Cuesta creer, como una gran cantidad de intelectuales, pedagogos, académicos, escritores y otros, a través de los siglos han manejados y manejan conceptos, que a simple vista no pasan una evaluación de una mente curiosa, que persigue una racionalidad que permita facilitar los quehaceres de una inmensa mayoría, que no tiene otro camino, que leer y repetir, lo que otros piensan; porque todavía no han cultivado el nivel requerido de sabiduría. Por ejemplo, el Sistema liberal conciben la experiencia, como una forma de conocimiento o habilidad derivados de la observación individual o participativa o de la vivencia de un evento o proveniente de las cosas que suceden en la vida. Un conocimiento que se elabora individualmente o en grupos.
Al analizar la profundidad conceptual del conceptos anterior de experiencia, se concluye: que es una facultad individual o en grupo, lo que lleva a inferir que es un concepto propia de una organización con carácter dominante. Y si se parte del principio de inutilidad de quién tiene la mejor experiencia, sobre una observación o un evento, que no se aplica o no se logra, se concluye: que la experiencia especifica, son capacidades que se aplica en la praxis con eficiencia.
De igual manera, el concepto eficiencia en sentido general lo conceptúan: como la capacidad de lograr que alguien o de algo para conseguir un objetivo determinado. Cuando se hace referencia al objetivo determinado, se habla de algo que depende de las capacidades individuales o de grupos, cuyos conocimientos permita obtener el mayor nivel en la escala jerárquica del concepto y la aceptación de la mayoría interesada. Aunque es necesario, que esa mayoría además de ser interesada, tiene que ser calificada; para minimizar errores.
Esto lleva a reflexionar profundamente sobre los contenidos que atraen a mentes brillantes con un alto sentido social en sentido general, que tenga la capacidad de separar aspectos emocionales en la toma de decisiones. Para eso es imperante que pueda concebir un diagnostico de una realidad sensible, que permita la inclusión del opositor racional, con la finalidad de lograr una claridad conceptual.
Lo que se persigue es plantear la necesidad que se revise en forma significativa, sobre todo los conceptos políticos, económicos y sociales, a objeto de lograr la claridad conceptual en pro de la eficiencia colectiva e individual, cónsone con el Socialismo del Siglo XXI. Evitar que por deficiencias conceptuales, se pierdan los logros de la revolución. De esto se puede inferir, que el nuevo concepto de experiencias en sentido general, se conceptúa: Como la forma de conocimientos de mayor nivel conceptual, derivado de la observación o de eventos, individual con carácter humano o colectiva sujetiva humanista y calificada, en las soluciones prácticas.
De todo esto se también puede inferir, que el camino de la eficiencia en el Sistema Liberal, se hace en base a las las habilidades y destrezas de individualidades o de grupos, bajo la suposición de optar por la posición de dominante. Mientras que el Sistema Socialista del Siglo XXI se fundamentan, a la calidad humana individuales o colectiva sujetivizada y humanista: para lograr la mayor Felicidad Suprema.
La revolución requiere eficiencia en todos los sectores. Esto es una idea genial, pero, ¿De que eficiencia se habla? En primer lugar, se puede inferir que al pueblo se le debe exigir una eficiencia especifica. Para eso es importante que todas los proyectos u obras, tienen que ser bien planificada esto incluyen métodos conceptuados con conceptos humanistas, que permita desarrollar facilidades de ejecución humanizada que facilite la reducción de costo. Y en segundo lugar, para evaluar la eficiencia en sentido general, es imperante que un grupo capacitado, sujetivo y humanista, determinen, evalúen y hagan seguimiento de la eficiencia humana. Y que estén en la capacidad de establecer nuevos niveles de eficiencia sin causar traumas y así evitar un paternalismo exacerbados con más daños que beneficios.
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