Estamos llegando al punto dónde, quizá, tuvimos que haber empezado. El proyecto revolucionario Bolivariano y la obra de nuestro líder Hugo Chávez Frías, han alcanzado un mar de logros de bienestar, de felicidad y de autodeterminación, jamás pensado en un gobierno entreguista y apátrida como los cuartorepúblicanos que saquearon hasta los tuétanos este suelo libertario y bendecido por sus recursos naturales y, en especial, por sus recursos humanos.
Sin embargo, existen dos cambios que nos faltan atar en la sociedad para poder elevar el más sublime sueño de Bolívar, de nuestros Libertadores, de Chávez y de todo un pueblo humilde que merecemos concretar para ver saltar de alegría a todo el conglomerado nacional. Empezaremos por el flagelo de la delincuencia. Allí este proyecto responsable y la insipiente gestión de nuestro presidente Nicolás Maduro han desprendido esfuerzos por acabar con este flagelo desde las raíces con planes humanitarios que siga garantizando paz y respeto. Pero, estos planes y ninguno otro se podría consolidar con la participación de toda la sociedad, las iglesias, la familia, los medios privados, todos los organismos y todas las instituciones. En balde sería que se diseñen planes y planes si no existe un compromiso verdadero de todos los venezolanos.
Lo que pasa es que la oposición irracional que se opuso a Chávez y ahora se opone a Maduro, no les interesa que haya paz y tranquilidad en Venezuela. Torpemente, estos brutos opositores albergan la esperanza que si hay mucha delincuencia la gente se va a molestar y van a votar por ellos. Ya han pasado 14 años y la gente cada vez está más apegada a los postulados éticos y morales de nuestro ideario bolivariano y chavista. Los opositores, no todos, pero sí un número representativos de ellos, apuestan todo a la desestabilización, a la violencia, a la muerte, al caos a la anarquía. Con dolor a veces vemos cómo algunos voceros y comunicadores opositores se babean de alegría cuando suceden estos hechos violentos que llevan el dolor y el luto a las familias venezolanas. Son ellos los que han metido paramilitares, son ellos los que han metidos drogas fuertes en las barriadas, son ellos los que han metido armamento, son ellos los que han difundido una cantidad de películas, novelas y música degenerada, que tuerce los valores humanos y espirituales de nuestros niños, niñas y adolescentes, son ellos con sus medios privados que han difundido una gran gama de contravalores que llega a nuestros jóvenes con lesiones tan peligrosas como las adicciones de las drogas.
A ellos, a los opositores apátridas les importa un comino si hay paz o no. A ellos los mueve sus intereses particulares de llegar al poder así sea con una fuerte escalada de violencia y muertes en las barriadas populares de nuestra humildes comunidades. Es por eso que tenemos el deber impostergable de apoyar las políticas del gobierno y de sumarnos a la paz en todas las áreas y de exigir a todos a que se sumen a la construcción de paz.
Otra de las calamidades, la segunda, que se ha desatado y uno de los impulsos que la gente se movió para apoyar a Hugo Chávez Frías desde aquel 04 de febrero, es combatir sin tregua a la corrupción, en todas sus dimensiones, es todos sus espacios, en toda la faz nacional. Es un compromiso que tenemos con el pueblo desde tiempos ancestrales y que ahora nos vemos constreñidos a cumplir con una tarea encomendada por Hugo Chávez y que ahora Nicolás Maduro ha emprendido con toda la fortaleza de un Ejecutivo diligente, honesto y moral.
Absolutamente todos también tenemos que sumarnos a la lucha contra la corrupción, desde la especulación de un kilo de queso hasta las vacunas para adquirir un vehículo y las pecaminosas y turbias comisiones o prebendas en los favores o contrataciones con el Estado. Llegó la hora de sacudir y desempolvar esos negocios oscuros que se mueven alrededor, por los lados, por allá o por acá, de las gestiones de la administración pública.
Todos a denunciar, a atacar de frente, con valentía y pundonor, con convicción revolucionaria a la corrupción, ese vicio perverso original del capitalismo y legado de los gobiernos cuarto republicanos adecos y copeyanos que tanto hirieron el corazón del pueblo venezolano, mancillando este suelo y arrastrando hasta el 98, al 84 por ciento de la población venezolana a la pobreza en un país donde del suelo brota la mayor riqueza energética del mundo. ¡Todos duro contra la corrupción!
Recientemente, se festejaron el Día del Abogado y el Día del Periodista, a ambos un saludo, un abrazo sincero y los deseos de que sus profesiones sean compatibles con los más profundos valores de grandeza y amor por la construcción de una humanidad cada vez más digna.