El presidente venezolano de la época, Cipriano Castro, solicitó a los banqueros préstamo para solventar la aguda crisis financiera que vivía el país en ese momento, la respuesta de los propietarios de los bancos fue un prepotente y rotundo: No!; pues no le quedó otra salida al presidente Castro que dar la orden de detenerlos y luego los trasladaron a pie, en fila india, esposados, por varias calles a plena luz del día y a la vista de todos y todas las caraqueñas a estos encopetados adinerados de glamorosos apellidos, donde a su paso, transeúntes y testigos presenciales vitorearon la decisión gubernamental.
En la medida que avanzaban los banqueros detenidos por las calles caraqueñas, la población indignada escupía al piso con fuerza como si algo desagradable le llegara al paladar, al alma.
El hervidero popular estuvo en su punto, grupos de personas señalaban desde la acera a los personajes detenidos quienes para ese momento sus apellidos y sus trajes de levita poco significado tuvo y del bululú y revuelo popular se dejaban escuchar expresiones entre las más decentes estaban: preso es preso! indolentes! insensible! especuladores! usureros!
La sanción moral pública estuvo por encima de la sanción penal y todo estuvo a la luz del sol, transparentado.
En el mundo político opositor de la Venezuela actual hay una tupida y compleja red de intereses oligarcas con empresarios y comerciantes que han enturbiado y perturbado la relación, venta – compra – ganancias-, además del financiamiento a la burguesía amarilla, que también enfondaron algunas instituciones del Estado susceptibles de que el largo brazo de la oligarquía y del Imperio también las corrompa, las cercene, las inhiba, las evada, en tanto que los naturales controles del Estado eran vulnerados impunemente e inclusive altos funcionarios han admitido públicamente que jamás se imaginaron que el cáncer oligarca imperialista del afán de lucro, de la riqueza mal habida, llegaran a los niveles descomunales y desproporcionados, donde por colocar un ejemplo simple, que una nevera llegara a costar 100.000 dólares.
Ya el gobierno dicto siete sectores donde se haría la respectivas evaluación de precios y quien incurrieran en ilícitos le caería el peso de la ley.
El renglón que faltó por revisar con la urgencia del caso son los astronómicos precios de los equipos de computación y sus respectivos insumos, que parecieran que la importación la hicieran desde otra galaxia a cientos, a miles de años luz de Venezuela porque cualquiera queda sin voz cuando pregunta por dichos equipos y sus insumos.
Recientemente, se aprobó en la Asamblea Nacional la pertinente Ley del Infogobierno, además en la era satelital en Venezuela para el desarrollo de las telecomunicaciones, informática y servicios postales, además del desarrollo de los distintos ámbitos de las ciencias y las tecnología donde se aboga por la soberanía, independencia y seguridad tecnológica para la modernización y transformación del Estado.
La situación preocupa más cuando hay planes concreto de crear sistema de televigilancia para importantes ciudades del país y los y las ciudadanas han de tener contacto con dicha instancia desde sus propias localidades, calles y avenidas.
Los comercios y empresas de equipos de computación y sus insumos deben también estimarle los costos, los dólares facilitados y la cadena de comercialización que si no se hace a tiempo -porque unido a la especulación y usura- pueden causar más de un infarto a la población educativa y profesional del país, así como a los Consejos Comunales, Comunas y pare de contar.
¿Quiénes serán las y los primeros que recorran las calles de Caracas?
