Las actuales autoridades de CADIVI anunciaron recientemente que en el marco del “Gobierno de calle” desplegaran operativos mensuales en estaciones del Metro, así como en las regiones principales del país para “responder preguntas a los usuarios del sistema”.
A pesar de no ser usuario directo del sistema, por no haberme registrado aún para el recibimiento de los 400 dólares por compras en el extranjero, ni menos para los dólares viajeros, me considero un beneficiario “indirecto” de este sistema. Pero más que eso, me considero un venezolano con el derecho y la “obligación” de conocer cuál es el uso que se hace de los ingresos que por conceptos de renta petrolera capta el Estado venezolano y administra nuestro actual gobierno.
En tal sentido, le expresaría al camarada José Khan, quien fue quien anunció el mencionado operativo de CADIVI, que nos aclare algunas dudas que muchos, de los que creemos en la importancia de mantener vivo el legado de Chávez tenemos, entre ellas: cuáles fueron esas “empresas de maletín” que recibieron los 20.000 millones de dólares en 2012; quiénes fueron los responsables directos del otorgamiento de esta cantidad de divisa a estos ladrones de cuello blanco y estafadores de la Nación; cuál es la garantía que tenemos de que actualmente y en el futuro cercano no se volverá a repetir lo que la Presidenta del BCV califica como “error” pero que, viéndolo bien, no fue otra cosa que una gran estafa y desfalco al Estado y su patrimonio; entre muchas de las inquietudes que desde hace varias semanas nos atormentan.
Da la impresión de que en el marco de la enfermedad del Presidente Chávez y especialmente de la crisis que se desató a raíz de su última intervención quirúrgica en Cuba, (diciembre 2012) hubo gente que raspó la olla y con la complicidad de “empresarios de maletín” traspasaron de golpe y porrazo la ingente suma de 20.000 millones de dólares del patrimonio público al privado, en el convencimiento de que la Revolución estaba muriendo con su líder, asestándole con ello no sólo un duro golpe económico al gobierno sino un “golpe moral” a la revolución, golpe del que, a causa de la desaparición física del Comandante (5 marzo), se desvió la atención de la mayoría.
Quienes hemos elegido a Maduro para darle continuidad a la Revolución Bolivariana tenemos la tarea revolucionaria de la denuncia de hechos como el antes señalado, estamos obligado a mantener vivo el legado de nuestro Comandante Eterno. A tres meses de la desaparición física del Comandante su espíritu nos reclama la denuncia de desviaciones que ponen en riesgo la continuidad de la Revolución.