Es una guerra de Pueblo contra plutócratas

    La derecha fascoistoide criolla está gozando una esférica, porque su "Desabastecimiento Programado" ha surtido efecto, entre la hiperinflación, el acaparamiento, la escasez deliberada, las largas colas en comercios y servicios, la ralentización y el sigiloso reacomodo guarimbero que dará paso a otra marea de terrorismo, sin soslayar la participación de jerarcas de la Iglesia Católica, confiados en "La salida" del Presidente Nicolás Maduro, amén de la adulación embrutecedora y estorbosa de iglesias cristianas y del sionismo que invierte en la conspiración contra la revolución venezolana.

     Ante este escenario dantesco que la plutocracia criolla nos ha impuesto, la situación no ha sido peor, gracias a la acción decidida del Presidente Nicolás Maduro y de gran parte de sus allegados gubernamentales.

     Pero, no es suficiente, porque, sencillamente, se trata de micro y macroeconomía, que en un Estado Capitalista -que aún no muere- lo económico determina al resto de las relaciones de producción y sobre las estructuras e instituciones, afectando directamente al Pueblo, lo que permite que en una crisis artificial, inducida y programada, el rico (burgués) acumule mayor riqueza, la corrupción se extienda vertiginosamente en cualquier resquicio y la inflación luzca como incontrolable, para gozo de tanto estúpido con título de economista, que predica como verdad de fe "las leyes invisibles del mercado".

    Dicho en términos pedestres, hay que dar, en términos de Maradona y Víctor Hugo, "un zurdazo  que aturda" a la gran mafia, que va desde las tres grandes cadenas de producción, distribución y comercialización nacional, pasando por el guiso de importadores y aduaneros, hasta los intermediarios y buhoneros.

     La fórmula no es mágica, ni novísima. Se trata de apelar al Pueblo, no pidiéndole ayuda, sino empoderándolo, exactamente, como lo hizo el Comandante Hugo Chávez.

     Solo el Soberano, como Poder Popular, sin actos televisados y sin rimbombancia, es capaz de salir, bajo el liderazgo del Presidente Nicolás Maduro, para una supervisión sistemática, avasallante y que aturda, para que peine todas nuestras calles, comercios y servicios, en cumplimiento de la Ley Orgánica de Precios Justos (LOPJ). Se trata de una lucha de Pueblo contra la burguesía parasitaria y plutócrata. El gobierno solo, no puede contra ella. Y ella, si hay Pueblo, puede ser liquidada, porque esta es una guerra declarada por ellos para la restauración de su hegemonía.

     Esto, puede ser una consecuencia natural y necesaria del Gobierno de Calle, cuyos efectos ha de sentirlo la burguesía parasitaria y el golpismo en general. Pero, sobre todo, debe sentirlo en lo más profundo, cada hogar, cada familia, que sienta el amparo del salario real, de que las cosas se consiguen y al precio justo.

     No es posible acabar con el robo, la usura y la hiperinflación artificial, además de hacer cumplir la LOPJ, confiados en la buena voluntad de esos parásitos que se autodenominan "Sector productivo", porque el sector privado no acepta la LOPJ y cuando les cae una supervisión, pagan la multa y siguen robando al Pueblo.

     Además, lo que persiguen, el Grupo Polar, Madeirense, Cativen, Makro, Fedecámaras, Venamcham y CAVECOL, entre otros, es la caída del gobierno del Presidente Nicolás Maduro, al costo que sea y por eso, ellos invierten y planifican, para liquidar al Presidente Maduro y a los chavistas de base, es decir, a ese Pueblo que ha sustentado a esta revolución, desde que el Comandante Chávez salió de Yare, para cambiar la miseria por esperanza, paz y vida.

    A este sector económico le corresponde crear la crisis económica y estrangular al Pueblo. Y lo están logrando. A la MUD le corresponde la fachada institucional de políticos sin ningún talento, mantenidos por esos grupos económicos y a los rectores de la AVERU, les corresponde mantener como cuarteles de la resistencia, el crimen y la guarimba, las universidades que controlan, de manera exitosa, desde donde salen los soplones baratos de la CIA, mandaderos del Departamento de Estado y los grupos terroristas violentos y criminales, con fachada de movimiento estudiantil.

     En fin, si se quiebra esta conspiración desde este sector económico, aturdiéndolos con el cumplimiento riguroso de las leyes, no solamente liquidaremos la hiperinflación artificial, sino que, también estableceremos un nuevo orden para el abastecimiento y la eficiencia en comercios y servicios.

     Debemos estar determinados y sin concesiones graciosas con quienes quieren derrocar al gobierno y la revolución. Si no lo hacemos, es probable que ni vivamos para contarla, porque lo que se plantea es una guerra de Pueblo contra plutócratas, es decir, contra una burguesía parasitaria acostumbrada a gobernar, que quiere volver a restaurar su poder en los términos de la IV República, a sangre y fuego, a costa de hambre, miseria y corrupción.



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Luis Alexander Pino Araque


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