Hasta el momento el gobierno Bolivariano viene cumpliendo su tarea de manera eficaz en la lucha contra los corruptos y otro tanto vemos que lo está haciendo la Fiscalía General, pero reiteramos que donde nos queda la duda de que se vaya actuar con la misma diligencia, es en los estamentos donde se debe impartir justicia y eso no lo decimos y sostenemos de manera gratuita y menos para desprestigiar, de manera general, al poder judicial, sino porque ha sido público y notorio, tanto en la Cuarta República como ocurre ahora, que los procesos se retardan una eternidad, en muchos se opta por engavetar los respectivos expedientes para cobrar "coimas" o para que las causas prescriban y en otros tantos los mismos son manoseados indebidamente por debajo de cuerda para concluir con decisiones tan complacientes que terminan dejándonos un sabor demasiado amargo.
No podemos en las actuales circunstancias en que los grupos de la oposición todavía persisten en sus esquemas golpistas, con el apoyo cada día mayor del gobierno gringo y sus adinerados lacayos criollos, seguir permitiendo que esa situación que ocurre en el Poder Judicial continúe inmodificable, y menos cuando en estos momentos los órganos de inteligencia policiales del Ejecutivo Nacional, por órdenes muy precisas del propio Presidente de la República, han iniciado con fuerza y la mayor determinación, una guerra frontal contra la corrupción, en la dirección de fortalecer el proceso revolucionario en el marco de una gestión pública total y absolutamente intachable...
El grave problema que suponen para la sociedad el retardo procesal y los fallos judiciales direccionados, lo reiteramos cada vez que podemos, sólo se resuelve con voluntad y decisión revolucionaria, de manera que allí lo que hacen falta no son nuevas leyes, sino hombres probos para reemplazar a los jueces incapaces, condescendientes y de malas pulgas, por ciudadanos intachables, bien formados y dispuestos a trabajar por la salud moral de la República de la mano del ideario de Libertador Simón Bolívar, en lo que fue una de sus más grandes preocupaciones, la corrupción y que por ello lo llevó a dictar su famoso Decreto de Muerte a los corruptos en el Perú, el 12 de enero de 1824.
Estamos convencidos de que el liderazgo de la Revolución en manos del hijo del Líder Eterno, Nicolás Maduro Moros, no solamente tiene moral, sino la firme convicción de que hay que extirpar de raíz ese flagelo terrible de la corrupción y en esa tarea su llamado de ayuda y de cooperación Patria hacia quienes tienen en sus manos la alta gerencia en el manejo y coordinación de los estamentos de la justicia en este país, estamos seguros de que se transformará en una poderosa fuerza capaz de poner las cosas a funcionar allí como debe ser y como lo esperamos todos los venezolanos.