Este domingo mis “amigos” que trabajan en la Av. Baralt y que lo único que le falta es colocarse su respectivo carnet que los identifique como tales, volvieron a hacer de las suyas en la camioneta donde yo me trasladaba hacia la Pastora. Se subieron, nos intimidaron para luego proceder a pasar raqueta de 50 Bs. para arriba, cuya petición fue obedecida casi automáticamente por quienes se encontraban en el vehículo del transporte público. El chofer como siempre ni se inmutó. La semana pasada escribí sobre este mismo fenómeno y no voy a repetir lo que allí dije http://www.aporrea.org/ddhh/a173446.html. Cuando los inadaptados se bajaron de la camioneta alguien nos increpó diciendo que cómo nos íbamos a seguir dejando amedrentar de esa manera, que teníamos que hacer algo. Y así cada uno comenzó a dar su opinión de descontento y rabia ante esta situación que ya se hizo insostenible.
Yo comencé a pensar qué hacer, porque ya no hay manera, cada vez que uso el servicio de transporte nos atracan de esta manera tan post moderna. Me acordé del hombre de la etiqueta, de aquella famosa novela “Por estas calles”, quien ante la ineficiencia de los organismos de seguridad sacaba del camino a los delincuentes, a quienes llamaba “irrecuperables”. Me puse a pensar por qué no nos organizamos como usuarios del transporte público y le damos un “parao” a esta situación que ya pasó los límites de la tolerancia. ¿Por qué no creamos un escuadrón para cuando estos atracadores post modernos se presenten en las camionetas a robarnos le demos soberana golpiza entre todos los pasajeros? Dos delincuentes, en su mayoría sólo con un arma blanca, no pueden paralizar a 20 personas y someterlas. Darles hasta por debajo de la lengua y después tirarlos frente a la Policía Nacional para que comiencen a tomar cartas en el asunto.
Estoy seguro que si activamos una respuesta de esta naturaleza, este tipo de delito comenzará a desaparecer, aunque también sabemos que saldrán los “defensores de los derechos humanos” a meter la mano por ellos. Ya basta de perder el tiempo y de dejar a los usuarios del transporte público a la buena de Dios. Después si no logramos el triunfo que se espera en diciembre en las próximas elecciones, no me vengan a echarle la culpa al pueblo. Activemos la Misión el “hombre de la etiqueta popular” ya.
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