En días pasados fui a recoger una obra que tendría más de dos años en la tienda del Mausoleo del Libertador, la que perdió mucha calidad por haber sido expuesta mucho tiempo al sol. Me sorprendió ver lo empobrecida que está la tienda, camino a simplemente desaparecer. Creo que la desarticulación, amén de otras pobrezas, tiene esclerosada la funcionalidad de la proyección cultural, a mi modo de ver, lo que más tiene empantanada la acción gubernamental; “Revolución es cultura” es uno de los slogans más risibles, si no el que más que ¿ostenta? este proceso, o por lo menos, partiendo desde su predicado “cultura”•y que, a mi modo de ver, si no aprovecha esa faceta coyuntural del sujeto, ese amanecer, o mejor, la salida del túnel cuarto republicano no se obtendrá jamás. A menos que se tenga otra óptica del túnel mismo y se lo confunda con un boulevard para ¿aletargar? más los cambios, o existan otros pasos laberínticos para llegar a ese fin: Para no extenderme, paso a visualizar la situación con el ejemplo de la tienda mencionada.
Teniendo en cuenta que se trata del mausoleo de, quizá el actor político, visionario y militar más importante de este continente, el acopio que sobre él hay recogido, es sin dudas, tan enorme que la tienda no se daría abasto de lo que pudiera ofrecer, y si, aunamos lo que se pudiera concatenar con el cafetín, la programación para utilizar el espacio exterior, (recitales poéticos, musicales, teatro, charlas, coloquios, talleres, etc.), nos daría pena la cantidad de etcéteras que allí se darían vida. Vender películas cónsonas de La Villa del Cine, de la Cinemateca, internacionales; libros a más no poder de las tantas colecciones que se ha tenido a bien publicar de nuestras fecundas editoriales o extra nacionales, literatura y promoción de nuestros parques nacionales, agendas, tarjetas, cds, juguetes, serigrafías, suvenires, obras del Banco Central, cartografía nacional, de la Asamblea, Poder Judicial y otras instituciones, promoción de los parques nacionales, enseres de nuestras etnias aborígenes; tiendas con su propia programación; el accionar de Venezuela en la búsqueda de la integración (Cardiológico infantil, Misión Milagro), no incluyo aquí las articulaciones con embajadas de los países bolivarianos… de ello mejor ni hablemos.
Ampliando, para continuar con el mismo cariz, tenemos como para desarrollar otras tiendas a nivel nacional, afincándonos en valores humanos cuyo accionar libertador fue mucho más allá de lo nacional, y de otros tantos tan desconocidos, abruma la cantidad, de otras latitudes que ofrendaron su vida mucho más allá de la guerra de emancipación, como Daniel Florencio O’Leary, Trinidad Morán, José de Austria, por lo que podríamos abrir tiendas en Cumaná, La Asunción, Bogotá, Lima, Quito, Pamplona (José Antonio Anzoátegui); tiendas dedicadas a guerreros precursores, en Los Teques, en Coro; en las capitales de los Llanos, tiendas a nuestros valiosos lanceros e infantes: Ramón Escobar, José de La Cruz Paredes, hermanos Buroz, hermanos Farfán, los Monagas, José Manrique, Manuel Valdez. Sitios cargados de ejemplo inolvidable de valor como La Casa Fuerte. Para colmo muchos de nuestros nombres próceres ni siquiera nos pertenecen, son extra nacionales hablo de Sucre, Miranda… Tiendas en París, Madrid, Londres. Por supuesto, es obvio que hablamos de otro cariz de tiendas.
En fin, volviendo al principio, no hay razón para que nuestro gran hombre se le tenga un espacio tan empobrecido, que habla muy mal del tratamiento que sobre él se pretende poseer, o de la pésima articulación que adolece nuestra institución cultural. Hace un buen tiempo comentaba sobre el metro caraqueño, que bien podría ser un portavoz de las actividades culturales de la capital, o consejos que se podrían ofrecer a los usuarios sobre temas necesarios. He visto en algunos vagones consejos de Agro Venezuela, excelentes: eso es cultura para salir del túnel; pero lo mismo pudiese ocurrir con programaciones, noticias culturales, no sólo haciendo un boom con algún sobresaliente (Reverón)… que por cierto no he visto nada dedicado a Rengifo, a quien le toca su dedicación este año; parece que el problema está precisamente en eso: Articulación. ¿O Creatividad?