia del ambiente intelectual y político.
Vargas Llosa se limitó exclusivamente a hablar contra Chávez, a señalar la amenaza que supone la creciente influencia de éste en América Latina. Para Vargas Llosa la libertad y la democracia solo está amenazada por el Presidente venezolano y únicamente en esta región. No hay amenazas en Europa, tampoco en otros lugares del planeta, por ejemplo con la política genocida de Estados Unidos. Ni constituye amenaza alguna la pobreza, la desigualdad social, y menos aún el poder de los grupos económicos cada día más agresivos y manipuladores de los gobernantes. Tampoco le preocupa al escritor lo que sucede con los medios de comunicación convertidos en poder autónomo con capacidad para regir el comportamiento de la sociedad. Por eso Vargas Llosa no habló de nadie más, dictando así la pauta al resto de los oradores: Un burócrata de la diplomacia colombiana, un ex presidente boliviano de ultraderecha, un anticastrista siguí del imperio y por supuesto las guindas del cóctel: los venezolanos Julio Borges y Manuel Rosales.
Lo ocurrido en Madrid bajo la tutela de Vargas Llosa, confirma lo que cada día es más evidente, no es como dice él, que exista una multinacional chavista en América Latina, es todo lo contrario, lo que sí existe es una multinacional antichavista, lo cual es negado tanto por el imperio como por las oligarquías de la región. Justamente los factores que tramaron por ej. El golpe patronal del 11 de abril, y el sabotaje a la industria petrolera en el año 2002, el terrorismo y el sistemático desconocimiento de las elecciones realizadas en el país. En síntesis la multinacional de la conjura contra el proceso que se realiza en paz, libertad y democracia en Venezuela.
Vargas Llosa en su delirio neoliberal suele expresar una peculiar forma de fascismo, arremete en el fondo contra la voluntad de cambio de los pueblos latinoamericanos y arremete contra naciones como Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Venezuela y la propia Argentina, con la arrogancia típica del intelectual incapaz de superar la frustración que le produjo la humillante derrota política que le propinó su propio pueblo. Por eso su desprecio a todo lo popular, sin que se detenga a pensar que esa actitud cerca de lo que ha sido el drama de muchos intelectuales devorados por el revanchismo regional. Actitud que condujo a brillantes escritores como Celli, Roché, Rasillack, Luck Hanson y otros a viajar al fin de la noche de la justificación de despreciables conductas humanas.
Del neoliberalismo al neofascismo solo hay un paso, lo confirma la historia. Así como hay un lado sórdido- como ya lo he dicho – que tiene que ver con un plan elaborado para bloquear y agredir a Venezuela, hay otro que a uno le da vergüenza. A mí para nada me importa, en lo personal, que los Vargas Llosas del mundo hagan su trabajo y cobren por ello, están en los suyo.
Sí me preocupa que unos compatriotas caigan en la trampa montada, por quienes no solo son enemigos de Chávez sino también de los que no son chavistas, es decir, la multinacional que teledirige la recuperación del control del país para desnacionalizarlo de nuevo y regresar a un pasado cargado de miseria en el cual ellos serían simple comparsa de los que asuman el poder. Ya pasó durante 48 horas cuando el golpe del 11 de abril, Manuel Rosales y Julio Borges vienen de aquella aventura, se prestan al juego sin provecho alguno al menos conocido, porque el evento de Manuel Rosales con Vargas Llosa pontificando, es una pieza articuladora de la conjura mediática que sí bien tuvo impacto en la prensa española sirvió para que algunos medios también en Venezuela obsesivamente antichavistas, lo destacaran en Caracas.
La presencia menguada de Rosales y de Borges confirma la tendencia de la oposición de perseverar en el error en creer que acciones de ésta naturaleza influyen en los venezolanos, cuando en realidad acentúan la sospecha de que la oposición es incapaz de valerse por sí misma y que tiene que acudir a las desacreditadas e inútiles muletas internacional.