Ahora resulta que los empresarios o negociantes inmobiliarios, que amasaron sus fortunas engañando a ingenuos compradores a quienes le ofertaban viviendas a un precio y luego se las vendían con un incremento de tres veces del valor ofertado son unos Niño Jesús. Esta gente. Aparte del sobreprecio siempre terminaban las obras con dos y hasta tres años de retraso En lo personal siempre he criticado el estilo y el procedimiento de los constructores de viviendas. No tienen una sola para perder.
Además. Siempre fue una papaya ser promotor y constructor de viviendas en Venezuela hasta que llegó el Comandante y mandó a parar. Hasta que Chávez les asestó un palo cochinero.
El negocio consistía en presentar un proyecto al Gobierno Central y obtener el aval. Ese certificado oficial era el pasaporte perfecto para conseguir un crédito bancario. Al mismo tiempo, mediante la promoción del complejo habitacional en maquetas y planos, obtenían las iniciales de los compradores. Ese dinero lo colocaban en los bancos obteniendo jugosos intereses mientras comenzaban la construcción de las viviendas con el dinero obtenido en el banco. Así cualquiera era promotor y constructor de viviendas.
Pero es no es lo más arrecho. Lo arrecho es que estos simulacros de industriales inmobiliarios proyectaban sus programas habitacionales en terrenos dotados de todos los servicios públicos por parte del Gobierno. Pero el pueblo no recibía ningún beneficio por esa constante urbanística. Siempre me preguntaba por qué estos señores de la construcción de viviendas no proyectaban sus obras en zonas sin urbanismo. Y la respuesta es sencilla: lo de ellos no era urbanizar para contar con mejores servicios. El interés era meterse un billete de los grandes. Y dotar de los servicios públicos a un terreno para construir viviendas mermaba sus ganancias. Así de simple. O lo que es lo mismo estos “industriales” se chuleaban al Estado también.
Otra de las preguntas que siempre me he hecho es por qué son tan costosas las viviendas si en nuestro país producimos cemento, cabilla, arena, cemento, madera en cantidades industriales, y contamos con ingenieros y obreros de la construcción de primera línea. Es decir. No importamos nada para construir casas y entonces ¿Por qué cuesta un ojo de la cara comprar una casa, un apartamento?
Siendo la vivienda una de las necesidades básicas del pueblo venezolano el Gobierno está en la obligación de controlar todo lo que tenga que ver con la Construcción y adjudicación de viviendas. Pero en la IV República nunca se ocuparon de ese control. Por el contrario. Apoyaron a los promotores y a los constructores inmobiliarios.
La acción del Presidente Chávez al intervenir varias de las empresas que acometen complejos habitacionales en determinadas partes del país está encaminada a proteger a los compradores de las viviendas en construcción sustentada en la culminación de las obras, respeto y cumplimiento del precio estipulado inicialmente y reintegro del dinero cobrado indebidamente, como el pago del IPC.
Esta mañana uno de los antichavistas a ultranzas decía por la radio que no debería proceder la intervención sino el sometimiento a juicio de todo constructores que haya contravenido las disposiciones legales. O que hayan hecho cobros no establecidos.
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