Los medios televisivos y radioeléctricos nos informaron este último fin de semana acerca de un suceso que se ha repetido ene veces en los últimos tiempos, diríamos -si la memoria no nos falla- desde hace, al menos, casi un año, que la policía colombiana decomisó cerca de dos mil quientos millones de bolívares en billetes de cien y quien los transportaba no pudo demostrarle a las autoridades la licitud del origen de esa abultada suma de dinero. Del lado nuestro ha ocurrido lo mismo, la Guardia Nacional y autoridades aduaneras han reportado decomisos equivalentes por cientos, quizás en sumas también grandes, pero nunca iguales a ésta última.
Efectivamente, que este tipo de noticias nos llegan casi todas las semanas, lo cual nos pone a pensar cómo será la enorme cantidad de billetes de nuestro mayor signo monetario que sale de nuestras fronteras para potenciar cada día más y más el contrabando de extracción que tanto daño le hace a nuestra economía… (?)
En tanto el Banco de la República del vecino país, equivalente a nuestro BCV, fija el Bolívar en un promedio intermensual de 210 pesos colombianos*, en la frontera pagan por cada billete de cien bolívares 140 pesos, es decir nos reconocen sólo 40 pesos adicionales, ganancia ésta del 40% obviamente mucho menor, pero que -en todo caso- impensable lograrla en una economía racional y menos en un santiamén, con el único esfuerzo de recorrer unos pocos kilómetros y que se produce, repetimos, de forma inmediata, pues el cambista cucuteño, para ubicarnos de ese lado fronterizo, pues ello sucede igualmente en el Zulia y Apure, tramita ante nuestros propios ojos la respectiva transferencia bancaria a la cuenta que le indiquemos, devolviéndonos así los cien bolívares, más el pago de los 40 bolívares por cada billete, pero es que el cuantioso beneficio lo obtiene luego la mafia que está detrás del cambista en menos de una o dos semanas con los billetes de cien bolívares constantes y sonantes que nosotros le entregamos, los cuales se los utiliza para que las bandas bien organizadas de bachaqueros que tienen activadas a su servicio y bajo la vigilancia de las Bacrim (sucesores de los paramilitares dizque desmovilizados), pasen a nuestro país a comprar todo tipo de productos y bienes esenciales (hasta electrodomésticos), cuyos precios son irrisorios comparados a los que tienen en Colombia, por lo que al llevarlos a ese país, logran ganancias que superan, según información oficiosa que hemos recibido, de hasta más del 2.000%.
Pero es que además de ese enorme daño que se le hace a nuestro pueblo con la extracción de alimentos y bienes en un escandaloso volumen que sobrepasa el 30% de su stock anual, necesario para su vida sin tropiezos, ese tipo de cambio lo utiliza la canalla opositora que viene desestabilizando el país de manera incansable y con mucha mayor intensidad desde el fallecimiento de Hugo Chávez, para fijar el fulano dólar today, el cual no tiene ningún sustento económico real alguno conforme a las variables mcro económicas objetivas tanto de Venezuela, como de Colombia.
No obstante esa realidad, el cambio del Bolívar a casi la mitad de su valor, según el Banco de la República, les permite a las casas de cambio colombianas "producir" ese dólar today sin mayores obstáculos y que, lamentablemente, no ha podido ser combatido por nuestras autoridades monetarias y que más allá de que pudiera ser cierta la afirmación de esas autoridades de que ese dólar tramposo sólo atiende un porcentaje mínimo de los demandantes de dólares en el país, desde una realidad muy concreta que vemos el día a día los venezolanos cuando entramos a un supermercado a comprar los alimentos y otros bienes, que no hay semana que dejen de subir hasta más allá del 50% y eso sucede, sin la menor duda, porque la generalidad de los comerciantes del país, sin ton ni son, resolvieron ofrecer a la venta todo sus stock de bienes, incluyendo hasta los que se producen en el país, sobre la base de ese cambio criminal del llamado, también, dólar paralelo.
El país vecino, al parecer, dentro del objetivo -entendemos- de intentar frenar ese contrabando que también le hace muchísimo daño a cientos de miles de comerciantes e industriales colombianos, pues sus negocios y fábricas lejos de ser beneficiados con ello, los ha llevado, en multitud de casos, a la quiebra, generándose así un desempleo muy elevado en la Colombia adosada a nuestras fronteras, ha dictado una ley que pena con duras sanciones el contrabando.
Ha habido protestas multitudinarias por ello, pues alegan los manifestantes que ese negocio del contrabando a que se dedican no le hace daño a nadie y que sólo buscan una manera de sostener sus familias, pues resaltan que el desempleo estructural en su país es terrible y ello los obliga inventarse cada día una nueva fórmula para no morirse de hambre (argumento para tontos, pues el contrabando es ilegal y, además, condenable en cualquier lugar del mundo).
De manera que hay que esperar qué sucederá con esa nueva ley colombiana, pero a la par nuestras autoridades deberían propiciar con la mayor urgencia una reunión con sus iguales del vecino país para buscarle solución a una problemática que, como vemos, más nos afecta a los venezolanos.
Quizás la vía pudiera ser la creación de zonas económicas especiales, con normas que apunten a impedir que esa relación fronteriza que se mantendrá por siempre, sea interferida por prácticas económicas y sociales nocivas y degradantes para ambos países.
Pero queda en el aire esta lógica pregunta a partir del título de la nota: ¿La banca privada que actúa como intermediaria del SSO para el pago de las pensiones estará actuando como cómplice de ese desaguadero de billetes de cien para potenciar al máximo el contrabando hacia Colombia, cuando nos paga a los viejitos sus pensiones con billetes de muy baja denominación?
Aclaramos que nuestra pensión de vejez la cobramos en una entidad privada y no nos fue posible averiguar si en la banca estatal está sucediendo lo mismo.
Cerramos esta nota pidiendo el favor a quien maneje con mayor propiedad este tema, que nos ayude a que se conozca en toda su dimensión con todo lujo de detalles y precisión, pues eso contribuye, sin la menor duda, a que su desmontaje se logre en el más corto plazo.
(*) Conversión del día para países vecinos | Banco de la ...