No es posible dejar de reiterar este llamado. Es deber de todos hacer causa común en todo esfuerzo que se haga para contrarrestar y combatir a quienes pretenden hacer de las suyas con los dineros y bienes públicos, por lo que los asiduos lectores de este medio deben entender que este tema tiene que ser abordado de manera persistente, pues los bandidos de cuello blanco se encuentran en cualquiera de los espacios públicos y es bueno que, al menos, se enteren de que somos muchos los que intentamos generar condiciones para contrarrestar sus reprochables conductas.
Estamos absolutamente convencidos de que la lucha contra la corrupción tiene que ser de todas los horas del día. No debe haber tregua en ese esfuerzo por combatirla. Es, sin duda, una misión difícil y de la misma ningún revolucionario debe marginarse.
El presidente Chávez ha sido un adalid en la vocería de muy alto
tono para
enfrentarla y castigarla con todo rigor y eso hay que decirlo de
manera
reiterada, para que no haya equivocaciones. El Jefe del Estado
no admite
complicidades de ningún tipo que pretendan ocultar conductas
aberrantes en el
manejo de los dineros públicos.Han sido reiterados sus
llamamientos al país en general para que se articule
una voluntad de lucha y vigilancia constante e incansable que
permita garantizar que en todas las
áreas de los
estamentos del Estado donde se manejan y custodian bienes y
fondos públicos, se
actúe con la más abierta y absoluta transparencia.
Ya bastan las desincorporaciones de funcionarios por tan
abominable delito
acompañadas con el "hasta luego y
que te vaya bien”. Se imponen los juicios y severas
sanciones de cárcel
para quienes sean sus directos o interpuestos responsables. No
podemos, bajo ningún argumento, permitir que la corrupción nos
avasalle, es necesario extirparla y hacerla desaparecer. Es una
obligación de todos
enfrentarla y si intenta valerse del engaño de la mano de
compadrazgos y de
otros vínculos de poder, por más influencias que éstos pudieran
manejar, ese
enfrentamiento debemos llevarlo hasta las últimas consecuencias,
con la firme
decisión de pararla en seco. Sólo así y únicamente actuando con
el rigor moral
que siempre debe prevalecer en toda acción o acto
revolucionario, es como
podremos salir airosos de ese objetivo.
La lucha anticorrupción es una prioridad fundamental de la
revolución, no lo olvidemos...