Los economistas zulianos han tenido que revisar sus apuntes y de paso agregar un nuevo actor económico, que ni Carlos Marx, ni Milton Friedman, incluyeron en sus trabajos: Los Bachaqueros.
Esta nueva categoría económica y clase social que es un intermedio entre clase media alta y alta -que propongo al profesor César Prieto Oberto llamar ”Bacharguesía” en los textos de Economía”- es una mezcla interesante entre el Bachaco –trabajador incansable- y la Langosta –que acaba con todo- así que de ahora en adelante los zulianos podríamos llamarlos : “BACHAGOSTA”.
Es que los “Bachagostas” arrasan con todo. Incluso los refranes venezolanos han cambiado sus conceptos desde que esta nueva categoría social tomó por asalto la economía zuliana, leamos estos ejemplos de los cambios en el decir cotidiano del venezolano:
“Hay como arroz picao”. Este refrán ha quedado eliminado porque no se consigue poco o nada de nada.
“Camarón que se duerme se lo lleva la corriente. Eliminado. Se lo lleva el Bachagostas.
“Cuando el río suena, es porque piedras trae”. No, es porque está pasando una chalana con víveres para Colombia.
“El que madruga coge agua clara”. Puedes trasnocharte, que no vas conseguir nada.
“Al que nace barrigón, ni que lo fajen chiquito”. Ante la falta de comida, lo más probable es que termine flaco.
“No soy escaparate de nadie”. Si, no guardan nada, todo se lo llevan.
“Por la maleta se conoce el pasajero”. Al Bachagosta
“Gallo que no repite, no es gallo”, Obviamente es Bachagosta
“ A falta de pan casabe”. De Pan, también de arroz, harina, compotas etc.
Pero así como han cambiado algunos decires populares, también han ratificado algunos, leamos:
“Cachicamo trabaja pa´Lapa”. Ciertamente, la mayoría de nosotros trabaja, paga impuestos, hace colas en los supermercados, produce etc; para que los Bachagostas se lo lleven.
“Por fuera, como las falquillas”. Se ratifica. Nos dejan por fuera.
“Amor con hambre no dura.” Sin comentario.
No sé qué pensarán ustedes, pero ante este desabastecimiento yo he tenido que irme a La Villa a comprar, y por si las moscas escondí mi silla.
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