Desde muy pequeño, Gustavito demostró atracción por la conversación y sus significados; el verbo abundante, delicado y gracioso, sorprendía por temprano además de oportuno, lleno de lógica e irreverencias lúcidas. Antes de espantar una mosca su volar seguía, antes de ganar: “¿Con ganar qué gano?”, frecuentemente se inquiría.
Hasta cierta edad, no supo acerca de meter mano, cero recuerdos de insinuar queto o rojo y mucho menos (palabra comprometida) ponerlo afuerita; dicen que calculaba el vello púbico de una prima.
Ya hombrecito, atraía tanto a las huecas como a las profundas. “¿Pero qué le ven?”, interrogaban con enojo galanes de otoño, aviones de hotelitos y rumberos de rutina. ¡Era un enigma! Como hallar en el colmo del ocio un cofre de iniciativas. Yuli lo adoraba: “Mi vida a tu lado es tuya”; mientras era por Sergio pretendida.
Sergio, de labia carcelaria y semántica soez, impotente a Gustavito le dijo: “¡Dame un chance!”. “¿Chance…, a ver…, oportunidad…, oportunidad para qué? Responde Gustavito. “¡Para darnos unos coñazos!”, amenazó Sergio.
Muy cerca de la escena es testigo “El Joseíto”, quien sin vacilar abre los brazos, lo mide más que lo mira: “¡Los coñazos te los das conmigo!”.
Yo, Antonio Rodríguez, tampoco soy hombre de coñazos. Pero quiero ser “El Joseíto” en el veto, censura, condena, descalificación, mordaza, confinamiento, muerte política y peligro de su integridad física; que integrantes del PSUV, diputados, políticos capitalistas, ministros, buchones del proceso y asesores de Hugo, quieren imponerle al ministro Eduardo Samán y a quienes en la burocracia del Gobierno se les dice que “huelen a él”: “Lo siento…, la orden viene de arriba”.
¡Ayúdanos Dieterich! ¡Declara de nuevo! ¡Otra referencia al Ministro Socialista! Por si el hombre y el árbol se unen de veras en el mensaje del Líder, en la estrella que predica potencias, semillas y Patrias Bonitas.
¡¡¡Joseítos de Venezuela, Uníos!!!
Postdata:
En plena campaña se entrega al INDEPABIS…
Botaron a Valentina Querales.
Antonio.rodriguez749@gmail.com
