¡Corruptos, temblad…! A buscar ahora los de Cadivi y los socios de las empresas de maletín…

Los cuatro corruptos de la burocracia alta y media del país que han sido capturados in fraganti recientemente, cometiendo fechorías con los dineros y bienes del Estado, así como aprovechándose de sus posiciones de poder que éste les puso en sus manos para impedir, precisamente, que los comerciantes inescrupulosos le estafen o le roben al pueblo, vístase éste de rojo, de blanco, de azul, o de amarillo, por la vía del soborno, han abierto las esperanzas de que, por fin, el discurso reiterado contra la corrupción, venga ahora acompañado de una praxis contralora exitosa para combatirla, la que, al parecer, está siendo complementada y fortalecida con lo que se conoce en la jerga policial como tareas de inteligencia.

Hay que felicitarnos los venezolanos todos, sin excepción alguna, por estos golpes certeros que ha venido dando el gobierno en la dirección de acabar con tan abominable flagelo que tanto daño le hace a la sociedad en general.

Nos damos por entendidos que en esos casos de corrupción detectados en el Indepabis, en el Seniat y en la empresa Ferrominera, las autoridades estarán sobre la pista ya de los otros funcionarios de esos entes públicos o personas particulares que, con toda seguridad, actuaron como cómplices necesarios de esos chivos pesados, así como también indagar si también pudieran estar igualmente comprometidos en sus delitos, alguno que otro personaje de la más alta gerencia, sobre lo cual los investigadores que sean nada tendrían que temer para actuar, cuando el propio Presidente Maduro le ha dicho al país que no le temblará la mano para ir en contra del corrupto que sea, más allá de sus apellidos y de sus posiciones.    

Pero, en nuestra opinión, aún faltan más decisiones para complementar ese tipo de gestión y así garantizar que la batalla contra los corruptos se gane lo más promto posible, como lo es la urgente necesidad de que se abran infinidad de canales expeditos de todo tipo y magnitud a lo largo y ancho de la geografía nacional, para que el pueblo disponga de todas las facilidades posibles para consignar las denuncias que pueda tener sobre irregularidades contra la cosa pública o sobre aquellos hechos que haya detectado sobre movimientos y conductas extrañas que pudieran sugerir que se está afectando el patrimonio público, a cuyos efectos y con base en nuestra experiencia personal como funcionario que hemos sido del control público por muchos años, debe establecerse una normativa que haga perfectamente posible que esas fuentes de información fluyan sin ningún tipo de obstáculos.

Sería un absurdo exigirle al denunciante, por ejemplo, pruebas documentales de lo que está revelando, pues eso se constituiría en una traba infranqueable que cerraría la posibilidad de que se formule denuncia alguna o que alguien intente advertir sobre la presunción de ilícitos cuando, por ejemplo advierta, con la sorpresa que ello le causaría, que personas a las que él conoce por ser compañeros de trabajo o vecinos o conocidos, que siempre han vivido modestamente, están haciendo ostentación de lujos estrafalarios que jamás podrían justificarlos con los sueldos que perciben donde prestan sus servicios y eso le produzca asco e inmensa rabia que estén robándole al pueblo con tanto descaro y que por ello quiera hacer labor de patria y decida denunciarlos. Esa normativa, además, debe ofrecerle a esos compatriotas la mayor protección de su identidad, pues mucha gente es posible que sin contar con ese amparo, se abstenga de dar ese paso por temor a las represalias.

El basamento de lo que sugerimos es muy obvio, quien roba donde quiera que sea y más aún en los entes del Estado, hace hasta lo indecible por no dejar rastro alguno de sus acciones indebidas y en eso, por lo general, todos los corruptos son muy hábiles. Es interesante recordar que el Comandante Hugo Chávez, en muchas ocasiones, dijo, a propósito del tema de la corrupción (palabras más, palabras menos), que “una denuncia sin pruebas no debe ser desechada de plano, pues la misma es muy posible que resulte en un excelente indicio que nos lleve a recabar las más claras evidencias del ilícito denunciado” y que por ello, recordamos, siempre les exigió a sus equipos de gobierno, que no las desestimaran y que, por el contrario, había que estar muy atentos frente a las  alertas que sobre la corrupción hace el pueblo y que, por supuesto, es impensable que pueda tener en sus manos alguna irrebatible prueba de lo que nos dice.

En eso el Comandante no se equivocó y están a la vista los casos detectados en el Indepabis y el Seniat, entes esos a los que ya algunas voces venían señalando que había que ponerles la lupa, pues además de que, con respecto al primero, anduvo mucho tempo sin vérsele actuación alguna, cuando era del conocimiento general que los supermercados todos vendían la comida al doble y más de los precios regulados, como sucede aún con el queso blanco y la carne, para poner sólo estos dos ejemplos, sino en la Ferrominera Orinoco, donde algunos de los colectivos que allí trabajan venían diciendo, a voz en cuello y desde hace meses, que en esa empresa todo andaba muy mal por la descarada y abierta corrupción que había y nadie les hizo caso…

Hay un sabio dicho que reza, “cuando suena el rio, es porque piedras trae…”  Allí tenemos el caso de Cadivi, es común escuchar la conseja de que se asemeja en mucho a Recadi y nada ocurre. La propia presidenta del BCV, Edmée Betancourt, hace pocos días dijo en una comparecencia pública que el año pasado se desviaron entre 15 mil y 20 mil millones de dólares para empresas de maletín (Edmée Betancourt: Nos volvimos locos el año pasado y entregamos ... o Edmée Betancourt admite que divisas se han ido a “empresas de ...) y no sabemos si allí las autoridades competentes, la Fiscalía, la Contraloría General, etcétera, etcétera, han abierto ya las correspondientes averiguaciones, pues ante esas confesiones de tan alta funcionaria del Estado, no creemos que haga falta petición alguna para iniciarlas.

¡Adelante Presidente Maduro, no cejar ni un minuto en su propósito por fortalecer cada día más los mecanismos de fiscalización y control de la gestión pública, como única opción posible para asestarle el golpe mortal a la corrupción…!



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Iván Oliver Rugeles


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