Como decimos en criollo esa conocida cadena –que se lucra con la necesidad humana– peló el boche. ¡Y qué boche! En abril de este año, el mismísimo presidente Hugo Chávez le extendió una convocatoria. “A Central Madeirense les hemos hecho algunos llamados para llegar a acuerdos para trabajar con Mercal y Pdval para distribuir alimentos”, fueron entonces las palabras del líder bolivariano (*).
La intención del barinés estaba dirigida a que Gobierno y esa empresa privada trabajaran juntos “para garantizar alimentos de calidad y a buenos precios” (*). Pero, como reza otro refrán, deseos no empreñan y la aspiración presidencial se estrelló contra los anaqueles de esa empresa especuladora.
¿Especuladora? pues sí, muy especuladora y fraudulenta. Así de frente lo afirmamos ya que atentó “contra la familia venezolana, mediante los ilícitos y delitos de fraudes al consumidor por precios superiores en la caja con respecto al exhibido en el anaquel, remarcaje, ausencia de PVP en el producto, ofertas engañosas” de acuerdo al boletín de prensa publicado en www.indepabis.gob. Junto con la cadena lusitana, Unicasa y Farmahorro recibieron la misma dosis por la misma razón.
¿Cómo no pensar que Central Madeirense se mueve sobre las crestas de una “extraña” jugada? ¿Por qué no aceptó trabajar con Mercal y Pdval? ¿Por qué prefiere practicar una abominable labor de antipatria?
De haber accedido al convite, muchísimo hubiese aportado justamente a la causa de “garantizar alimentos de calidad y a buenos precios” no sólo a las clases más populares, sino también a los densos sectores de clase media que dejan en sus cajas registradoras dinero en efectivo, cheques, bonos en papel, tarjetas de débito y crédito. Pero no: más fácil fue especular y canalizar las molestias que ello genera en la clientela contra la Revolución.
*www.eluniversal.com/2011/04/26/chavez-invita-a-central-madeirense-a-trabajar-con-el-gobierno.shtml
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