El tiempo me está dando la razón

Hace años, publicamos un artículo en algunos medios de comunicación “Penetración sutil de la contrarrevolución” donde vaticinamos todo lo que está sucediendo actualmente. En dicho artículo decíamos que estábamos viviendo una de las etapas más difíciles del proceso revolucionario. Se trata de la penetración sutil de la contrarrevolución para dividirlo y así debilitarlo. Continuábamos señalando que el Imperialismo no había podido acabar con este proceso desde afuera, mediante golpes militares, paros, huelgas y guarimbas; pero que intentarían hacerlo desde adentro.

Es un enemigo casi invisible, que no se puede percibir a simple vista, son los quinta columnas o caballos de Troya que operarían y operan internamente. Continuábamos diciendo que debemos elevar la conciencia histórica y recordar las tácticas imperialistas utilizadas tradicionalmente en otras regiones y países. Se basa en la debilidad humana para corromper los movimientos revolucionarios. Emplean la burocracia, el dinero, la droga, el licor y lindas mujeres para lograr tal propósito. Licor, dinero y amor como dicen comúnmente para simplificar. A quién no le gusta estos placeres. Tiene que ser una persona incorruptible de muy arraigados principios revolucionarios. Esta misma táctica la utilizó el Imperialismo Yanqui en Nicaragua; una revolución armada triunfante que se corrompió en el poder, se burocratizó, se dividió y acabó con esa revolución. Lo mismo ocurrió en Rusia y otras ex -repúblicas socialistas.

Es como el demonio decíamos, la tentación capitalista. Personas que nunca han tenido nada o muy poco y llegan al poder, hay un viejo adagio popular que dice “El poder corrompe”.

En la época de la Independencia se vivió una situación similar. “La primera lanza de Venezuela”, el General Páez, hombre de origen humilde y prócer de la independencia, se burocratizó, se corrompió y cayó en manos de la oligarquía.

Debemos seguir el ejemplo de los incorruptibles históricos: Jesús, a quien el demonio le ofreció las más grandes riquezas del mundo con tal de traicionar a Dios y no sucumbió a la tentación. Simón Bolívar, sacrificó su vida y todas sus riquezas en aras de la independencia. El Che Guevara, guerrillero heroico que reunía como revolucionario las virtudes que pueden definirse como la más cabal expresión de las virtudes de un revolucionario, hombre íntegro a carta cabal, hombre de honradez suprema, de sinceridad absoluta, que lo sacrificó todo, hasta su vida en pro de la independencia de todos los pueblos del mundo. Fue un verdadero modelo de revolucionario.

Hay que elevar la conciencia política decía, para no agudizar las contradicciones internas, que afloraron por la designación de los candidatos a la Asamblea Nacional, hoy para delegados del partido y otros cargos en el futuro.

Dios habla por las matemáticas dijo alguien una vez. Los resultados electorales nos dirán; si se acató o no la línea partidista.

Es difícil hacer una revolución con abundante dinero. Chávez repitió varias veces: “Hay personas que han sido elegidas para ciertos cargos y luego se vuelven locas, pareciera que hubieran agarrado a Dios por la barba”. La revolución necesita de todo el mundo, pero hay que tener mucha paciencia. Bolívar decía “paciencia y más paciencia, constancia y más constancia, trabajo y más trabajo”.

En los comicios electorales, el pueblo habla y estamos obligados a escucharlo. Es perentorio corregir las fallas y errores cometidos, no es necesario ser sectario y dogmático para darnos cuenta de la realidad, de lo que está sucediendo: la inseguridad, el desabastecimiento y acaparamiento de productos alimenticios, la falta de gas, la corrupción, la burocracia, la inflación, la falta de justicia, etc. La incapacidad de algunos funcionarios: ministros, gobernadores, alcaldes, parlamentarios, que fueron escogidos por el dedazo, incluyendo al dedazo de Chávez, se convirtieron como dijera una vez el mismo presidente en verdaderos bacalaos. Se han tomado algunas medidas, y el Presidente Maduro las ha tomado también pero no son suficientes.

Para las próximas elecciones, los funcionarios que traicionaron las aspiraciones e intereses del pueblo deben ser removidos de sus cargos mediante el voto popular; quien no es capaz siquiera para recoger la basura de una ciudad, no merece la confianza del soberano.


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Raúl Ramirez

Abogado, profesor y escritor. Ex-guerrillero.

 rauljoseramirez@hotmail.com

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