Leyendo el trabajo periodístico de Ultimas Noticias (30/06/2013) “Los matraqueros nunca trabajan solos” rubricado por Laura Weffer Cifuentes nos llama poderosamente la atención los atributos con los que se identifica al “extorsionado”: débil jurídicamente, no conoce las leyes, está urgido, vulnerable, no sabe cómo funciona el Estado, no tiene capacidad de ser individuo de derecho y defenderse.
La verdad que esta prensa trata a sus lectores como a tarados mentales, con el perdón de los tarados. Quien es extorsionado sencillamente está alquilando los servicios a un funcionario público, para de este alquiler sacar un provecho que no se obtendría sin alquilar los servicios del funcionario o que simplemente sería mucho menor.
Dejémonos de tonterías, todo funcionario del gobierno corrupto tiene detrás su corruptor que viene del sector privado. Veamos una extensa cita tomada del artículo ¿y la corrupción privada? (http://misionverdad.com/?p=1637 ) de la página Misión Verdad…
“Por un asunto de costumbre lingüística o comodidad de los hacedores de noticias, a los ciudadanos comunes se nos acostumbró a la idea, imprecisa e incorrecta, de que la corrupción sólo consiste en robarse el dinero de una institución pública. Como a lo largo de los años nos acostumbramos a decirles y oír cómo se les decía corruptos a los políticos con cargos en el gobierno (y mire que tuvimos una sobredosis de eso mismo en los tiempos de AD-Copei) hubo un sector interesado en dejar de ese tamaño el concepto. A los empresarios y jefes de corporaciones siempre les ha interesado minar el prestigio de quienes están en el poder si éstos no son sus aliados o sirvientes incondicionales, así que para ellos siempre fue muy conveniente que no los rozara para nada la acusación o sospecha de que son corruptos, como pueden serlo los diputados, ministros o funcionarios altos y bajos de las instituciones si se dejan tentar por la ilusión del desfalco y el arrebatón a las arcas del Estado. El punto es que, en esencia, todo sujeto obscenamente enriquecido es corrupto. En Venezuela no hay ninguna familia poderosa, de esas a quienes llaman “Amos del Valle” que no haya amasado sus millones a la sombra del Estado burgués. Los Mendoza y Zuloaga de mis tormentos se hicieron ricos, no a cuenta de emprendedores y audaces en la inversión, sino a cuenta de su amistad con los gobiernos de turno en todo el siglo XX, y en algunos casos desde la Colonia y el conmocionado siglo XIX.”
Después de esta extensa cita, la cual consideramos sin desperdicio, abogamos por que el presidente Nicolás Maduro, además de investigar y encarcelar a esos funcionario del gobierno que se alquilaron a los extorsionados, haga investigar a todos los privados que han sido los corruptores de los funcionarios públicos y quienes están empeñados en devorar la patria que Chávez nos legó.