Guerra contra los corruptos tiene que ser implacable

No es posible dejar de reiterar este llamado. Es deber de todos hacer causa común en todo esfuerzo que se haga para contrarrestar y combatir a quienes pretenden hacer de las suyas con los dineros y bienes públicos, por lo que los asiduos lectores de este medio deben entender que este tema tiene que ser abordado de manera persistente, pues los bandidos de cuello blanco se encuentran en cualquiera de los espacios públicos y es bueno que, al menos, se enteren de que somos muchos los que intentamos generar condiciones para contrarrestar sus reprochables conductas.

Estamos absolutamente convencidos de que la lucha contra la corrupción tiene que ser de todas los horas del día. No debe haber tregua en ese esfuerzo por combatirla. Es, sin duda, una misión difícil y de la misma ningún revolucionario debe marginarse. 

El presidente Chávez ha sido un adalid en la vocería de muy alto tono para enfrentarla y castigarla con todo rigor y eso hay que decirlo de manera reiterada, para que no haya equivocaciones. El Jefe del Estado no admite complicidades de ningún tipo que pretendan ocultar conductas aberrantes en el manejo de los dineros públicos.Han sido reiterados sus llamamientos al país en general para que se articule una voluntad de lucha y vigilancia constante e incansable que permita garantizar que en todas las áreas de los estamentos del Estado donde se manejan y custodian bienes y fondos públicos, se actúe con la más abierta y absoluta transparencia.

Ya bastan las desincorporaciones de funcionarios por tan abominable delito acompañadas con el "hasta luego y que te vaya bien”. Se imponen los juicios y severas sanciones de cárcel para quienes sean sus directos o interpuestos responsables. No podemos, bajo ningún argumento, permitir que la corrupción nos avasalle, es necesario extirparla y hacerla desaparecer. Es una obligación de todos enfrentarla y si intenta valerse del engaño de la mano de compadrazgos y de otros vínculos de poder, por más influencias que éstos pudieran manejar, ese enfrentamiento debemos llevarlo hasta las últimas consecuencias, con la firme decisión de pararla en seco. Sólo así y únicamente actuando con el rigor moral que siempre debe prevalecer en toda acción o acto revolucionario, es como podremos salir airosos de ese objetivo.

La lucha anticorrupción es una prioridad fundamental de la revolución, no lo olvidemos...

oliverr@cantv.net 



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Iván Oliver Rugeles


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