Asimetría de la explotación comercial

El comerciante burgués gana cuando compra y también lo hace cuando vende, acaso, ¿querrá decir eso que este tipo de capitalista es el auténtico explotador del sistema burgués?

Veamos: El caso es que cualquier transacción de compra que realiza el comerciante representa para él una oportunidad de ganar con determinado margen. Obsérvese que todo productor de mercancías comienza sus operaciones con compras de los medios de producción y de la mano de obra correspondiente; tales compras se hallan estimuladas por la posible obtención de una ganancia.

En general, el comerciante suele comprar bien barato, al punto de que su proveedor termina haciéndole descuentos y ve reducido su propio margen de ganancia  porque su proceso productivo, como fabricante[1],  tiene rígidos términos inelásticos de rotación para su capital, y porque la plusvalía creada en los centros fabriles  es la fuente de todas las ganancias de fabricantes, intermediarios, terratenientes y banqueros[2]. Es que sin ese reparto entre fabricantes, intermediarios, banqueros y terratenientes no se podría tener una idea clara del origen de todas esas rentas.

 Digamos que es mínima la ganancia del fabricante[3] ya que, según la versión científica o marxiana, de todas maneras el fabricante se ve obligado a ceder parte de la plusvalía entre el  resto de los fabricantes de todos los ramos y tipos de bienes cuando se van formando los precios de producción (véase http://www.aporrea.org/actualidad/a37856.html ).

 En el caso del comerciante en mercancías corrientes o en dinero (banca en general), la reducción o descuento del precio de producción que le concede el fabricante al intermediario y la tasa de interés pasiva concedida al ahorrista,  ocurren  bajo la consideración de que el margen interno de cada vendedor, sea éste fabricante o financista,  es considerable y permite dicho descuento, al punto de que el intermediario mayor también comparta su propio margen entre los restantes eslabones de  la cadena de distribución.

Provistos los inventarios de los comerciantes, estos se limitan a espera que el cliente “pase adelante” sin importar el tiempo de espera. Esta espera está basada en que las mercancías son producidas como valores de uso y estos, más tarde o más temprano, serán demandados. De aquí derivan los famosos puntos estratégicos de venta, los centros comerciales, los conglomerados en determinadas zonas, etc.

Las mercancías perecederas ya no son un problema con las modernas técnicas de conservación, las mercancías estacionales, si no se venden en el año en curso, se venderán en la estación del año entrante, y cuando haya tendencias alcistas de los precios, entonces los precios de algunas mercancías de primera son usadas como marcadores de precios para el resto de las mercancías, con inclusión de las de modas anteriores o las de calidades inferiores o sucedáneas.

Los comerciantes, por último, pueden cambiar de rubro o vender otros tipos de valores de uso y conservar sus instalaciones y demás medios de comercialización, sin importarles para nada la estabilidad de sus viejos proveedores, mismos que no cuentan con semejante alternativa al caerle sus ventas.

 14/02/2015 01:12:28 p.m.


[1] En el caso de los trabajadores, estos vendedores de fuerza de trabajo  se ven obligados a aceptar cualquier monto salarial, así de inelástica es su demanda de salarios para su sobrevivencia.

[2] Véase. Karl Marx, El Capital, Libro Tercero, en varios lugares.

[3] Mínimos son también todos los salarios cuyos montos son usualmente escamoteados de mil maneras, una cuyas formas es el  del cálculo inexacto del salario diario a los efectos de reconocer las sobrepagas por horas especiales de trabajo, como las nocturnas y de los días de asueto y feriado. Véase: http://www.aporrea.org/actualidad/a85543.html



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Manuel C. Martínez


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