I.

En Mayo del presente año empezamos a escribir sobre la necesaria limpieza en las instituciones del Estado, los hicimos activados por dos razones de peso: a) el detonante social constituido por personal de confianza del gobierno gritando “viva el cáncer”, “no al fraude” y “fuera Maduro” y b) la firme convicción que es muy fácil desalojar un gobierno con la técnica de la implosión dirigida por el funcionariado.

Le dimos importancia a la sanidad pública, pues vimos el caldo de cultivo para la implosión gubernamental en base a la indolencia y la corrupción. La primera paraliza la acción de gobierno y la segunda, desprestigia mundialmente la formula socialista como alternativa al sistema del capitalismo salvaje.

El tiempo nos dio la razón. Por un lado, los síntomas y signos con terapias del gobierno contra la corrupción y la mala gestión. Por el otro, el golpismo (imperio y sus lacayos), de manera abierta y encubierta, asume la ofensiva en sentido contrario, como es ridiculizar las políticas y acelerar la infiltración.

Nosotros nos sumamos a lo que dijo José Vicente Rangel: “O luchamos contra la corrupción o contribuimos con ella”.

II.

Hoy más que nunca, la limpieza en las instituciones del Estado es el tratamiento correcto contra: a) la indolencia que mantiene el burocratismo y todos sus males y b) la corrupción que carcome los programas banderas de la revolución.

Bienvenida la sanidad pública para que la revolución siga avanzando a paso de vencedores.

Esto no es un capricho, es la respuesta a una realidad que se aprecia en varias dimensiones:

a) Síntomas como la "lluvia venenosa” que lanzan altos gerentes sobre nuestro Camarada Nicolás Maduro, cosa que enmascaran con sus chistes malos con “Masburro”,

b) Signos contundentes como: robo continuo en las escuelas y liceos públicos; apagones eléctricos (sistemáticos); huelgas para quebrar empresas estratégicas; fraude de empresas de maletín que “importan” grandes cantidades de alimentos pero ingresan menos de 25% de lo declarado.

c) Presencia de militantes activos de la oposición en cargos con alto poder de decisión política o manejo del tesoro público.

d) Caos programado en la administración de los cuerpos de seguridad.

III.

La limpieza en las instituciones del Estado (Sanidad Pública) creemos que debe establecerse en las leyes que se dicten por vía de la Ley Habilitante que será aprobada en los próximos días.

Para que sea efectiva la limpieza, se necesitan medidas ejemplarizantes caiga quien caiga, aparezca quien aparezca en las fotos con los indolentes, con corruptos y con corruptas. Porque entendemos que los infiltrados tratan de proteger sus fechorías con solo repetir discursos, vestirse de rojo, jalar bola, rendir culto a ciertas fotos y retratarse con figuras emblemáticas de la revolución.

Esto significa que a los malhechores, independientemente de la magnitud de la falta (con la intensión basta), deben aplicarse de manera simultánea: la destitución, confiscación de bienes, prisión e inhabilitación vitalicia para cargos públicos.

IV.

Camaradas del Alto Gobierno, empecemos por sustituir: a los jefes regionales de Mercal y Pdval que abastecen polleras, restaurantes; a los comandantes de policía en cada Estado que ponen a sus efectivos a cuidar ferreterías, panaderías, supermercados, universidades privadas, entre otros negocios; a los jefes del Ministerio de Agricultura y Tierras por bajo rendimiento en producción de alimentos esenciales y a los jefes de las zonas educativas con escuelas fuera de servicio al inicio del año escolar (sea cual sea la razón).


Camaradas del Alto Gobierno, instalemos un Estado Mayor para salvar la revolución con presencia de ministros y luchadores sociales postulados por el pueblo organizado.


Camaradas todos, luchemos por unas Leyes Habilitantes que garanticen la limpieza en las instituciones del Estado.

¡Eficiencia o nada.!