La Contraloría Social es Poder Popular

Las comunidades organizadas ya iniciaron su trabajo de observación y
fiscalización de los centros de salud dependientes de la Alcaldía Mayor y
eso hace más que evidente el interés del pueblo en asumir el reto de ser el
actor principal e insustituible del proceso de transformación hacia una
sociedad donde prime la justicia social, la igualdad de oportunidades y la
solidaridad.

Su protagonismo y activa participación en todos los ámbitos del acontecer público nacional, es la única garantía de que ese proceso nos conduzca a ese objetivo fundamental tenido hasta ayer como un sueño inalcanzable y que hoy lo vemos como un proyecto que avanza
con éxito y que, además, no podrá jamás ser revertido. Hay en es esfuerzo de fiscalización de la comunidad, conjuntamente con otras experiencias de naturaleza diferente, como por ejemplo, el esfuerzo cogestionario entre trabajadores y el Estado que se adelanta para el manejo de empresas públicas o privadas que ha cerrado sus puertas por quiebras fraudulentas, como son los casos de ALCASA y VENPAL (ésta última antes Venepal), la
determinación del pueblo por transitar ya, sin dilación alguna, el camino de su liberación definitiva sobre la base de constituirse en el protagonista de primera línea en el objetivo prioritario de optimizar la gestión de todos los aparatos administrativos y operativos de los cinco poderes del Estado, para lo cual dispone de los instrumentos constitucionales y legales necesarios para alcanzarlo.

La tarea de contralor iniciada en la red hospitalaria municipal de Caracas por parte de la asociaciones AIPO y ABA (Anticorrupción, Interpelación Popular Organizada y Asociación Bolivariana de Abogados),es un ejemplo a emular para el resto a emular para el resto de las instituciones equivalentes adscritas al MSDS, del IVSS, IPASME, entre otras, en donde se hace evidente y ya insostenible, la desidia generalizada que las corroe y las desnaturaliza, lo que trae como inevitable consecuencia un pésimo servicio.


Y es que el problema no reside únicamente en que todas esas instituciones fallan porque carecen de gerencias diligentes y voluntariosas para la dotación oportuna de insumos y
mucho menos para garantizar que éstos lleguen a su destino, así como de una
apropiada y permanente política de mantenimiento de equipos y de infraestructura,
sino que adolecen y esto es lo más grave, de eso que se conoce como sensibilidad
social, lo cual es, en nuestro criterio, el más importante remedio para quien acude a esas instituciones en busca de salud.

Plausible la iniciativa de AIPO y ABA. En éxito en hacer eficiente a esa red asistencial municipal, servirá de ejemplo para toda la comunidad nacional, como fórmula única para mejorar y llevar a niveles óptimos todo el servicio público nacional de salud.


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Iván Oliver Rugeles


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